Diálogos entre arte y terapia

Este libro, que recorre la confluencia entre arte, psiquiatría, psicoanálisis y psicoterapia, fue escrito por una antropóloga y arteterapeuta con amplia trayectoria en la docencia en diferentes instituciones. Actualmente es profesora en la School of the Art Institute of Chicago (SAIC) y antes había trabajado durante una década en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) y aún más tiempo en L’Escola Massana (UAB). Su desempeño docente se vincula a temas relacionados con el arteterapia, el arte y la antropología, la salud mental y la inmigración.

 

Ya en la Introducción, Eva Marxen reconoce la dificultad que tienen los profesionales y estudiantes de arteterapia para encontrar bibliografía en castellano. Se encuentran libros y artículos escritos casi exclusivamente en inglés o, en menor grado, en alemán, holandés y hebreo. Este texto aparece para achicar esta brecha.

Al iniciar la lectura nos encontramos con una historización del arteterapia, que reconoce su primer paso en las primeras colecciones de obras de pacientes, entre las que se destacan la del doctor en psiquiatría Hans Prinzhorn, que contó con 5000 trabajos de 435 personas esquizofrénicas[1]. La autora reconoce que en esa época los profesionales sanitarios se acercaban a las obras de sus pacientes movidos por el exotismo y el paternalismo. El punto de contacto entre las ideas de Prinzhorn y los procesos actuales de arteterapia, es que ambos enfoques consideran la creación artística como un canal para expresar el malestar y la experiencia de la enfermedad y que no se crean para el mercado o las instituciones oficiales de arte. Las diferencias radican en que en arteterapia “nunca se promueven pinturas catatónicas, sino que se guía el proceso creativo y se trata de profundizar”, y que no se archivan las obras de los pacientes con el fin de constituir una colección. La autora advierte incluso sobre el riesgo de organizar exposiciones con obras de los pacientes, ya que estas se crean en un espacio seguro e íntimo, con la garantía de que el arteterapeuta y la institución mantengan el secreto profesional.

Luego analiza la influencia de las obras de los enfermos mentales en el arte moderno entre los años 1880 y 1930, que puede ser caracterizada como la época dorada del arte psicótico, en la que los campos del arte y la psiquiatría manifiestan interés por los modos inconscientes de representación. En el arte se manifiesta en corrientes como el dadaísmo, el expresionismo, el surrealismo y en el Art Brut, y a nivel clínico, en el auge del psicoanálisis.

El recorrido histórico sigue hasta desembocar en el trabajo pionero de dos mujeres en las décadas del 40 y el 50 del siglo pasado: Margaret Naumburg y Edith Kramer. Ellas comenzaron a desarrollar, en Estados Unidos, una disciplina que más adelante llamarán “art therapy”. Naumburg fue la primera profesional procedente del campo de la psicología, la psiquiatría y la psicoterapia psicoanalítica en referirse al arteterapia; Kramer lo haría desde una formación y práctica profesional de artista y profesora de arte.

Marxen analiza en su libro los fundamentos teóricos del arteterapia que liga particularmente al psicoanálisis y a la psicoterapia, aun cuando reconoce que existen otras corrientes que dan marco al trabajo como la Gestalt, o las terapias conductual y familiar sistémica. Dentro del psicoanálisis destaca la influencia de la escuela británica, integrada por Melanie Klein y Donald Winnicott, cuyos conceptos analiza. Añade la influencia de Héctor Fiorini, psicoanalista argentino, que explica el proceso creativo mediante procesos terciarios, que no son una mera combinación de los mecanismos primarios y secundarios de Freud, sino que tienen una dinámica propia.

La autora se sumerge luego en el encuadre arteterapéutico, el espacio y el uso de los materiales artísticos. Realiza un pormenorizado listado de los materiales que pueden utilizarse, sus ventajas y desventajas, el nivel de controlabilidad que es importante para personas con problemas conductuales, agresividad o baja tolerancia a la frustración, y los aspectos que deben considerarse en relación a las personas psicóticas.

Marxen analiza el campo de actuación del arteterapia con inmigrantes, ideal para la autora por razones lingüísticas, culturales y personales que impiden la terapia verbal. Describe dos estudios de caso con mujeres marroquíes en Barcelona.

Las diferentes formas de trabajo en arteterapia son asimismo consideradas por la autora. Describe las principales características de las sesiones individuales, las sesiones de grupo, los talleres y los “open studios” (talleres abiertos). En esta última modalidad, menos analizada en la literatura, el arteterapeuta ofrece un espacio con materiales, y cada participante puede ir y venir cuando lo disponga. Los open studios están especialmente indicados para instituciones con internados: cárceles, residencias y hospitales, entre otros.

Marxen trata en un capítulo específico la cuestión de la lectura o interpretación de las imágenes en arteterapia, y es enfática en este tema que suscita gran interés en los arteterapeutas. Sostiene que el proceso creativo resulta más importante e interesante que el resultado final, y que las interpretaciones giran a menudo alrededor del proceso en vez de limitarse a la obra acabada. Asimismo, se manifiesta contraria a la realización de una lectura científica y sin fin de las imágenes, porque de esta manera se ignora la naturaleza del arte y el proceso creativo.

Marxen reconoce que el arteterapia puede aplicarse en diversos campos, aun cuando analiza particularmente el desempeño en instituciones dedicadas a la salud mental, y lo ilustra con un estudio de caso de una paciente que padecía esquizofrenia. También dedica un apartado al arteterapia con una población específica –los adolescentes–, a quienes caracteriza desde visiones psicoanalíticas y desde las ciencias sociales, y comenta las características de su trabajo en una Unidad de Escolarización Compartida donde llegan chicos que han sido expulsados de los institutos de enseñanza secundaria públicos y presentan problemas conductuales.

Marxen analiza, asimismo, el campo de actuación del arteterapia con inmigrantes, ideal para la autora por razones lingüísticas, culturales y personales que impiden la terapia verbal. Describe dos estudios de caso con mujeres marroquíes en Barcelona.

El capítulo final se dedica a mostrar las posibilidades del arte como herramientas política y social, en relación a las actividades del Museo de Arte Contemporáneo en Barcelona donde la autora trabajó durante diez años. A partir de las obras de tres artistas de nacionalidades distintas que Marxen considera verdaderas intervenciones sociales para darle voz a quienes no la tienen, demuestra la íntima relación entre el trabajo comunitario, la terapia y el arte contemporáneo.

Nos parece un texto de lectura necesaria para quienes dan sus primeros pasos en la disciplina y para aquellos que quieren consolidar su trabajo arteterapéutico.


Ficha técnica

Diálogos entre arte y terapia
Eva Marxen
Barcelona: Gedisa, 2011
Cantidad de páginas: 222
ISBN 978-84-9784-667-7

 

[1] La Colección Prinzhorn se encuentra actualmente en la Universidad de Heidelberg (Alemania).

Cómo citar este artículo:

Diálogos entre arte y terapia (2019). Arteterapia. Proceso Creativo y Transformación, 2 (4). Recuperado de: https://arteterapiarevista.ar/dialogos-entre-arte-y-terapia/