Cuando imaginamos el nombre que portaría la revista, Jean Pierre Klein acudió a inspirarnos en aquel acto iniciático de nominación. El arteterapia –nos ayudaba a reflexionar el psiquiatra y arteterapeuta francés– es el encuentro entre dos proyectos, uno artístico y otro terapéutico, que permite a las personas generar un proceso de transformación de sí mismas y les ayuda a integrarse en sus grupos de referencia social, de una manera crítica y creativa. En otras palabras, el potencial del arteterapia se proyecta en lo personal pero también en lo comunitario, en lo individual y en lo grupal, en lo privado y en lo público.
Este número que presentamos es un reflejo de esta cualidad del arteterapia que habilita otros saberes, instancias y dinámicas para circular con los otros, dando lugar a otros discursos y develando otros sentidos. Y estas habilitaciones se producen en términos personales y sociales, cualidad medular en tiempos en que los vientos soplan buscando la uniformidad y la homogeneidad de miradas o, como expresó recientemente la poeta y crítica de arte Annie Le Brun, en una coyuntura en que el sueño, la poesía y el silencio están amenazados.
El artículo que integra la sección “Haciendo foco” fue realizado por Alejandro Reisin y recupera los principales debates que se plantean en torno al arteterapia, partiendo de la aseveración de que estamos adiestrados para pensar el lado llano y visible de las ideas desde una lógica científica, mientras se excluyen las zonas inciertas, caóticas e imprecisas que plantea el arte.
“Caleidoscopio de lenguajes” fue concebida para mostrar la diversidad de expresiones creativas que pueden utilizarse en una sesión de arteterapia, y en esta oportunidad presentamos la fototerapia como una técnica de gran relevancia en un tiempo en que la imagen es el lenguaje privilegiado culturalmente para expresar emociones y conceptos, para llamar la atención sobre la realidad, para hacer visible lo invisible.
En cuanto a las experiencias arteterapéuticas, una rica variedad de artículos conforman esta sección. Desde distintos encuadres teóricos, como la teoría junguiana, la terapia cognitiva o la antroposofía, arteterapeutas de reconocida trayectoria nos cuentan los recorridos realizados con personas que buscaban distintos objetivos con sus tratamientos terapéuticos. También mostramos las posibilidades que ofrece el arteterapia para el trabajo con personas con discapacidad o con trastornos en sus conductas alimenticias.
En el encuentro conversado de este número cruzamos imaginariamente el océano y entrevistamos a Montserrat Montané, que en su carácter de miembro fundador de la Asociación Profesional Española de Arteterapeutas en 1999 y como docente de la formación de profesionales en Metáfora, nos cuenta su propio recorrido y el de la disciplina en aquel país que se encuentra embarcado, como muchos, en el reconocimiento oficial de la profesión. La generosidad y riqueza de sus respuestas habilita aquellas preguntas, saberes y maneras de relacionarse que surgen cuando el arteterapia es presentado por una profesional con conocimientos y experiencia.
En esta edición continuamos con los comentarios de libros que esperamos sean un incentivo para la lectura, y con la agenda de eventos y congresos que permitirán a nuestros lectores preparar sus trabajos para exponer o participar en cualquier modalidad. Pensamos, sin embargo, que debíamos sumar una sección que intitulamos “Aplausos” y que inauguramos solicitando a una arteterapeuta argentina que contara el proceso de construcción grupal de una obra plástica entre pacientes y profesionales en un hospital público de la Ciudad de Buenos Aires. La obra que se expuso finalmente en el Carrousel du Louvre en París fue gestada y coordinada por el sector de arteterapia del hospital. En el futuro seguiremos sumando hechos que nos parecen destacables para nuestra disciplina e invitamos a los lectores de otros países a que nos envíen escritos del mismo tenor. Que disfruten la lectura de esta edición.