Paleta de lenguajes arteterapéuticos

Selma Ciorna*

María Cristina Ruiz**

Este texto fue publicado originalmente en el Wiley Handbook of Art Therapy (2016), en el capítulo “Latin American Art Therapy: Collective Dreams and Horizons of Hope”. Las autoras agradecen a esta casa editorial su autorización para publicar la presente versión en español. Cualquier mención o citación de este texto necesita referirse al original en inglés.

El panorama de la práctica actual y el campo de la terapia del arte en América Latina está atravesado por las condiciones históricas, económicas, culturales y sociales en las que la profesión se ha desarrollado en la región. Esto es evidente en las respuestas de los arteterapeutas de Argentina, Uruguay, Brasil, Chile, Perú, Colombia y El Salvador, que respondieron a un cuestionario común para documentar este capítulo.1 Es decir, todas las referencias citadas corresponden a comunicaciones personales.2 La información de estas entrevistas se ha organizado en cuatro partes: primero, una visión general de las tendencias comunes en la historia de América Latina y el lugar socioeconómico en el mundo global, que muestra las condiciones prevalentes que dan coherencia al trabajo de los arteterapeutas en esta región; segundo, una descripción de la influencia de pioneros, que ha generado algunos programas de formación; tercero, un debate sobre las principales tendencias actuales de la práctica; y por último, una reflexión sobre nuestros horizontes de acción actuales.

Contexto sociopolítico de América Latina

Los años 60 y 70 se caracterizaron por dictaduras en Latinoamérica, respaldadas y estimuladas por el gobierno de los Estados Unidos. El fantasma de la guerra fría convirtió en peligrosas “amenazas” a intelectuales y activistas sociales con aspiraciones democráticas, como algunos artistas que buscaban el cambio social para transformar las principales desigualdades que caracterizaban a estos países. A menudo estas personas fueron etiquetadas como comunistas peligrosos y se utilizó la tortura y el encarcelamiento masivo, lo que provocó la censura y una total falta de libertad.

En los años siguientes, los países de América Latina han vivido con el impacto contradictorio, y a veces doloroso, de convertirse en “modernos” a través de estándares establecidos que no siempre satisfacen las necesidades de las poblaciones locales. Por lo tanto, las guerras internas, las dictaduras y otras condiciones opresivas causaron que grandes segmentos de la población en nuestros países vivieran en condiciones de pobreza, marginación e inequidad extremadamente duras.

A pesar de estas condiciones, los movimientos de base fomentados por la teología de la liberación y el activismo social crecieron en toda la región. Tal activismo estaba enraizado en las artes expresivas y comunicativas, creando caminos para la esperanza, la solidaridad y las condiciones para un medio digno de ganarse la vida. Tales influencias importantes incluyeron a Paulo Freire y Augusto Boal, que fueron «señales para el camino» en la creación de una sociedad con justicia social y reconocimiento de los oprimidos (Boal, 1993; Freire, Ramos y Macedo, 2000). Músicos, poetas, actores de teatro y creadores de bellas artes que desafiaron el sistema opresivo desarrollaron otras iniciativas de activismo social. A través de tales intervenciones basadas en el arte, la protesta y la participación de las bases, guiaron a otros a elevar la conciencia y el coraje de las personas para actuar en defensa de una sociedad más justa. Estos ideales y preocupaciones se convirtieron en la base de la arteterapia latinoamericana.

Como lo expresó Martín Zavala, es crucial considerarla importancia de las artes como una respuesta también política a las situaciones de marginalización e injusticia que el sistema de vida actual impone” (Zavala, comunicación personal, 2012).

Más tarde, frente a las luchas de grupos vulnerables de personas, se hizo evidente que la terapia a través de la arte ofrece muchas vías para la acción. Hoy en día, en estos países, el enfoque del arteterapia en los problemas psicosociales es evidente. Los arteterapeutas trabajan en clínicas, instituciones y todo tipo de programas sociales y de salud, ya sea con poblaciones diagnosticadas con patologías o con quienes necesitan apoyo individual y comunitario para desarrollar las capacidades para enfrentar y responder ante las duras condiciones que enfrentan.

Primeros encuentros y pioneros del arteterapia latinoamericana: de las clínicas psiquiátricas a las escuelas de capacitación

Al igual que en los Estados Unidos, la inmigración de refugiados de la Segunda Guerra Mundial afectó el desarrollo temprano de las intervenciones basadas en el arte en entornos clínicos. Los países del sur, como Argentina, Chile y Brasil, desarrollaron el arteterapia antes que otros países latinoamericanos. Las experiencias en hospitales psiquiátricos ocurrieron alrededor de los años 40 y 50 debido a la diseminación de enfoques psicoanalíticos y junguianos, traídos por refugiados de la Segunda Guerra Mundial, o por aquellos que viajaron e interactuaron con quienes emplearon estos enfoques.

