Entrevista a Cecilia Byrne Asenjo

“Enfermería es el arte del cuidado, y de mi formación en la Universidad Católica de Chile agradezco el énfasis dado a la visión biopsicosocial de las personas y a la importancia de la interacción para establecer una relación de ayuda significativa, que no solo considera la recuperación sino que prioriza las actividades de prevención y promoción de la salud”.

 

¿Cuáles fueron los contextos y las motivaciones que influyeron en la decisión de formarte progresivamente en enfermería, bellas artes, psicología y arteterapia?

Desde niña soñé con trabajar en un hospital. Mis juegos giraban en torno a operar y hacer curaciones a mis muñecas. Por esta razón, al momento de tomar la decisión de estudiar no tuve dudas: sería enfermera. Durante mi formación pude comprobar que tenía una sólida vocación de servicio.

En mi primer trabajo, en un servicio de Traumatología y Ortopedia Infantil, preocupada por otorgar una atención holística a los niños que padecían largas hospitalizaciones, me propuse mantenerlos activos. Para esto les organizaba a diario, de acuerdo a su condición y edad, tareas escolares que estimularan su creatividad a través de las artes plásticas y manuales: dibujo, pintura, modelado, tejido a palillo o crochet, entre otros.

Mediante sus creaciones artísticas, con el tema “Yo en el hospital”, descubrí los principales traumas que les producía la hospitalización: la lámpara del quirófano y las curaciones a las que eran sometidos. Esto me motivó a realizar visitas al quirófano la tarde anterior a la cirugía, para familiarizarlos con ese ambiente especial y realizar curaciones semejantes a las suyas a una muñeca “operada”. Con ambas intervenciones disminuyó este tipo de trauma. Siento que de manera sutil se desarrollaba en mí la vocación por ser arteterapeuta.

El estrés laboral provocado por el sufrimiento, la muerte y situaciones de abandono de los niños, me llevó a canalizar mis tensiones por medio del arte. Comencé como autodidacta los fines de semana, mis creaciones artísticas no solo me aliviaban emocionalmente, sino que fueron adquiriendo valor estético, lo que me permitió participar en concursos y muestras colectivas de pintores de domingo. Años después, el deseo de adquirir conocimientos teóricos y técnicas pictóricas me incitó a estudiar Licenciatura en Arte.

En el Hospital del Salvador tuve la oportunidad de visitar una exposición de los trabajos de pacientes del Servicio de Psiquiatría, a cargo de Mimí Marinovic. Este primer encuentro con el trabajo arteterapéutico que se realizaba en Salud Mental me estimuló a investigar sobre el tema, desconocido aún en Chile, porque toda la información existente provenía de Gran Bretaña y Estados Unidos. La pasión que despertó en mí me instó a estudiar psicología; pensaba que ese era el camino para acceder a estudiar posteriormente arteterapia.

“Debido a que no existe el reconocimiento de nuestra profesión en el país, muchos arteterapeutas, con el fin de dar a conocer esta medicina complementaria, trabajan en forma de voluntariado ad honorem y dentro de un marco de informalidad”.

Poco antes de obtener mi título, revisando bibliografía para mi tesis “Efectos de la Musicoterapia sobre los niveles de ansiedad en pacientes esquizofrénicos”, me llevé la gran sorpresa: existían dos programas de postítulo en Arteterapia en Chile. ¡De inmediato postulé al Magíster que ofrecía la Universidad del Desarrollo!

¿Qué conocimientos de esas formaciones te ayudan hoy en tu rol como arteterapeuta?

Enfermería es el arte del cuidado, y de mi formación en la Universidad Católica de Chile agradezco el énfasis dado a la visión biopsicosocial de las personas y a la importancia de la interacción para establecer una relación de ayuda significativa, que no solo considera la recuperación sino que prioriza las actividades de prevención y promoción de la salud. Estos conocimientos adquiridos han sido relevantes al ejercer mi rol como arteterapeuta, pues facilitan un encuentro empático, de respeto y aceptación, de apoyo al usuario y su familia desde una visión holística y personalizada.

Mis estudios de Arte en la Universidad Católica de Chile me proporcionaron múltiples herramientas al practicar todas las expresiones artísticas (dibujo, pintura, collage, escultura, grabado, fotografía, video), experimentar con diversos materiales artísticos (óleo, acrílico, acuarela, lápices de colores y pastel), manejar la teoría del color, la apreciación estética y el desarrollo de la creatividad. Estos conocimientos facilitan mi rol como terapeuta con vasta experiencia, no solo en el quehacer artístico –que he cultivado en forma constante–, sino también en mi terapia de autocuidado, que me permite reconocer en mí misma las técnicas más beneficiosas para aliviar el estrés, aumentar la autoestima, estimular la expresión de emociones reprimidas y poder aplicarlas mucho mejor en los pacientes.

