Arteterapia con orientación antroposófica

Resumen

Cuando hablamos de una metamorfosis nos referimos a una transformación y/o un cambio en la forma. Esta palabra está formada por meta (más allá, después de), morph (forma, estructura) y osis (aplicado a nombres para indicar acciones, condiciones o estados). El alma se torna activa al crear cada paso, transformación que sucede “más allá” de la forma, y a la vez, junto a ella, en este proceso arteterapéutico.

Palabras clave: individualidad, potencia, transformación, ritmo, renacer.


 

La metamorfosis de la planta, un camino de transformación en siete pasos

Se trata de una propuesta artístico-terapéutica en la que las personas o pacientes pueden fluir en un proceso vivo e individual que les permite vincularse consigo mismos y transitar de manera simultánea una transformación profunda en su ser. Nos fue entregada en su profundidad por la arteterapeuta dinamarquesa Else Marie Henriksen, quien trabajó durante 40 años en diversos países de Europa, y en Brasil y Argentina. Se realizaron siete pinturas con acuarela, y cada una de ellas muestra un momento en el ciclo de vida de la planta.

Presentaremos los procesos realizados por dos estudiantes de la Formación en Arteterapia con orientación antroposófica del Centro Vertical. Pretendemos mostrar así la gran posibilidad de variantes que permite esta propuesta. Los 32 estudiantes presentaron formas tan diferentes e individuales como lo somos cada uno de nosotros, reconociéndose en cada paso, en cada planta que iba transformándose, creciendo para morir y renacer, algo propio.

¿De dónde proviene la teoría de la metamorfosis de las plantas?

Si observamos todas las formas, en particular, las orgánicas, descubrimos que en ninguna parte aparece algo estable, en reposo o cerrado en sí mismo, más bien todo parece hallarse en un movimiento constante (Introducción a la Teoría de las Metamorfosis de J. W. von Goethe, en Steiner, 2014).
Goethe había configurado dentro de sí la imagen de una forma plástico-ideal que se da a conocer al espíritu, cuando éste, habiendo abarcado la variedad de formas de las plantas existentes, repara en lo que todas ellas tienen en común (Steiner, 2017).

A través de la observación, del dibujo y de la poesía, Goethe busca mantener vivo el tejido de lo bello, bueno y verdadero que se revela en el mundo vegetal en total pureza, vinculando y uniendo aquello que Linneo diferencia.

Linneo realiza el trabajo de sistematización del reino vegetal, que se encuentra vigente hasta hoy. En ningún momento tenemos a la planta completa delante de nosotros. Por ello, necesitamos poder movernos con un pensamiento fluido y universal, para comprender las leyes propias de la vida, del reino vegetal.

Rudolf Steiner continúa la línea de pensamiento inaugurada por Goethe, en su Teoría de la Naturaleza (1780). Desde 1890, Steiner trabajó durante siete años en los archivos de Goethe, como responsable principalmente de la edición completa de su producción científica entre 1891 y 1896. En una nota de la edición de 1918 de esta obra, Steiner afirma que si se busca en las ciencias naturales un fundamento para las del espíritu, puede ser encontrado en la concepción goetheana del mundo. Surge así el método goetheano, fenomenológico, que se basa en observar y pensar la naturaleza como una unidad, de modo que el arquetipo se exprese en lo particular y en la diversidad.

En 1917 Steiner fundamenta el pensamiento trinitario como método epistemológico para superar el dualismo y sus consecuencias éticas en la ciencia, la filosofía y en lo social. La visión trinitaria de la naturaleza permite comprender los fenómenos en el mundo como el de la planta: contracción en la raíz, expansión en la flor, resolviéndose la polaridad en el elemento foliar, con la alternancia rítmica entre la contracción y la expansión.

El proceso artístico en siete pasos

Se buscan siete momentos del devenir de la planta en su ciclo completo: la semilla, el brotar de los cotiledones, el desarrollo foliáceo, la formación del pimpollo, la apertura de la flor, el marchitarse y, finalmente, la generación de la nueva semilla que cae a la tierra.