Por ejemplo, Hanna Yaxa Kwiatowska, una pionera de la arteterapia familiar, en ese momento escultora, vivió en Brasil durante un tiempo como refugiada. Luego se mudó a los Estados Unidos, donde se formó como arteterapeuta, y regresó a Brasil en la década de 1960 para impartir cursos y talleres en esta especialidad. Está claro que ella fue la que realmente plantó la primera semilla del arteterapia en Brasil. Maria Margarida de Carvalho, psicóloga y profesora, asistió a uno de estos cursos y fue probablemente la primera psicoterapeuta brasileña que utilizó recursos de arteterapia de forma explícita.

Ya desde 1923, Osório César estudió las expresiones artísticas de pacientes en el Hospital Psiquiátrico de Juqueri, en São Paulo, Brasil. Mantuvo comunicación epistolar con Freud, organizó varias exposiciones y publicó varios libros.

Más tarde, en 1946, Nise da Silveira desarrolló una obra similar en el Hospital Psiquiátrico de Engenho de Dentro, Río de Janeiro, utilizando el arte como tratamiento para pacientes psiquiátricos en lugar de los choques eléctricos. Ella misma creó el Museo del Inconsciente en 1952, una colección de obras de arte de pacientes, centrada en los arquetipos junguianos. Da Silveira luego visitó a Carl Jung y le mostró el trabajo que estaba desarrollando. Ella publicó un libro que sigue siendo esencial en el enfoque jungiano del arteterapia.

La historia del arteterapia en Argentina estuvo claramente influenciada por los primeros desarrollos psicoanalíticos. En 1943, la Asociación Argentina de Psicoanálisis se creó con la ayuda de la pionera Matilde Ravscovski, que también se formó como artista e integró el arte en su trabajo con niños. Arminda Aberastury y su esposo, Enrique Pichon-Rivière, defendieron el enfoque kleiniano de la psicoterapia infantil.

En otros países, como Salvador, Colombia, Perú y Uruguay, hubo un número creciente de arteterapeutas que se habían formado en el extranjero desde la década de 1970, estudiando los enfoques psicoanalítico, junguiano, gestalt, humanista, sistémico y transpersonal. Actualmente, también algunos arteterapeutas extranjeros han visitado y presentado su experiencia en estos países latinoamericanos, incluyendo a Judith Rubin, Bobby Stoll, Frances Anderson y Michael Franklin.

En Brasil, Argentina y Chile, algunas de las iniciativas antes mencionadas en el ámbito psiquiátrico permitieron la investigación y la capacitación in situ necesaria para crear programas formales de capacitación. Aún así, los arteterapeutas que se formaron en los Estados Unidos, Israel, Suiza y España comenzaron otros programas entre finales de los años 80 y principios de los años 2000.

Argentina

Un antecedente relevante en Argentina es la creación de la Carrera de Musicoterapia en el año 1968, primer trayecto de formación profesional emparentada directamente con el arteterapia, importante en la construcción de conciencia acerca del poder sanador de las artes. En este país, las experiencias arteterapéuticas han estado originalmente más influenciadas por las líneas psicoanalíticas, agregándose luego líneas gestálticas, psicodramáticas y junguianas (encuesta escrita por Alejandro Reisin, 2012).

En 1995, la Escuela Superior de Bellas Artes “Ernesto de la Cárcova” comenzó un seminario de arteterapia. Mientras estaban en esta clase, los estudiantes de posgrado trabajaron en el programa de día del Hospital Psiquiátrico para Mujeres, seguido de una serie de seminarios sobre arteterapia. Esto finalmente llevó a la creación de un programa de Posgrado en Arteterapia en Buenos Aires, en el entonces llamado Instituto Universitario Nacional del Arte (IUNA).3 Este programa, coordinado por Adriana Farías, una psicopedagoga, que también tenía un título en arte, y Marcelo Magnasco, un psicólogo, fue el primer programa latinoamericano de posgrado otorgado en español en una universidad. El programa fue aprobado oficialmente en 2000 y se asoció con diversos hospitales psiquiátricos, escuelas, instituciones geriátricas, cárceles de mujeres y otras organizaciones gubernamentales para servicios de salud y educación; ya se han graduado más de 200 profesionales Frances Anderson, maestra invitada, fue un contribuyente importante para su desarrollo (extractado de encuesta escrita por Adriana Farías y Marcelo Magnasco, 2014).

En el año 1996, también en Buenos Aires, se crea la Primera Escuela Argentina de Arteterapia, fundada y coordinada por Alejandro Reisin y Alicia Boljat, ambos psicólogos y artistas que ofrecen entrenamiento multimodal desde una orientación humanística. Enfatizan la promoción de la salud con una mirada clínica en contextos clínicos, educacionales y comunitarios, y cuenta con un plantel de profesores con diferentes especialidades (extractado de encuesta escrita por Alejandro Reisin, 2012).

Últimamente, otros institutos ofrecieron capacitaciones más cortas, como la Asociación de Psiquiatras Argentinos, que promueve paneles, foros y capacitación.

