Territorios creativos: voz e intuición arteterapia

Natalia Rottmann [2]

Marcela Saez [3]

La intuición, la voz y la creatividad entran en relación en una sesión de arteterapia o en un taller de artes expresivas donde se rozan, se atraviesan, dejan huellas unas en las otras. En su encuentro se amplía el espacio para poder estar con lo que necesita emerger. Como canoa en el río van sosteniendo y articulando el movimiento, la emoción, las imágenes visuales, el juego y los pensamientos ampliando la capacidad de adaptación y favoreciendo la aceptación de lo que es.[1]

 

Resumen

Somos tres mujeres arteterapeutas que elegimos trenzar palabra habitada para expandir y compartir nuestros registros, experiencias poéticas y somáticas.[5]  Voz, intuición y creatividad son temas intangibles pero sensibles, invisibles pero propios y neuroceptivos.[6]  Son recursos valiosos que están disponibles cotidianamente. Para poder tenerlos en la punta de los dedos, despiertos y activos hace falta cultivar una práctica de sensibilización a través de la curiosidad manteniendo los poros abiertos.

Palabras claveintuición, revelación, creatividad, voz.

 

“La intuición como revelación

La creatividad como origen y destino 

La voz cantando la vida”

Sobre la intuición

La palabra intuición viene del latín, “intuito”, conocimiento inmediato e impredecible, no media la razón para alcanzarlo. Implica la habilidad para comprender, para percibir algo sin la intervención de la razón. Se manifiesta a través de impresiones, sensaciones e imágenes que se expresan en lo sutil.

La intuición nos mantiene a salvo, es ese faro interno que nos manda señales de seguridad o alerta, que nos ilumina el camino cuando hay una oportunidad latente. Sentido ese pulso o corazonada que nos va marcando el rumbo.

Nadie nos enseñó a escuchar la brújula interna de la intuición cuando acompañamos a otro. Nadie nos contó que esa brújula es más relevante que cualquier información verbal o discursiva que suceda en una sesión. Es una herramienta ancestral y que si respiramos, mientras oímos, danzamos o nos encontramos en silencio con alguien, es una llave que nos susurra por donde invitar a un proceso.

Como arteterapeutas la hemos de cultivar cual premisa en nuestra vida cotidiana, para que sea también una guía y así podamos escuchar su susurro, que puede aparecerse en sensaciones de calor, incomodidad, agitación o visión interna mientras habitamos la tarea de nuestro servicio.

La intuición sabe revelar misterios, camina cerca de la empatía y dialoga en el espacio entre un terapeuta, un consultante y su arte. Ella es un puente de integración con lo invisible, que alejamos de nuestra concepción de realidad en algún punto de la historia en Occidente.

Tenemos derecho a recuperarla, aunque parezca sigilosa o poco concisa, es más bien contundente cuando le damos paso y nos corremos un poco más nosotros (egos) para dejar que ella se manifieste.

Recibimos información del campo energético en un encuentro, de las memorias que no se nombran, de la espesura de un corazón que está pulsando frente a nosotros, en su mirada, su andar, el clima presente y los paisajes que se abren en la sesión. Portales espacio-tiempo donde pasado/presente/futuro coexisten trenzados y con la posibilidad de sanar ese instante.

Sobre la voz

La voz es un sonido producido por el ser humano o los animales cuando el aire es expulsado a través de la laringe y hace que vibren las cuerdas vocales.

Alguien, con suerte, nos ayudó a alzar la voz en libertad. Alguien nos cantó y acarició con su voz para rodear nuestros bordes.

Alguien nos regaló una lengua madre, la voz de nuestro árbol, la voz de la Tierra.

Abrir la voz desnuda el alma, la emoción y la esencia de toda persona. Compartir en voz alta el pensamiento, gritar el dolor, llorar y que el propio sonido limpie algo de lo que se guarda debajo de la piel.

Al acompañar a alguien, cuidamos de su mundo, también con nuestra voz, hecha palabra, claridad, pregunta y sentido.