Los conocimientos adquiridos en mi formación como psicóloga han sido un gran aporte para mi rol como arteterapeuta, pues la amplia visión de todas las corrientes teóricas ha hecho posible que mi desempeño clínico sea más bien ecléctico: selecciono la intervención terapéutica más adecuada para cada caso y soy muy creativa al utilizar diversas dinámicas de abordaje (juegos de rol, relajación e imaginería o psicoeducación, entre otros. La práctica profesional me ha permitido desarrollar habilidades, tanto en la valoración del paciente como en técnicas para la contención, el apoyo y la reinserción social de los usuarios.

“No es extraño encontrar casos de arteterapeutas que están contratados, pero bajo su título profesional (psicólogo, terapeuta ocupacional, etc.), ya que los departamentos de recursos humanos de las instituciones no consideran, en su dotación, crear el cargo de arteterapeuta”.

Por último, estudiar el Magíster de Arteterapia fue la culminación de un sueño largamente atesorado. Los contenidos del programa cumplieron con mis expectativas y, además, mi práctica profesional en un establecimiento de extensa estadía para el adulto mayor me permitió intervenir como arteterapeuta con las herramientas adecuadas en el área de geriatría, en la que estaba ejerciendo de manera profesional desde los años 90.

Como miembro de la Comisión Directiva, ¿cuáles fueron las motivaciones que llevaron a la creación de la Asociación Chilena de Arteterapia y qué objetivos tienen planteados para el bienio?

La Asociación Chilena de Arteterapia (ACAT) se constituyó legalmente el 21 de diciembre de 2006 ante la necesidad de protegerse de prácticas inadecuadas, y se planteó como misión “difundir y educar sobre el arteterapia en nuestro país y velar por el profesionalismo que se requiere en la atención a los usuarios de acuerdo a los lineamientos establecidos en el Código de Ética Profesional”. La actual directiva de la ACAT fue elegida en mayo de 2018 y está conformada por socios de distintas zonas del país.

Nos planteamos como objetivo prioritario trabajar por el reconocimiento de la profesión en la red de salud pública a nivel ministerial. En este aspecto hemos estado trabajando en conjunto con otras asociaciones que forman parte de las Terapias Expresivas del país, para sacar adelante propuestas que ya llevan bastante avance y evolución, junto al Ministerio de Salud.

Dada la importancia que tiene para la directiva visibilizar nuestra profesión, trabajamos en su difusión a través de jornadas, cursos y programas en diversos contextos: educacionales, asistenciales y comunitarios a nivel nacional.

También mantenemos una presencia activa en los medios a través de nuestra página web y el Boletín ACAT, que muestra las actividades y publicaciones de sus socios.

Se llevó a cabo la revisión, actualización, aprobación y difusión del Código de Ética Profesional, en vigencia desde 2019.

Como representante de Chile en el VI Congreso de Arteterapia realizado en Río de Janeiro durante 2017, anuncié que seríamos la sede del próximo congreso: por esta razón, al asumir como parte de la nueva directiva, sentía la responsabilidad de organizar el congreso pero no tuve el apoyo que esperaba. Finalmente, gracias a mi persistencia y gran motivación logré animarlos a emprender esta difícil tarea de organizar el VII Congreso Latinoamericano de Arteterapia y VIII Encuentro del Mercosur, que se realizará en la ciudad de Viña del Mar del 24 al 26 de abril de 2020. Ya publicamos y difundimos la convocatoria.

“En Chile aún no contamos con el reconocimiento del arteterapia como profesión complementaria de la salud, pero estamos dando la lucha por logarlo. Este año se ha trabajado en conjunto con otras asociaciones que conforman las terapias expresivas (TE) a nivel ministerial”.

Hemos cumplido también otros objetivos, como la producción de las asambleas online para dar oportunidad de participar a los socios de todas las regiones del país. Además, hemos firmado convenios con empresas que otorgan descuentos en servicios y productos a nuestros socios.

Como objetivos pendientes tenemos la organización de un Consultorio ACAT sobre la base de convenios para brindar atención clínica, y la supervisión a socios a través de estudios de casos en reuniones técnicas online.

Imaginando el esfuerzo que relatás para la organización del próximo Congreso Latinoamericano de Arteterapia, ¿cómo ha sido el proceso de definición de ejes temáticos y programa general del congreso?

Los ejes temáticos que guiarán el congreso fueron definidos de acuerdo a las problemáticas de salud mental más relevantes en Latinoamérica, en las que nuestra participación como arteterapeutas requiere de continuos desafíos, investigación empírica y ética profesional. Es por esto que hemos decidido incluir temas tan amplios como género, diversidad, migraciones, inclusión y transformación social; violencia y abuso sexual; trauma y estrés, y cuidados paliativos.