Otras instituciones argentinas también ofrecen cursos más cortos, como el Espacio Interamericano de Arteterapia y Musicoterapia en Buenos Aires, coordinado por Héctor Fiorini y Estela Garber. En los últimos diez años se han abierto dos nuevos espacios en Córdoba: Arteterapia Córdoba, coordinado por Verónica Corna y Lía Ana Romero, y Chez Nous, coordinado por Javier Larrecochea y Viviana Ripol. Ambos ofrecen seminarios, cursos introductorios y talleres.

Chile

La terapia del arte surgió en Chile en la década de 1950 cuando la psiquiatría y la salud mental se estaban incorporando a las instituciones generales de salud y las psicoterapias psicodinámicas eran comunes. En 1955, Mimi Marinovic, considerada la pionera del arteterapia en Chile, comenzó a trabajar en el Servicio de Medicina Psicosomática y Psiquiatría Social, en el Hospital del Salvador en Santiago, cuando este hospital estaba recién fundado. Por medio de Marinovic, las iniciativas, los principios y las técnicas del arteterapia se aplicaron a una amplia gama de personas mediante sesiones individuales y grupales. Este trabajo también se aplicó a nivel comunitario y se enseñó a estudiantes de la Universidad de Chile. Asimismo, llevó a cabo actividades terapéuticas a través de la música, las artes escénicas y el psicodrama. Esta alianza de artes con una visión antropológica de la medicina significó poner en acción terapias artísticas a través de procesos creativos, interpretativos y receptivos en la prevención, tratamiento, rehabilitación y recuperación de la salud.

En 1957, fue invitada a iniciar el curso de Psicología del Arte en la Universidad Católica de Chile. Este trabajo continuó de forma ininterrumpida hasta 1980, cuando tuvo que abandonar el hospital y las universidades debido a la situación política de su país. Lamentablemente, este proyecto se vio interrumpido en 1980 por los cambios producidos por la dictadura militar. La American Art Therapy Association le otorgó el estatus de miembro profesional en 1983. En la actualidad es vicepresidenta de la Société Internationale de Psychopathologie de l’Expression et d’Art Thérapie.

Cuando Marinovic finalmente regresó a la vida académica en la Universidad de Chile, fundó el primer programa de Posgrado en Terapias Artísticas, en 1999. (tomado de la encuesta escrita de Marinovic, 2011). La coordinación del programa pasó a Pamela Reyes en 2004, psicóloga y arteterapeuta que se formó en el programa de Maestría en Arteterapia de la Universidad de Barcelona, España.

Desde 2007, Chile ha ofrecido educación continua y programas graduados que examinaron el arteterapia a través de un alcance más amplio, que incluye arteterapia expresiva e intervenciones de arte basadas en el cuerpo. Daniela Gloger y Eduardo Torres comenzaron un Magíster en Arteterapia en la Universidad del Desarrollo, Facultad de Arte y Arquitectura, Escuela de Postgrado e Investigación de Psicología y Centro de Arteterapia Espaciocrea (extracto tomado de la encuesta escrita de Eduardo Torres, 2012). Estos dos programas incluyeron profesores visitantes del exterior y, recientemente, acuerdos de colaboración entre universidades locales y universidades de otros países.

La formación en la Universidad de Chile enfatizó la investigación en terapia artística, en especial las preocupaciones con la relación entre el arte, la salud y la comunidad.

Otros programas universitarios de posgrado, el reciente Master en la Universidad del Desarrollo, son de orientación psicodinámica. También encontramos diplomados universitarios en terapias expresivas, de orientación junguiana, en la Universidad Católica. De esta misma orientación es el Postítulo en Terapias Expresivas de la Universidad Adolfo Ibáñez; este último restringe la formación a psicólogos y psiquiatras. Se encuentran diplomados en terapia corporal y artística de orientación humanista, en la Universidad Andrés Bello. Pero se puede decir que hay un peso de las formaciones hacia la orientación psicodinámica en nuestro país (tomado de la encuesta escrita de Pamela Reyes, 2012).

Sin embargo, como en toda América Latina, todavía hay preocupación por el reconocimiento del arteterapia como una profesión en Chile:

Dado su reconocimiento nacional de la Universidad de Chile como universidad pública y por su excelencia académica, hay reconocimiento de la especialización profesional en el país. Sin embargo, a pesar de que existe una consideración de los aportes del arteterapia a campos de la salud, comunidad y educación, es muy difícil encontrar plazas de trabajo específicas para arteterapeutas. La Asociación Chilena de Arteterapia, fundada el año 2006, tiene hechos esfuerzos en este sentido, especialmente frente al Ministerio de la Salud. Un asunto importante a considerar y que limita su accionar es que Chile es un país que por la herencia de la dictadura reconoce muy poco la influencia política de las asociaciones profesionales. En este sentido, esta Asociación tiene más una influencia en la difusión del arteterapia que en un reconocimiento legal de la profesión (extracto tomado de la encuesta escrita por Pamela Reyes, 2012).

