Puentes Iluminados. Entre la Teoría Polivagal y las Artes Expresivas
Resumen
Durante el último año he estado investigando y experimentando, a través de la danza consciente, el estudio y la observación, los puntos de contacto entre las Artes Expresivas y la Teoría Polivagal enunciada por Stephen Porges en 1995. En este texto expondré los principales conceptos que conforman la Teoría Polivagal y el uso de las Artes Expresivas desde el Enfoque Centrado en la Persona de Carl Rogers. Buscaré iluminar los puentes que conectan ambas prácticas.
Palabras clave: Teoría Polivagal, Artes Expresivas, conectar, regulación, corregulación.
Desde la Teoría Polivagal se ha observado que frente a un acontecimiento, y antes de que haya una respuesta voluntaria cargada de significado, el sistema nervioso autónomo ya ha evaluado el ambiente, como un radar, y puesto en marcha una respuesta de supervivencia adaptativa. La Teoría Polivagal nos ayuda a entender cómo nos movemos por el mundo, cómo nuestra biología responde al cotidiano.
Deb Dana, trabajadora social y especialista clínica que se dedica a la investigación de trastornos de estrés postraumático, la llama “Ciencia de la Conexión”, la interpreta y aplica a la práctica terapéutica. En su descripción, indica que esta teoría está formada por tres conceptos que la organizan: jerarquía, neurocepción y corregulación.
El concepto “jerarquía” da cuenta de cómo nuestro sistema nervioso autónomo se ha ido desarrollando a lo largo del tiempo y se organiza en un orden evolutivo: primero, el sistema dorsal, que compartimos con los demás seres vivos; segundo, el sistema simpático, que compartimos con los invertebrados, y tercero, el sistema ventral, que compartimos solo con los demás mamíferos.
La Teoría Polivagal nos ayuda a entender cómo nos movemos por el mundo, cómo nuestra biología responde al cotidiano.
El sistema dorsal es uno de los recursos más antiguos del sistema nervioso autónomo para dar respuestas. Es el último recurso al cual acuden nuestros cuerpos cuando se sienten atrapados. Cuando la acción tomada por el simpático no ha funcionado, entramos en un colapso o en una disociación, nos hacemos invisibles y nos cerramos. Nuestro pulso late muy lento y nuestra respiración también se acorta, y dejamos de escuchar. Priman el silencio, el distanciamiento y el aislamiento. La respuesta del nervio Vago Dorsal es la inmovilización. Se inhiben las capacidades de aprendizaje, adaptación y creatividad.
El sistema simpático se activa cuando nos sentimos intranquilos, pues algo activa las alarmas de peligro neuroactivas. Sucede cuando nuestro cuerpo entra en acción o se paraliza, se prepara para pelear o huir. Cuando estamos en este estado nuestras palpitaciones aumentan, nuestra respiración se agita y se acorta, escaneamos constantemente nuestro entorno y estamos en continuo movimiento porque sentimos peligro. Su respuesta es la movilización.
El sistema vago intercede cuando la persona se percibe en un entorno seguro. Al sentirnos seguros y conectados, las pulsaciones de nuestro corazón son regulares, nuestra respiración es profunda y podemos estar atentos y sin distraernos por los sonidos del entorno mientras conversamos, lo que favorece la fluidez de la comunicación, los acuerdos y el trabajo en equipo. Cuando rige este estado priman el compromiso social y la conexión.
Las Artes Expresivas practicadas desde el Enfoque habilitan nuevas formas de comunicarnos y conectarnos con nosotros mismos y con otros.
La “neurocepción” es la forma en que recibimos la información para decidir si estamos seguros o corremos peligro. Recibimos esta información desde tres canales a los cuales estamos siempre abiertos: el interior del cuerpo, el mundo exterior y entre los sistemas nerviosos autónomos. Sucede por debajo de la conciencia.
El nervio vago lleva el 80% de la información de modo ascendente, del cuerpo al cerebro, para dar cuenta de lo que percibimos y luego significamos.
La “corregulación” evidencia que estamos hechos para vivir conectados a otras personas y a otros sistemas nerviosos. Los sistemas nerviosos autónomos de dos individuos encuentran refugio en una experiencia de conexión creada en forma conjunta. Es la esencia de las relaciones positivas, alianzas de trabajo, amistades duraderas, asociaciones íntimas. Estamos configurados para vivir en conexión.
Conocer la Teoría Polivagal nos permite observarnos, reconocer estas respuestas autónomas frente a distintas situaciones y entornos, estar presentes y conscientes en nuestro cuerpo. Entendiendo nuestro sistema nervioso autónomo podemos descifrar qué nos sucede y aprender a autorregularnos. Esta herramienta les brinda a los terapeutas un lenguaje con el que podrán ayudar a sus consultantes a reformular reacciones frente a situaciones traumáticas. El cerebro está continuamente cambiando en respuesta a nuestras experiencias y al ambiente que nos rodea.