¡Y su voz también nos cuenta tanto! Darle lugar a otra voz, abriendo el espacio donde escuchar y alojar ese sonido, donde poder nombrar con sentido. Nombrar con palabras que ordenen, estructuren, encaucen y reparen, diferenciándolas de narrativas/historias mentales. La voz es la única que llega más lejos que nuestro cuerpo físico y la que despierta nuestra garganta, corazón y centro de poder, vientre o, como le dicen en otras culturas, el hara. Pulsar presencia en vibración.[7]

La voz es vehículo para movilizar la vibración, las aguas (cuyas moléculas también se mueven con la vibración sonora) y la emoción que, aunque no tenga un lugar material en su concepto, se aloja en el cuerpo, se guarda en los espacios y reverbera memorias. A través del canto, la palabra y la expresión, la emoción se libera y se transforma.

Nuestras cuerdas se ubican justo en el pasaje entre la cabeza y el resto del cuerpo y ahí, justo ahí, puede abrirse un nudo, un dolor, un silencio y también un mar inmenso de expresión. Ellas pueden ser un puente, un enlace de doble circulación de información de la cabeza al cuerpo y del cuerpo a la cabeza.

¿Cuánto permiso nos damos a escuchar más profundo en el diálogo? ¿Nos empapamos del timbre, tono, volumen y espesor del cuenco sonoro humano que llega a nuestro encuentro?

¿Alguna vez le invitamos a un consultante una canción? O incluso, ¿nos animamos a cantar para brindar un abrazo?

Cerrar un encuentro con una melodía, una canción de cuna, un sonido del ambiente puede ser un bálsamo, una llegada, un puerto. Un regreso seguro a casa.

Visibilizar la voz, el espacio que la contiene y su alcance es poder expandir el territorio, aumentar la capacidad de escucha interior y exterior. Visibilizar la voz brinda seguridad al cuerpo, le da confianza y permiso para improvisar, la convierte en su aliada.

Vulnerabilizar los tres territorios, el de quien abre su proceso, el nuestro y el territorio compartido es menester.

Sobre la creatividad

La creatividad es la capacidad de crear nuevas ideas, conceptos y asociaciones. Encontrar soluciones originales.

En su nombre está incluida la vida, te incluye a ti y a la creación. Será, tal vez, una invitación a crear tu vida, y por ende, algo intransferible, y quizás por eso también tantas veces parece una peligrosa forma de mover los esquemas, una amenaza para las formas ya instauradas.

La creatividad es una fuente infinita que nos invita a desplegar nuestra propia fórmula. Pretender una receta, un camino prefijado para el arte, la expresión y la existencia creativa es imposible, el verdadero goce y la transformación solo suceden cuando la vivencia es personal.

La creatividad es un canto auténtico y honesto, es una pintura única, es una danza espontánea.

No creemos en los bloqueos creativos, no sirve trazar el rumbo ajeno. Resulta un desafío grande acompañar, sin marcar el camino, y ser tan solo un espacio y tiempo, un testigo con una mirada capaz de dar lugar a que el consultante encienda su fuego y aparezca.

Ser facilitador, ser cuenco vacío, disponible y contenedor.

Esto no quiere decir que no podamos abrir dinámicas, ejercicios, propuestas, claro que toda vivencia enriquece y ofrece ventanas que se abren, pero es el consultante quien puede accionar/girar esa llave.

El camino más amoroso posible (y cómo encontrarlo, por supuesto no podrá descifrarse en este texto) es el de volver al centro de uno mismo, al niño, a la naturaleza, dejarnos embeber por la luz de la luna, un chaparrón, un remolino.

La creatividad se despierta, se recuerda, se actualiza, no se desbloquea. No hay algo que esté trabado o mal, hay siempre un espíritu creador queriendo manifestarse a través de nosotros.

El sistema productivo enfocó su mandato en “reproducirnos” y no en habilitarnos como creadores.

Crear una vida, una poesía, un hogar, un viaje, un oficio son gestos y actos tanto más amplios de expresión de poder y soberanía.

Y si somos un pedazo de Tierra, como dice Ramón Ayala, también como la Tierra vinimos a crear.

“Crear seres libres

Ser libres creando

Libres crear al Ser”

 

La intuición, la voz y la creatividad entran en relación en una sesión de arteterapia o en un taller de artes expresivas donde se rozan, se atraviesan, dejan huellas unas en las otras. En su encuentro se amplía el espacio para poder estar con lo que necesita emerger. Como canoa en el río van sosteniendo y articulando el movimiento, la emoción, las imágenes visuales, el juego y los pensamientos ampliando la capacidad de adaptación y favoreciendo la aceptación de lo que es.