Brasil

Maria Margarida de Carvalho y Joya Eliezer ofrecieron cursos cortos, introductorios y de extensión en la década de 1970, en São Paulo, Brasil. Pero no fue hasta la década de 1980 que los programas de capacitación realmente se desarrollaron. La Clínica Pomar ofreció uno de los dos programas de entrenamiento iniciales. Desde 1982, la psicóloga junguiana Ângela Philippini abrió un grupo de estudio que años más tarde se convirtió en un programa de entrenamiento. Philippini tuvo contacto con Nise da Silveira y formó parte de un grupo que invitó a Diane Rode y Bobby Stoll a Río de Janeiro para brindar capacitación. Posteriormente, Philippini estudió en París con Jackes Klein y su equipo en INECAT (Instituto Nacional de Expressión, Creación y Arte Terapia), y completó una maestría en Barcelona. Ella también creó nuevos grupos en Minas Gerais, Recife y Goiânia.

El otro programa brasileño inicial de entrenamiento en arteterapia se llevó a cabo en el Instituto Sedes Sapientiae en São Paulo. Fue fundado en 1989 por la psicóloga y terapeuta gestalt Selma Ciornai, que estudió arteterapia en Israel a principios de la década de 1970 con Peretz Hesse y, más tarde, con arteterapeutas en los Estados Unidos, como Janie Rhyne, Vija Lusebrink y Cay Drachnik. Recibió su MA en Arteterapia a través de la Universidad Estatal de California y se convirtió en miembro acreditado de la American Art Therapy Association. Al regresar a Brasil en 1984 dirigió talleres, grupos de estudio y cursos introductorios en Río de Janeiro y São Paulo. El curso de extensión que ella creó en Sedes se convirtió en un programa de capacitación en 1989. Más tarde, se inició una sucursal en Porto Alegre.

Durante casi dos décadas, São Paulo y Río de Janeiro fueron los únicos estados que ofrecieron capacitación en arteterapia. Sin embargo, de 1986 a 1990, Marise Zimmerman dirigió un grupo de estudio de arteterapia en Porto Alegre, al sur de Brasil, con profesionales que trabajaron con ella en una clínica psiquiátrica. Desde entonces, han comenzado nuevos programas de capacitación en estas y otras ciudades de Brasil a fines de la década de 1990 y principios de la de 2000.

Un grupo de profesores de arteterapia de varias ciudades se convirtieron en referencias importantes en Brasil. Esta generación pionera alberga principalmente enfoques junguianos, gestalt, transpersonales y sistémicos. Estos profesionales constituyen hoy día un grupo muy grande, difícil de mencionar en forma individual. Ellos asistieron a congresos nacionales e internacionales, fundando UBAAT en 2006, una liga hoy en día de 12 asociaciones regionales de arteterapia. “Hoy hay más o menos 120 programas de capacitación en todo Brasil, conectados con los criterios de la UBAAT” (Angelica Shigihara, comunicación personal, 2014).

Perú

En 1996, un equipo dirigido por José Bárcenas, un psicólogo y músico, formó el Centro para el Desarrollo de las Terapias de Arte en Perú y comenzó su trabajo mostrando un gran corpus de arte producido por pacientes del Hospital Psiquiátrico “Víctor Larco Herrera”. En 2001, este equipo comenzó un programa en arteterapia de larga duración con la Universidad Mayor de San Marcos y, desde 2004, con la Universidad de Mujeres del Sagrado Corazón.

En 2004, Martín Zavala formó la Arteterapias Expresivas (TAE) y comenzó a trabajar con la metodología intermodal de arteterapias expresivas, en asociación con la European Graduate School en Suiza, y con el apoyo de varios educadores, entre ellos Paolo Knill, Steve y Ellen Levine. Su intención era integrar el valor del conocimiento ancestral y el poder sanador de las artes tradicionales peruanas y latinoamericanas con el arteterapia.

Colombia

Sasana Colombia, una organización de orientación transpersonal, integró un pequeño taller en su formación sobre arteterapia con enfoque contemplativo en el año 2001. En 2003, se estableció un programa de alrededor de 150 horas, orientado a enseñar cómo abordar la relación arteterapeuta-cliente. Andree Salom y María Cristina Ruiz, alumnas del Instituto Pratt y la Universidad Naropa, respectivamente, enseñaron para el programa inicial. AR.TE, la Asociación Colombiana de Arteterapia, fundada en 2009,4 ofrece conferencias bimensuales en una Galería de Arte en Bogotá y tiene una exposición de arteterapia cada año. Los arteterapeutas de AR.TE en Bogotá trabajan en la práctica privada, apoyan el desarrollo del arte en las escuelas y trabajan con niños en SANAR y otras instituciones médicas; un grupo central de la asociación proporciona supervisión por pares. Sin embargo, todavía no hay una formación universitaria formal, y solo hay algunos cursos disponibles.