La Teoría Polivagal utilizada en procesos terapéuticos está centrada en el consultante y en el vínculo construido por el terapeuta, este se va tendiendo al dar la bienvenida al consultante, otorgarle un tiempo de llegar al encuentro, dando lugar a que este exprese lo que desee, brindando escucha y sostén. Hoy sabemos que el tono de la voz y la mirada son rápidamente percibidos como seguridad y alerta. Más allá del contenido de la intervención, el modo de generar un terreno propicio y seguro es una puerta/puente hacia la conexión y el sostén.
De acuerdo con Deb Dana: “La capacidad de experimentar plenamente los propios sentimientos, especialmente los intensos o dolorosos, aumenta enormemente cuando somos capaces de hacerlo junto a otra persona que nos apoya, se pone en nuestro lugar y está emocionalmente presente” (Deb Dana, 2018, p. 47).
Picasso aseguraba que “Para pintar hay que cerrar los ojos y cantar”.
Las Artes Expresivas son un canal que nos permite comunicarnos más allá de la palabra. Este canal se habilita a través de la danza consciente, las artes plásticas, la música, el teatro, el movimiento y la escritura creativa, entre otras. Cuando utilizamos lenguajes no verbales en secuencias dinámicas para expresarnos, poder dar forma, color y textura a la información que nos proporciona el cuerpo, pensamientos, emociones y patrones de comportamiento encontramos nuevas formas para traducir lo que nos sucede, sentimos, pensamos y percibimos. Las artes expresivas nos brindan un camino para recorrer distintos estados de conciencia corporal, asimilar información, saborear la experiencia, contemplar.
Desde el Enfoque Centrado en la Persona de Carl Rogers y los aportes de su hija Natalie se plantean una serie de actitudes que los facilitadores/counselors tienen que incorporar para que se desarrolle la creatividad:
1. Seguridad psicológica
Aceptar al individuo + Proveer un clima de seguridad + Comprender empáticamente.
En un medio ambiente psicológicamente seguro las personas se sienten libres para explorar múltiples sentimientos, respuestas y proyectos, lo que es primordial para el desarrollo de la habilidad creativa. Para lograr este ambiente hay que tener la capacidad de lograr facilidades como aceptación, interés y no tener prejuicios. De esta manera, la persona se valora a sí misma, ya que va desarrollando sus propios estándares de valoración. El facilitador/counselor debe responder de forma que el individuo se sienta comprendido a través del parafraseo, el reflejo empático y la escucha activa.
2. Libertad psicológica
Cuando el terapeuta, el docente o la persona facilitadora da una completa libertad para la expresión simbólica, lo que se está nutriendo es la creatividad. De este modo, cada individuo piensa, siente y es él mismo con absoluta libertad.
3. Ofrecer experiencias estimulantes y alentadoras
Se han de ofrecer gran variedad de materiales para explorar y experimentar, en un ambiente sin prejuicios, lo que les permitirá a los individuos ser auténticos y poder sondear profundamente en sí mismos, volviendo a ser espontáneos como niños.
Como nos cuenta Carl Rogers, cuando un maestro, padre, terapeuta o facilitador le permite y ofrece al individuo una completa libertad de expresión simbólica, esto fomenta la creatividad. De esta manera le da al individuo una completa libertad para pensar, sentir y ser. Fomentando la apertura y el juego lúdico y espontáneo de percepciones, conceptos y significados, que forman parte de la creatividad.
Las Artes Expresivas practicadas desde el Enfoque habilitan nuevas formas de comunicarnos y conectarnos con nosotros mismos y con otros. Potencian la creatividad, amplían el campo de la intuición, nos dan seguridad y confianza.
Los lenguajes no verbales son el vehículo/herramienta que permite romper el aislamiento, la alienación y soledad de la vida moderna. Van en busca de la conciencia de nuestro potencial como individuos y parte de la comunidad. Las Artes Expresivas nos brindan recursos de percepción sensorial para poder reconocernos y aceptarnos con una mirada amorosa y gentil para con nosotros mismos, pudiendo por ejemplo registrar en el cuerpo a través de la danza consciente el péndulo entre la alerta y la seguridad. En este re-descubrimiento vamos trazando nuestro mapa/territorio somático individual y colectivo.
Como nos muestran los avances neurocientíficos, la seguridad comienza en el cuerpo y las Artes Expresivas favorecen la conciencia de este, el crecimiento psicológico, cognitivo y la sanación emocional en distintos niveles del Ser.
Como nos muestran los avances neurocientíficos, la seguridad comienza en el cuerpo y las Artes Expresivas favorecen la conciencia de este, el crecimiento psicológico, cognitivo y la sanación emocional en distintos niveles del Ser. Generan un doble movimiento en espiral, uno hacia adentro, conectando con el fluir de nuestra fuerza vital, y en el mismo movimiento, otro espiral hacia afuera, que se expande hacia el Universo activando el compromiso social. Para decirlo en lenguaje polivagal, las Artes Expresivas desde el Enfoque Centrado en la Persona nos regulan, nos brindan una vía de acceso al Vago Ventral.
