Luis Formaiano presenta el segundo volumen de la colección Dédalo, que contendrá diez libros dedicados al arteterapia. Como en todos sus trabajos, este psicólogo y arteterapeuta argentino expone algunos de los grandes debates que tensionan la teoría y la práctica arteterapéutica, así como un registro minucioso de talleres y recursos que nos parecen útiles tanto para personas que se encuentran realizando sus estudios como para aquellos profesionales que desean enriquecer su quehacer arteterapéutico.

En el primer capítulo, Formaiano realiza una pregunta que se formulan muchos profesionales en todas partes del mundo: ¿cómo demostramos la eficacia del arteterapia con diversas poblaciones y aportamos evidencia sobre los cambios y mejoras de nuestros pacientes? De esta manera se adentra en el análisis de la metodología cualitativa y cuantitativa, destacando que los enfoques cualitativos pueden describir matices de la intervención que no serían evidentes en otro tipo de estudios. En particular, el texto analiza el Estudio de Caso, que presenta el problema de la confidencialidad y la exposición, y es el producto de una construcción del psicoterapeuta. Su validez es interna porque los resultados solo son aplicables dentro del contexto de ese caso. En contraposición, los estudios cuantitativos se replican y es allí donde reside su fuerza porque saca a la luz resultados erróneos o confirma los verdaderos.

Asimismo, los hallazgos de varios experimentos pequeños se pueden combinar hasta producir la fuerte masa crítica de resultados de investigaciones requeridos por la EBP (Evidence-based Practice, Práctica Basada en la Evidencia). Luego, plantea diversas herramientas de evaluación, entre las que se destacan la Escala de Elementos Formales en Arteterapia (FEATS, por su sigla en inglés), creada por Gantt y Tabone en 1998 con el objetivo de “separar el folklore sobre el arteterapia de hechos verificables”. También analiza otros instrumentos de evaluación, como el Cuestionario de Intervenciones Basadas en Arte, la Escala de Evaluación de Síntomas de Edmonton o el Continuum de Terapias Expresivas.

Formaiano concluye que el Estudio de Caso en arteterapia individual permite acceder al universo singular de cada paciente, no solo desde las verbalizaciones que este realiza respecto de cada trabajo y del registro minucioso del arteterapeuta, sino que al finalizar el tratamiento y ver la secuencia de obras, la persona puede encontrar nuevas significaciones y se podrá observar la coherencia interna en el armado del recorrido arteterapéutico. La planilla de registro de cada sesión permite recolectar datos y el autor sugiere que se pueden tomar total o parcialmente los indicadores de FEATS, adjudicándoles puntuaciones.

En particular, el texto analiza el Estudio de Caso, que presenta el problema de la confidencialidad y la exposición, y es el producto de una construcción del psicoterapeuta. Su validez es interna porque los resultados solo son aplicables dentro del contexto de ese caso.

En el segundo capítulo, Formaiano plantea un Estudio de Caso de arteterapia y depresión. Comienza con una profunda revisión de la literatura sobre la práctica de otros arteterapeutas y continúa con la definición de los trastornos depresivos para el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSMV).

El caso que comenta con ilustraciones de obras es el de una paciente de 34 años que manifiesta sentirse deprimida, sin horizonte ni perspectiva. Los objetivos del tratamiento fueron los de superar la depresión, reconectar con lo vital y construir un nuevo horizonte. Se podrá ver el recorrido de cada sesión con su consigna y el cuento disparador seleccionado para realizar la obra. Formaiano lo divide en etapas: el comienzo, de las emociones a la espiritualidad, de la espiritualidad a la acción y el final, que denomina “la vida, siempre la vida”. Al finalizar el capítulo evalúa los principales indicadores y observables que aparecen en los trabajos realizados por esta paciente.

El tercer capítulo versa sobre el taller de arteterapia para personas que viven con VIH/Sida, que había adelantado en su libro anterior, mostrando una indagación pormenorizada de todas las experiencias que se realizaron en el mundo. El relato de los objetivos de los ocho proyectos desarrollados por Formaiano con esta población se acompaña de la descripción de cada taller grupal con su consigna, objetivos, materiales, desarrollo, disparador y las ilustraciones de las obras de los participantes.

En el capítulo siguiente, el autor utiliza el formato de historias de vida. Describe el trabajo de Beto y Aníbal con un relato pormenorizado de las consignas, las obras y los comentarios de sus autores.

El libro culmina con actividades de arteterapia grupal, incluyendo la descripción de las consignas, los objetivos, los materiales y las diversas partes de cada encuentro. La primera, denominada “Los dos consorcios”, fue inspirada en el interés de Formaiano que, en calidad de integrante de un consorcio de copropietarios, se preocupaba por escuchar las historias de otros consorcistas. La segunda, “El continente de todos”, amplía el territorio familiar de la anterior para extenderlo espacialmente. La tercera, “La aldea”, tuvo su origen en el trabajo del autor en Hospital de Día.

Las páginas finales de este formidable libro de arteterapia incluyen un listado de los principales libros de cuentos y otro de los temas musicales que Formaiano utiliza en sus propuestas arteterapéuticas. Texto recomendable para estudiantes avanzados y profesionales que verán enriquecida su práctica luego de leerlo.