También hay iniciativas en Medellín, dirigidas por Luces Montoya y otros artistas, psicólogos, antropólogos, terapeutas ocupacionales y expertos en comunicación que están interesados ​​en la conexión entre las artes y la curación y el impacto psicosocial de las prácticas artísticas. Entre estos artistas se encuentra Carlos Gutiérrez, que trabajó en una comunidad terapéutica que apoya a las personas que enfrentan el abuso de sustancias. En su trabajo integra artes dramáticas, el teatro de títeres, el diseño de vestuario y performance como una vía de expresión, y ha sido presentado en varias conferencias de arteterapia en América Latina.

El Salvador

Ruth Guttfreund ha sido un miembro activo de la naciente red de arteterapia en El Salvador. Después de entrenar en la Universidad de Hertfordshire, Inglaterra, estableció su práctica en El Salvador en 2002.

En El Salvador el arteterapia no se reconoce todavía como profesión, aun cuando hay entidades del gobierno que han requerido mis servicios para intervenir en crisis en proyectos de respuesta a los desastres naturales, la prevención de la violencia, y en un seminario de formación para profesionales de la salud que trabajan en el sector público con el Programa de Salud Mental del Ministerio de Salud. Vivimos una realidad bastante difícil, que comprende pobreza, violencia, delincuencia, violencia doméstica y actividad de pandillas. En una intervención en desastres naturales, por ejemplo, tuvimos que improvisar y ver dónde nuestros clientes podían sentarse y pintar… Sin saber de antemano si la próxima semana la misma gente vendrá, o han sido trasladados de lugar. Muchas de las situaciones de emergencia exigen flexibilidad, y una entrega en el aquí y el ahora mucho más intensa que la de una sesión dada usualmente en un taller o estudio de arteterapia en circunstancias normales. Pude ser que solo se tenga un día para tocar el alma de nuestro cliente, darle alguna esperanza, espacio para expresarse y contener su inimaginable dolor… ¿Es esto posible? Sí, no me lo enseñaron durante mi formación, pero lo he experimentado, y sé que es posible (extraído de la entrevista escrita por Ruth Guttfreund, 2012).

Uruguay

Si bien el arteterapia aún no se ha desarrollado como un área de estudio independiente, la psicóloga junguiana Ana Carolina Berta Hérnandez ha comenzado a ofrecer grupos de estudio y un programa de capacitación en Montevideo.

Los profesionales de la salud mental que trabajan con arte están mayormente entrenados en solo la psicoterapia verbal. La imagen es vista generalmente como un camino para clarificar, subrayar o ampliar lo que las palabras dicen, y que necesita una elaboración más allá de las palabras. Este estado de cosas por supuesto tiene que ver con el impacto de una larga tradición donde el psicoanálisis clásico -y su énfasis en la elaboración secundaria- juegan un papel importante. He sido testigo de un cambio en este paradigma en los últimos años, gracias al creciente impacto del análisis Jungiano y la terapia Gestalt. En Uruguay, ambos tipos de psicoterapeutas todavía trabajan -casi siempre- con el arte como terapia, todavía no como psicoterapia, sino con una comprensión acerca del valor de la imagen per se que no está presente en otros modelos antropológicos (tomado de la entrevista escrita de Ana Carolina B. Hernández, 2012).

Tendencias comunes, problemas y desarrollos

En resumen, varios de estos países han desarrollado alianzas y conocimientos para apoyar prácticas y programas formales de capacitación. En otros países, esto está comenzando a suceder. Algunos de los estudiantes de estos programas recibieron mayor formación al viajar a estudiar en el extranjero y abrieron vías para el arteterapia de diversas escuelas de pensamiento. Esto ha permitido una mayor comprensión de la particularidad del trabajo del arteterapeuta.

Sin embargo, sigue existiendo la necesidad de una mayor difusión de este conocimiento entre los profesionales de la salud mental y entre el público en general. Es necesario establecer una identidad distinguible que respalde el desarrollo de las carreras y el respeto por la forma en que los arteterapeutas abordan el producto artístico, el contenido y el proceso de sus clientes. Los límites entre el arteterapeuta profesional y otros usos del arte en el entorno clínico no siempre son claros, y el término arteterapia se usa sin una distinción adecuada. Para ejemplificar, la terapeuta de arte uruguaya Ana Carolina Berta Hernández describió una situación que también es común en otros países:

El término español para Art Therapy, “Arteterapia”, está empezando a ser utilizado entre los profesionales de la salud mental. Sin embargo, el significado de la palabra no se entiende completamente y con frecuencia se usa de manera indebida. El arte se introdujo por primera vez en nuestros hospitales psiquiátricos a principios de los años 60, como una forma de proporcionar a los pacientes una actividad productiva. Con el tiempo, los talleres en hospitales funcionaron como espacios de terapia ocupacional, o recreativos, pero el valor terapéutico se relegó y la importancia de todo el proceso giró en torno al producto. Lo que se creaba necesitaba ser útil o ser adaptativo. A pesar de eso, hubo un entendimiento de que el arte podía proporcionar cierta estructura y alivio para aquellos que sufrían trastornos de salud mental graves. Hoy en día, el arte en entornos psiquiátricos o de cuidado de infantes todavía se malinterpreta como creación “manualidades”, a veces incluso trivializado (extracto escrito de la encuesta escrita de Ana Carolina B. Hernández en 2012).

