Mirar con ojos de asombro

Edición coordinada por Diana Jarvis, que reúne el aporte de un grupo de educadores, psicopedagogas y artistas que conciben los lenguajes artístico-expresivos como un terreno fértil para observar el mundo que nos rodea con ojos de asombro.
Ofrece a los docentes del nivel inicial experiencias que abonan una mirada sensible del mundo que rodea a los niños, en un momento en el que comienzan a tomar decisiones sobre su propio proceso creativo.
El prólogo de Gabriela García Tavernier (a cargo de la Coordinación Técnico-Educativa del Área de Extensión de la Escuela de Educación de la Universidad de San Andrés) destaca al nivel inicial como el espacio que abre la oportunidad de comenzar el camino de reconocimiento de la singularidad de cada niña o niño. Asimismo, se pregunta qué significa ser reconocido y si podemos imaginar nuevos modos de existencia en el Jardín de Infantes. La respuesta es una invitación a la lectura de un texto que incita a la búsqueda y creación de otras posibles formas de enseñar y aprender, y en ese camino, entramar nuevas texturas relacionales.

 

El libro está compuesto por siete capítulos que están pensados a partir de preguntas abiertas que guían el recorrido y habilitan el seguir pensando. En cada uno de ellos se realiza una exposición inicial del andamiaje teórico que sustenta lo que posteriormente son abordajes y actividades concretas para proponer en el espacio del aula presencial o virtual.

El capítulo 1 se inicia con el interrogante acerca de las razones por las que se habla del arte como un punto de encuentro, y realiza dos afirmaciones estructurales del marco teórico que inspira a sus autores. La primera es pensar el arte como una cualidad humana, ya que este proceso ofrece la capacidad de simbolizar. La segunda es que esta actividad es punto de encuentro con otros, de modo que nos permite crear y vincularnos con nuestro entorno y nuestros pares, y así transformar constantemente esta relación.

En el capítulo 2 se plantea la pregunta vinculada a cómo volver a pensarnos en los espacios, que como ambiente de enseñanza y aprendizaje son mucho más que un lugar. Son más bien un punto de encuentro donde dialogan la creatividad, la experimentación y la experiencia estética. A partir del concepto de niños protagonistas del espacio que habitaron, los autores se acercan al concepto de “instalación”, escenario donde se presentan diferentes propuestas para explorar diversos materiales, herramientas y soportes.

El libro está compuesto por siete capítulos que están pensados a partir de preguntas abiertas que guían el recorrido y habilitan el seguir pensando.

 

El capítulo 3 manifiesta la prioridad que se otorga a los vínculos desde el nivel inicial, y desarrolla las condiciones de estos: el mutuo reconocimiento, la valoración y la confianza, por considerarlos como ingredientes clave para favorecer el proceso de enseñanza y aprendizaje. Para generar un clima de seguridad y confianza es necesario que los niños se sientan “hospedados”, y esto genera mejores vínculos de conexión y puntos de encuentro.

El capítulo 4 parte del interrogante sobre qué quiere decir “explorar” y “dar experiencia”. Los propósitos de estas actividades, que caminan de la mano, implican motorizar y favorecer el lenguaje artístico-expresivo propio y singular, recuperando y legitimando la expresión, la exploración y la experiencia como acontecimientos clave de procesos de aprendizajes significativos y auténticos. En este capítulo se ofrecen actividades para despertar la capacidad de asombro y ampliar la mirada sensible, y se brindan propuestas con elementos de la naturaleza, objetos convencionales y artistas plásticos.

En el capítulo 5, que indaga sobre el entramado de los lenguajes artístico-expresivos, se propone un acercamiento al cuerpo con ternura, valorizando la potencia comunicacional del lenguaje corporal y la expresividad personal, nutrida por la capacidad creadora del cuerpo en acción. Se alienta la apertura de espacios de prueba, laboratorios y usinas de ideas que habiliten y validen el estado creativo, valorizando el proceso más allá del resultado al que se llegue. Al hilo del cuerpo le siguen otros: el visual, el de las palabras, el sonoro.

Un libro que invitar a saborear texturas, despertar sentidos y desandar caminos para volver a empezar.

 

El capítulo 6 se pregunta por la integración de lenguajes y voces, porque aprender desde pequeños a escuchar a quien piensa o se expresa de un modo distinto, enseña a prestar atención a lo que no percibimos, a formularnos nuevos interrogantes y a ampliar horizontes. En este capítulo, los autores también se preguntan, por ejemplo, cómo encarar propuestas estéticas que incluyan experiencias científicas, cómo atender a lo corporal en las prácticas de lenguajes o cómo trabajar proyectos artísticos en clases de matemática. 

En el capítulo 7, sugestivamente llamado “Abriendo el círculo de cierre”, se afirma que todos podemos mirarnos desde las fortalezas, que siempre hay algo para dar y recibir, y que en ese vínculo amoroso y virtuoso madura la autoconfianza, el amor propio y la posibilidad de saber de uno mismo. 

Un libro que invitar a saborear texturas, despertar sentidos y desandar caminos para volver a empezar, y que en ese camino proporciona formas de abordaje creativas para mirar o recuperar la mirada con ojos de asombro…

Ficha técnica

Mirar con ojos de asombro

Diana Jarvis (coordinadora)

Cecilia Abregú, José María D’Angelo, Diana Jarvis, Mónica Lozano, Mariana Vignau

Buenos Aires, Argentina: Universidad de San Andrés – AIQUE Educación

Cantidad de páginas: 132

ISBN: 978-987-06-1062-5

Cómo citar este artículo: 

Mirar con ojos de asombro (2024). Arteterapia. Proceso Creativo y Transformación, 12.