La planta vive, crece, se reproduce y perece sostenida por el entretejido de los cuatro elementos: tierra, agua, aire-luz y calor. En cada momento del proceso cada uno de estos elementos interactúa en formas determinadas. Por ello, pintamos siempre primero el entorno elemental, el ámbito en el que la semilla es recibida y donde puede desarrollar su ciclo.

La técnica

La técnica utilizada para realizar estas pinturas es la de “acuarela, húmedo en húmedo”, sobre una hoja humedecida previamente. Utilizamos las acuarelas líquidas de la marca Stockmar, por la intensidad y brillo que ofrecen.

La hoja debe poder recibir la cantidad necesaria de agua y pigmento, permitiendo que fluyan, y no tanto que se fijen, los colores y formas, mientras la pintura está siendo creada. Se cuida que la hoja permanezca húmeda hasta finalizar la tarea, porque de esta manera los colores mantienen su fluidez y permiten continuas mezclas y transformaciones.

Empleamos un pincel de mango largo, de cerdas blandas (pueden ser sintéticas), de un ancho de 22 milímetros para poder pintar desde las superficies que van creciendo y transformándose (si el pincel es muy fino tendemos a dibujar). Intentamos pintar desde un ritmo y tiempo saludables, prestando atención a la respiración. El manejo justo de la relación del agua, el pigmento y la hoja es un gran desafío y conquista. Lo importante es el proceso en sí mismo y no tanto el resultado.

Las sesiones

Cada uno de estos pasos puede llevar más de una sesión (de 60 a 75 minutos), volviendo a humedecerse la hoja del reverso, para continuar pintando con el papel húmedo en el siguiente encuentro. Es recomendable encontrarse en forma rítmica, semanal. El ritmo crea salud, el proceso sigue actuando “entre” las sesiones.

Proceso pintado por Gabriela Henke

 

Sus experiencias

Fue especialmente revelador lo que sentí al pintar el quinto paso, el momento de mayor expansión de la planta, cuando logra concretar en sustancia su idea, en la plenitud de la flor abierta. En ese momento me vinculé profundamente con la planta, sentí un fuerte deseo por florecer y, a la vez, de mantener el centro de la flor lo más luminoso posible. Al pintar busqué que el tallo fuera firme y al mismo tiempo que mantuviera su dinamismo. Si bien esta pintura me otorgó alegría al lograr una flor tan solar, sentí que me imprimía tensión interior este punto de máximo despliegue, reconociendo el motivo: en la pintura siguiente ya comienza el perecer, la polaridad opuesta, donde la vitalidad disminuye, y vivencié un exhalar, un soltar… acompañé con ternura el marchitarse de la planta. Descubrí que entre ambos pasos se ocultaba un gran misterio: el inhalar y exhalar, el formar, conquistar y luego soltar y desarmar. Lo saludable es poder moverse rítmicamente entre ellos; hay tiempo para todo, y todo tiene un tiempo.

Al trabajar, pintar con este proceso arquetípico que revela el reino vegetal, se tiene la vivencia de que cada estadio posee una profunda relación con las experiencias del alma. A veces nos encontramos en un momento que parece detenido, de quietud aparente, colmado de posibilidades que aún no se muestran, como lo es la semilla. En otro momento vivenciamos mucho despliegue, como cuando la planta se llena de hojas, o estamos floreciendo en nuestro máximo esplendor, cuando nuestra verdadera esencia, el núcleo de nuestra individualidad, se revela para el mundo, como lo hace la flor para la planta. Y en el marchitarse estamos soltando algo viejo, que nos permite seguir nuestro camino para gestar a la nueva semilla, un nuevo proyecto con toda la potencia y posibilidades desconocidas que laten en ella. La semilla necesita volver a la tierra porque en ella comienza la nueva vida.

En todo este proceso el agua interactúa permitiendo fluir, moverse, sentir la vida pulsando en el brillo sobre la hoja como también en las profundidades de la propia alma.

Pinturas realizadas por Carolina Estevez

Sus experiencias

Resumo lo que sentí mientras trabajaba en este pequeño verso:

El sol me guía
y YO,
cual labriego,
trabajo la tierra
y me hago nacer.