Estas prácticas favorecen la neuroplasticidad,[8]  creando nuevas vías de conexión sináptica que repercuten directamente en el día a día.

En nuestra formación de arteterapia desde las artes expresivas, desde expresión creativa, contamos con una materia específica donde trabajamos en sembrar las semillas de la “Intuición y la Creatividad” en nuestro ser y hacer profesional.

Abrimos el espacio durante cuatro meses para que cada alumno contacte con sus dones, los ponga en juego, tenga tiempo y espacio para explorar, investigar, dialogar y reconocerlas. En la entrega y presentación de su Trabajo Integrador Final de tres años, acompañan con una obra artística lo investigado. Esto permite ir articulando los diversos lenguajes expresivos con la teoría y su integración, dando cuerpo a lo aprehendido.

 

“Los pájaros de la noche pueden ver lo que no se nombra

La tarde inventa cada vez un tono

De aquel naranja fuego, brota un horizonte que lo inunda todo

Y en la mañana, 

se cantan los días

para que bailemos este precioso misterio”

Natalia Rottman

 

 

 


[1] El uso de un lenguaje que no sea sexista ni discriminatorio es una de las preocupaciones de quienes concibieron este material. Sin embargo, y con el fin de evitar la sobrecarga gráfica que supondría utilizar en español “o/a” para marcar la existencia de ambos sexos, hemos optado por usar el masculino genérico clásico, en el entendido de que todas las menciones en tal género representan siempre a todos los géneros.

[2] Psicóloga (Universidad del Museo Argentino). Arteterapeuta (Escuela Argentina de Arteterapia). Música, compositora y cantora. Docente en Expresión Creativa (Formación en Arteterapia desde las Artes Expresivas en Holos Sánchez Bodas y Berneman).

[3] Artista (Escuela Nacional de Bellas Artes). Facilitadora de las artes expresivas (Peceti Argentina). Docente Expresión Creativa (Formación en Artete- rapia desde las Artes Expresivas en Holos Sánchez Bodas y Berneman).

[4] Licenciada en Psicología (Universidad del Salvador), Arteterapeuta Peceti Argentina. Codirectora de Expresión Creativa (Formación en Arteterapia desde las Artes Expresivas en Holos Sánchez Bodas y Berneman).

[5] De la parte material o corpórea de un ser animado o relacionado con ella.

[6]  Es la capacidad de detectar seguridad, peligro o amenaza de vida a través de las señales del entorno, relacionales con otros, o viscerales del cuerpo. La neurocepción afecta al estado psicológico, lo que genera respuestas de comportamiento biológico, adaptativas al entorno, a estas señales.

[7] La voz humana es una onda sonora, combinación de varias frecuencias y sus armónicos, que se produce por la vibración de las cuerdas vocales. Cada voz trae una identidad sonora, que se combina con la historia emocional, genética y la memoria auditiva de esa persona, la lengua materna y otras voces primales. Esta voz vibra y se encuentra con otras vibraciones que resuenan con ella. En ese caso hay afinidad y resonancia, y, en otros, donde ese sonido particular no se enlaza con otra vibración, hay un rechazo, energético o simplemente de vibraciones en distintas frecuencias.¿Podemos trasladar esto a los encuentros humanos? Por otra parte, también esa voz se vincula con el espacio y las vibraciones que están en el universo, donde, desde su naturaleza, todos los sonidos tienen un orden que compone la música de la vida. Ese orden es perfecto, matemático y físico. Por eso, a través del sonido, podemos ayudar a que se reordenen dolencias físicas, que se asocian con algún desequilibrio físico, ayudar a redirigir la energía bloqueada o estancada y colaborar, por resonancia, vibración, a que el orden natural se restituya.

[8]La neuroplasticidad, también conocida como plasticidad cerebral, es el proceso de aprendizaje neurobiológico. Consiste en la capacidad que tiene el cerebro para recuperarse, reestructurarse y adaptarse a nuevas situaciones. Permite a las neuronas regenerarse tanto anatómica como funcionalmente y formar nuevas conexiones sinápticas.

Cómo citar este artículo:

Rottmann, N., Saez, M. y Olivera Jost, A. (2023). Territorios creativos: voz e Intuición. Textos para ampliar el abanico de la percepción en arteterapia. Arteterapia. Proceso Creativo y Transformación, 11, 12-15.