Retomando a Deb Dana: “Los sistemas nerviosos autónomos de dos individuos, encuentran refugio en una experiencia de conexión creada conjuntamente” (Deb Dana, 2018, p. 49).
Tanto la Teoría Polivagal como las Artes Expresivas dan la posibilidad de corregulación. Cuando estamos con otro se puede dar la posibilidad de corregulación, la cual habilita un espacio “entre”, donde la regulación recíproca nos permite sentirnos seguros para conectar y crear relaciones de confianza. Un espacio donde hay una disponibilidad mutua de
Las Artes Expresivas combinadas con la Teoría Polivagal se potencian y benefician a quienes las utilizan, se vuelven aliadas, brindando información. Otro puente de encuentro se construye cuando ambas brindan desde las diversas formas de expresión un espacio ventral-sagrado donde retornar o usar como regulador/ancla frente a los desafíos del cotidiano, el estrés, la ansiedad o síntomas postraumáticos. Se convierten en un territorio somático, mapa e instrumento de viaje.
A continuación, para ejemplificar compartiré una obra y el extracto de un escrito posdanza grupal consciente brindado por Marisu Rimoldi y realizado por Marcela Saez Ramieri, artista e ilustradora, facilitadora en Artes Expresivas y bailarina consciente.
Balancearse, acunarse, explorar los apoyos, abrir-cerrar, entrar-salir.
Cambiar la perspectiva, girar.
Suspirar, bostezar, detenerse, saborear.
Asociar sonidos, movimientos, colores.
Entramarse con lo que es.
Cuidar lo que dejo entrar.
Soltar.
Habilitar la sencillez, menos es más.
Demorarse en lo que hace bien.
Bendecir la intuición.
Abrir la escucha:
a mí misma,
a los otros.
Observar con atención las olas de emoción.
Abrazar el valor de aparecer con lo espontáneo.
Existir ahora.
Agradecer.
Escuchar lo cardíaco, cada sistema del cuerpo, sus órganos, como a una orquesta afinándose con paciencia y respeto.
Ejercitar una nueva y poderosa sensibilidad.
Oportuno es apropiado.
Cuando dibujo, cuando pinto… tres sugerencias crean un orden al servicio de la expresión:
disminuir,
aumentar,
suprimir.
Y ahora escucho:
“portales a la compasión”,
“territorios somáticos”,
“vías vagales”,
materiales para seguir mapeando esta aventura de estar viva.
Marcela Saez Ramieri
Las dos prácticas comparten puntos nodales para brindar seguridad y contención a los consultantes. Favorecen una reconexión con el propio cuerpo, tomando registro del sistema nervioso autónomo y la auto-observación, dando lugar a una voz para el cuerpo. Habilitando la honestidad y la escucha de esta voz. Se respetan y acompañan los procesos, dándoles lugar y tiempo. Ambas favorecen el ser gentiles y amorosos con nosotros mismos. Profundizan en el registro de las observaciones y descubrimientos personales.
Cuando nos sumergimos en estas prácticas, construimos e iluminamos los propios puentes a la salud de nuestro sistema nervioso autónomo, de la mano de la teoría y práctica de ambas.
En la Formación en Arteterapia, desde las Artes Expresivas que brindamos como Expresión Creativa en Holos Sanchez Bodas y Berneman ponemos en movimiento y en juego a través de la experiencia todos estos conocimientos que luego pueden ser traspolados a cualquier ámbito de incumbencia u ocupación laboral y personal como fuente de regulación, riqueza y crecimiento.
Bibliografía
Dana, D. (2019). La Teoría Polivagal en terapia: Cómo unirse al ritmo de la regulación. Barcelona: Editorial Eleftheria.
Rogers, N. (1993). The Creative Connection: Expressive Arts As Healing. Palo Alto: Science and Behavior Books.
Rogers, C. (1969). Libertad y Creatividad en la educación. Barcelona: Paidos Ediciones.
Sánchez Bodas, A. y Sánchez Berneman, L. (2006). Conocer a Carl Rogers: cómo alcanzar la plenitud. Buenos Aires: Lea Ediciones.
Referentes
- Marisu Rimoldi. Psicóloga. Maestra de Open Floor- Afinándonos.
- Marcela Saez Ramieri. Artista e Ilustradora.
- Expresión Creativa, Formación en Arteterapia.
[*] Licenciada en Psicología (Universidad del Salvador). Arteterapeuta (PCETI Argentina). Codirectora de Expresión Creativa – Formación en Arteterapia desde las Artes Expresivas en Holos Sánchez Bodas y Berneman.
Cómo citar este artículo:
Olivera Jost, A. (2021). “Puentes Iluminados. Entre la Teoría Polivagal y las Artes Expresivas”, Arteterapia. Proceso Creativo y Transformación, N° 9, pp. 59-62.