Actualmente, la práctica del arteterapia en la región se ha expandido para incluir muchas tendencias en la forma en que el arteterapeuta profesional aborda su trabajo. Algunos implementan enfoques junguianos, gestalt, fenomenológicos o transpersonales, mientras que otros cultivan perspectivas psicoanalíticas y psicodinámicas.

El arteterapia se incluyó en la Clasificación de Ocupaciones de Brasil en 2013. Se está trabajando para ampliar este logro al reconocerla como una profesión del Ministerio de Salud de Brasil. Un gran paso en esta dirección es que se incluye en las modalidades básicas de atención médica (prácticas integradoras) en muchos estados. Los países vecinos ciertamente seguirán este camino de reconocimiento.

Los recursos adicionales incluyen una gran bibliografía de libros y revistas sobre arteterapia publicados en Brasil y Argentina. “Brasil solo tiene más de 200 libros sobre arteterapia o libros que contienen capítulos sobre arteterapia” (Angelica Shigihara, comunicación personal, 2012). Brasil también tiene una serie de publicaciones de algunos autores estadounidenses, traducidas al portugués. “Sin duda, Brasil es el país que ofrece la mayor cantidad de publicaciones de arteterapia” (Alejandro Reisin, comunicación personal, 2012).

Los libros de arteterapia, capítulos y artículos de revistas se han publicado en Argentina; y Chile, después del último Congreso,5 editó una revista de arteterapia que contenía todas las presentaciones principales. Además, hay libros editados en España para los países de habla hispana.

La segunda década del siglo XXI ha comenzado con diversas circunstancias. Países como Chile, Brasil y Argentina han ganado cierto reconocimiento por el arteterapia, mientras que países como Colombia, Perú, Uruguay y El Salvador aún tienen trabajo por hacer, en particular la identidad profesional y las oportunidades de carrera.

Congresos y asociaciones

En todos los países que participaron en la encuesta que informa este capítulo, un importante grupo de profesionales formados en el extranjero en diversos programas de posgrado de universidades extranjeras6 regresaron a sus países de origen para crear nuevos programas de capacitación. En algunos de estos países, estos profesionales establecieron y se unieron a asociaciones nacionales que desarrollaron estándares para programas de formación profesional y requisitos de enseñanza y supervisión en arteterapia, un código de ética común y directrices para la investigación. Estas asociaciones evalúan los programas de formación y brindan información a los nuevos estudiantes y al público. En algunos casos, apoyan la supervisión.

Los desafíos que las lecciones aprendidas sobre la práctica del arteterapia en cada uno de estos siete países se convirtieron en la chispa para iniciar una serie de congresos regionales. En principio, todos estos países trabajaron directamente con las escuelas de arteterapia de América del Norte y Europa, y prácticamente no sabían nada el uno del otro.

La idea de un congreso que promueva el contacto y el intercambio de experiencias entre los países sudamericanos tuvo su primera semilla en la conferencia AATA de 1999 en Orlando, Florida,7 y luego en la conferencia de Madrid de ECARTE (2003), en la que pocos representantes de Brasil y Argentina se reunieron por primera vez. Más tarde, en 2003, en una reunión en Goiania, en un Congreso Nacional Brasileño, al que Adriana Farías y Marcelo Magnasco de Buenos Aires, y Mimi Marinovic de Chile fueron invitados, nació la idea del congreso. A partir de esta fecha, los arteterapeutas comenzaron a invitarse mutuamente a las conferencias regionales y nacionales de arteterapia.

Celebrado por primera vez en 2005 en Río de Janeiro, Brasil, el Congreso Mercosur reunió a arteterapeutas de Brasil, Chile, Argentina y Uruguay. El Segundo Congreso de Mercosur y el Primer Congreso Latinoamericano de Arteterapia se realizaron en 2007, en Buenos Aires. Más tarde, personas de Perú, Colombia y El Salvador se activaron en la red formada en estos congresos. Desde entonces, los arteterapeutas y las personas interesadas en el campo se reúnen cada dos años: 2009 en Santiago, Chile; 2011 en Ouro Preto, Brasil; 2013 y 2015 nuevamente en Buenos Aires. En el año 2017 fue en Río de Janeiro y el próximo, en 2019, está planeado para realizarse en Chile. Estas reuniones han fomentado el intercambio de experiencias laborales, así como debates y oportunidades de trabajo en red para proyectos comunes.