Realmente es muy laborioso cambiar de formas, de actitudes internas, muy arraigadas, se necesita mucha voluntad de acción y trabajo interno intenso. Al pintar tenía que estar muy atenta a las pinceladas, al color, a dejar que surja lo nuevo en mí y no imponer en la pintura lo viejo.

Por ejemplo, en la tercera pintura, donde aparece el tallo con hojas, solo intenté pintar “hojas llenas de vida”, que fue una de las consignas de esta pintura, y recién cuando estuvo terminada pude ver que se parecía mucho a alguna de las especies de suculentas. Y a partir de allí seguí con mi propia imagen en esta especie de plantas, continuando su desarrollo.

Al trabajar en la semilla última, me di cuenta de que mi primer impulso era volver al carril de lo conocido, y tomé conciencia de que quería cambiar mi cielo, mi tierra y mi marco, “mi límite”, y así lo hice.

Me asombré al poder ver todo el proceso junto. Veo mucho color, movimiento, trabajo, alegría y esperanza. Creo que es realmente una herramienta para realizar con personas que necesitan confiar en los ciclos de la vida y tomar conciencia de la posibilidad de transformación que todos tenemos.

Me fue propuesto por Else Marie Henriksen crear un cuento a partir de este proceso artístico que me gustaría compartir con ustedes, descubriendo cómo las diferentes artes pueden potenciarse entre sí.

La curiosidad

Por un caminito, alegre va, llena de fuerza y valor.
Busca una tierra que la pueda acunar

Encuentra un lugar, de calor y bondad,
Donde puede desplegar su curiosidad.

Con el sol y con la tierra ella sale a jugar,
Y con el viento y la lluvia, conversa sin cesar.

Contenta se sentía de poder disfrutar,
Y en eso empezaron a asomar, alegres capullitos,
que también querían mirar.

Brotaron, y al observar, de júbilo quisieron estallar.
Un rojo intenso en estrellas de repente apareció,
Y de un dorado hermoso en derredor se iluminó.

Luego llegó el día que debían marchitar, pues sabían
Que ya en su centro, nueva vida, había para donar

Y la nueva semillita comenzó a palpitar,
¡por todo lo nuevo que la espera para explorar!

Conclusión

El arteterapia con orientación antroposófica tiene como objetivo conocer las fuerzas que actúan en el macrocosmos, en el mundo, porque ellas también actúan dentro de cada ser humano, ya que cada uno es un microcosmos. Mediante la pintura de la Metamorfosis de las Plantas, podemos despertar a las fuerzas creadoras de la naturaleza poniéndonos en movimiento y vivificándonos en cada paso. Es en el “entre” de cada estadio de la planta que se revelan los misterios de la naturaleza. Asimismo, este proceso nos invita a activar los sentidos y percepciones para con todo el reino vegetal, el mundo que nos rodea, y estimula el crecimiento de nuestro amor por el reino vegetal, junto al conocimiento que va despertando la observación atenta de este.

Este proceso despierta la confianza en un futuro que siempre posibilita el despliegue del potencial de la individualidad. La planta anhela la luz solar; el ser humano, el despliegue de su núcleo luminoso, de su individualidad.

 

Bibliografía

Steiner, R. (2014). Introducciones a las obras científicas de Goethe, y fundamentación de la ciencia espiritual (antroposofía). Cuadernos Pau de Damasc, Chile.

Steiner, R. (2017). Goethe y su visión del mundo, Buenos Aires: Antroposófica.

* Cofundadora y estudiante del tercer año de la Formación en Arteterapia en Centro Vertical. Artista plástica. Docente en la Escuela Waldorf Rudolf Steiner y en seminarios pedagógicos.

** Estudiante del tercer año de la Formación en Centro Vertical. Formación en Pedagogía Waldorf. Profesora de Educación Física.

*** Cofundadora de la Formación en Arteterapia en Centro Vertical. Artista plástica. Arteterapeuta y docente.

Cómo citar este artículo:

Henke, G., Estevez, C. y Porák de Osman, G. (2019). Arteterapia con orientación antroposófica. Arteterapia. Proceso Creativo y Transformación, 5. Recuperado de: https://arteterapiarevista.ar/arteterapia-con-orientacion-antroposofica/