Retos actuales y esperanzas

Aunque los desafíos son muchos, los arteterapeutas latinoamericanos buscan responder y abordar las necesidades de las personas a través de la construcción de iniciativas desde perspectivas regionales. Los desastres colectivos, como inundaciones, deslizamientos de tierra y terremotos, han captado la atención de estos arteterapeutas. La misma atención se le ha dado al trabajo comunitario.

Hay muchas necesidades por descubrir para los arteterapeutas profesionales en América Latina, pero también existe un ambiente extremadamente rico para trabajar, cooperar y crecer juntos. Al considerar los muchos problemas y realidades complejas de este continente, parece que hay una necesidad y una urgencia de escribir y publicar más libros y artículos, y presentar más en congresos ante otros profesionales.

Como la arteterapeuta chilena Pamela Reyes indicó:

Los arteterapeutas latinoamericanos enfrentan un doble proceso: por un lado, tenemos antecedentes que articulan los problemas de salud colectiva con el arte y con la intervención psicológica; muchas de estas prácticas están arraigadas en las tradiciones de la educación popular (como se lo ve ampliamente en las prácticas culturales en torno a la creación colectiva del teatro popular, la música y el arte relacionado a las organizaciones sociales comunitarias). Por otro lado, el desarrollo profesional en el campo del arteterapia en los países europeos y norteamericanos ha definido una tradición de acuerdo con sus estándares. Por lo tanto, el desarrollo del arteterapia en América Latina se ve atravesado por el esfuerzo de encontrar una base de nuestro trabajo en los límites entre estos dos procesos; por un lado estudiando, valorando y comprendiendo la relevancia de nuestro trabajo y nuestras experiencias a nivel local, y a la vez vamos incorporando críticamente lo que ya son estándares en el extranjero de esta profesión (extracto tomado del escrito de Pamela Reyes, 2012).

En el mismo sentido:

Dentro de las diferentes corrientes teóricas, la formación que se dicta en el posgrado podemos encuadrarla dentro de un regionalismo crítico. Es decir, un posicionamiento que sin negar la internacionalización o globalización del pensamiento científico intenta una producción diferenciada desde la región (extracto tomado del escrito por Adriana Farías y Marcelo Magnasco, 2012).

Este ha sido el camino hasta ahora. En nuestros congresos, está claro que, aunque vivimos en un mundo global y tenemos mucho que aprender de todas las experiencias y países en los que la terapia del arte se ha desarrollado durante mucho tiempo, debemos buscar nuestra propia identidad y desarrollarnos a nuestra manera. Y en nuestros congresos, nos damos cuenta de que tenemos muchas contribuciones ricas para ofrecer y compartir con la comunidad mundial de arteterapia.

 

Apéndice I. Lista de participantes de la encuesta

Queremos expresar nuestro agradecimiento a todos aquellos que contribuyeron con las entrevistas de la encuesta y prestaron sus palabras para la construcción de este capítulo:

  • Adriana Farías y Marcelo Magnasco. Departamento de Artes Audiovisuales. Posgrado en Arteterapia, Universidad Nacional de las Artes (UNA). Buenos Aires, Argentina.
  • Alejandro Reisin. Primera Escuela Argentina de Arteterapia. Buenos Aires, Argentina.
  • Ana Carolina Berta Hernández. Montevideo, Uruguay.
  • Angelica Shigihara. Instituto da Familia (INFAPA). Porto Alegre, Brasil.
  • Carlos Gutiérrez. Bogotá, Colombia
  • Eduardo Torres y Daniela Gloger. Espacio Crea. Santiago, Chile. PosGrado en Arteterapia, Universidad del Desarrollo.
  • Pepe Barcenas y Milagros Meza. Equipo de Terapias de Arte. Diplomado de Terapias de Arte, Universidad Femenina del Sagrado Corazón. Lima, Perú.
  • Javier Larrecochea y Viviana Clarisa Ripol. Espacio Terapéutico “Chez Nous”. Córdoba, Argentina.
  • María Cristina Ruiz. Universidad del Valle, Instituto de Educación y Pedagogía. Cali, Colombia. Miembro del Grupo de Investigación en Educación Popular.
  • Martin Zavala. TAE (Arteterapias Expresivas). Perú.
  • Mimi Marinovic. Universidad de Chile. Santiago, Chile.
  • Pamela Reyes. Universidad de Chile. Santiago, Chile.
  • Ruth Guttfreund. El Salvador.
  • Selma Ciornai. Departamento de Arteterapia, Inst. Sedes Sapientiae. São Paulo, Brasil. Instituto da Familia (INFAPA). Porto Alegre, Brasil.
  • Verónica Corna y Lía Ana Romero. Arteterapiacordoba. Córdoba, Argentina.

 

Apéndice II. Preguntas de la encuesta8

Por favor consideren las siguientes preguntas:

  1. ¿Desde cuándo existen formaciones y trabajo en arteterapia en su país?
  2. ¿Dónde y con quién estudiaron arteterapia los iniciadores de estos programas? ¿Qué escuelas les influenciaron?
  3. ¿Qué grado de reconocimiento legal tiene el arteterapia en su país en términos de certificación, concursos públicos, trabajos en instituciones gubernamentales e instituciones en general? ¿Es una profesión reconocida?
  4. Tradicionalmente existen arteterapeutas que enfatizaran más el arte COMO terapia, en tanto otros el arte EN psicoterapia. También hay distintas corrientes (psicoanalítica, junguiana, gestáltica, cognitivista, etc.). ¿Sería posible definir qué líneas de orientación caracterizan los programas en su país?
  5. ¿Dentro de la experiencia de arteterapia en su país, usted logra reconocer algún aspecto particular que sea una respuesta a demandas y necesidades específicas de la realidad social, económica y cultural de su población? Si su respuesta es positiva, puede dar ejemplos.
  6. ¿Hay desarrollos del arteterapia en su país que usted considera que pueden ser aportes enriquecedores e innovadores a la comunidad arteterapéutica global? Puede especificar y ejemplificar.
  7. Hay ciertas controversias sobre los límites y diferencias del trabajo de arteterapia y el de psicólogos que utilizan recursos artísticos en su trabajo; superposiciones entre el trabajo de arteterapeutas y el de terapetuas ocupacionales (aquí en Brasil dicen que arteterapia es una de sus herramientas de trabajo) y también límites y superposiciones con el trabajo de arte educadores. ¿Cómo se posicionan frente a estas cuestiones los arteterapeutas y los programas de arteterapia en su país?
  8. ¿Podría especificar más o menos el número de publicaciones (libros/revistas) sobre el tema existentes en su país?
  9. ¿Qué tipo de estudios e investigaciones están siendo desarrollados?
  10. ¿Cómo ve el futuro del arteterapia, sus caminos y desafíos en su país?

 

Notas

1 El cuestionario se publica al final del artículo. Las autoras reconocen el apoyo dado por los arteterapeutas que proveyeron la información para este capítulo. En la medida en que el proceso de escritura avanzó, tuvimos que escoger un modo de organizar la información, manteniéndonos dentro de los límites de tiempo y espacio dados por los editores. La encuesta fue restringida en tanto la hicimos entre los colegas, con quienes tenemos contacto personal y a quienes consideramos personas claves en el campo de arteterapia en sus países. Esperamos que nuestros colegas se sientan bien representados en nuestras palabras.

2 Estas encuestas se recogieron alrededor de 2012.

3 Universidad Nacional de Las Artes (UNA) desde el año 2014.

4 En los años 2000, egresadas de programas de arteterapia de Argentina, España, Reino Unido, Australia y Estados Unidos regresaron a Colombia con sus titulaciones.

5 Se refiere al IV Congreso del Mercosur y III Latinoamericano de Arteterapia, en Ouro Preto (2011), donde se publicaron las memorias de los Congresos Anteriores en Chile (2009).

6 Principalmente en Estados Unidos, Israel, España, Reino Unido, Suiza, Canadá, Francia y Alemania.

7 Ocasión en que Marcelo Magnasco (Argentina), Selma Ciornai e Eloisa Quadros Fagalli (Brasil) se conocieran y establecieran el primer contacto entre el arteterapia de sus países.

8 Cuestionario elaborado originalmente por Selma Ciornai y Pamela Reyes, enviado a arteterapeutas que participaran de los Congresos Latinoamericanos de Arteterapia.

 

Bibliografía

Boal, A. (C.A. McBride [trans.]) (1993). Theatre of the oppressed. New York, NY: Theatre Communications Group.

Ciornai, S. y L. Diniz (2008). “Arteterapia en Brasil”, en Arteterapia, vol. 3. Universidade Complutense de Madrid.

Farías, A. y M.G. Magnasco (2013). Fundamentos en Arteterapia. Editorial FEDUN.

Freire, P., Bergman Ramos, M. y D. Macedo (2000). Pedagogy of the oppressed: 30th anniversary edition. New York, NY: Bloomsbury Academic.

Reyes, P. (2004). “Art, health and community in Chile 1992-2012: an auto-ethnographic perspective”, en Art Therapy OnLine, 5(1).


* Doctora en Psicología, Arteterapeuta y Gestalt-terapeuta. Fundadora, coordinadora académica y profesora de la Especialización en Arteterapia del Instituto Sedes Sapientiae, SP y de la Formación en Arteterapia del l Instituto da Familia de POA. Miembro honorario da SPAT (Socidade Portuguesa de Arteterapia) y de UBAAT (União Brasileira de Associaciones de Arteterapia). Coordinadora y autora de varios libros y artículos. E-mail: sciornai@terra.com.br.

** Profesora, Universidad del Valle, Instituto de Educación y Pedagogía; Grupo de Investigación en Educación Popular; línea Arte, Creatividad y Educación Popular. Cali; Colombia. E-mail: maria.cristina.ruiz@correounivalle.edu.co.