Por otro lado, con el objeto de abarcar la promoción de la salud hemos considerado áreas temáticas como autodescubrimiento, lenguajes artísticos y nuevos medios arteterapéuticos que consideren a la persona sin diagnóstico.

El programa contempla conferencias con invitados internacionales y nacionales a las que puedan concurrir el 100% de los asistentes, dada la relevancia de los temas a tratar. Estas se realizarán los tres días, durante la jornada de mañana.

“La mayor parte de los arteterapeutas se desempeñan en el sector privado, en consulta privada. Obtienen su clientela a través de publicidad en los medios, páginas web, redes sociales, y por interconsultas de otros profesionales de la salud”.

En las tardes se podrá optar, según las preferencias personales, por asistir a la presentación de ponencias o participar en los talleres experienciales, que se desarrollarán en forma paralela y que tendrán suficiente cobertura para la participación de todos los asistentes.

Estamos evaluando la posibilidad de editar un opúsculo o carpeta para entregar a los asistentes al inicio del congreso. Una especie de folleto que contenga los resúmenes de cada ponencia y las actividades que se desarrollarán en cada uno de los talleres experienciales, de tal modo que puedan elegir anticipadamente en qué participar de acuerdo a sus intereses personales y profesionales.

El programa incluye actividades sociales que contemplan una recepción de bienvenida, actos artísticos y culturales, y visitas a lugares de atracción turística de la región.

¿Qué conocimientos, de qué áreas y qué autores considerás que son indispensables para el desempeño profesional del arteterapeuta?

En mi formación como Magíster de Arteterapia de la Universidad del Desarrollo se privilegia el abordaje psicodinámico, tanto en lo teórico como en la práctica arteterapéutica, que es un conocimiento esencial si tenemos en cuenta que el Arteterapia permite la expresión de emociones, sentimientos y pensamientos reprimidos en el inconsciente.

Dentro de los autores que considero indispensables puedo mencionar a Winnicott, para quien la creatividad y el juego en el espacio transicional son pilares fundamentales de la salud y, por lo tanto, de la vida, donde el arteterapeuta estimula al paciente para la interpretación creativa de su vida.

También destaco a Joy Schaverien, que nos presenta la transferencia y contratransferencia como básicamente positivas, la relación terapéutica triangular, y nos permite reconocer los dos tipos de imágenes que surgen en el proceso arteterapéutico: la diagramática y la encarnada.

Durante mi desarrollo profesional tuve la oportunidad de conocer y realizar un taller arteterapéutico con el Dr. Héctor Fiorini. Así pude comprender prácticamente su teoría del proceso creador terciario: “La reorganización desde el caos nos estimula a desorganizar formas constituidas para trabajar la reorganización de nuevas formas o nuevos sentidos”.

Pienso que es indispensable que los arteterapeutas tengan conocimientos teóricos y prácticos de los diferentes enfoques (cognitivo, humanístico, conductual), así como también que sepan manejar teoría grupal, sistémica y de pareja, lo que les permite tener una visión más amplia y evitar encasillarse en un único enfoque.

Considero fundamental, en terapia grupal, estudiar a Yalom y su terapia existencial, donde aborda temáticas relevantes como son la muerte, el aislamiento, el sentido de la vida y la libertad.

Algo que todo arteterapeuta debe conocer es la importancia de su autocuidado, que implica realizar introspección permanentemente, someterse a terapia personal, individual o grupal, y recibir supervisión por parte de un arteterapeuta supervisor calificado.

¿Considerás que los arteterapeutas deben tener una práctica artística personal? Si la respuesta es afirmativa, ¿en qué sentido contribuye a potenciar su rol de arteterapeuta?

Por el tipo de trabajo que desempeño vivo de cerca los problemas de los usuarios y sus familias, enfrento de manera constante el dolor y la muerte, debo soportar un clima organizacional estresante y una sobrecarga laboral. Como esto puede afectar mi salud mental, la válvula de escape para mis tensiones es la pintura al óleo, que trato de realizar con la mayor frecuencia posible porque para mí es una excelente forma de autocuidado. Además, he expuesto mis pinturas en varias muestras colectivas de arte en galerías de Santiago y he realizado muestras individuales en Valparaíso. La última, titulada “Un recorrido por Chile”, se llevó a cabo en la sala “El pensador” del Congreso Nacional durante el mes de mayo. Asistieron muchos de mis clientes y sus familiares.

En mi práctica profesional para optar al grado de Magíster en Arteterapia se nos exigía después de cada terapia, tanto grupal como individual, realizar la “respuesta artística”, con el objeto de canalizar sensaciones, emociones y contratransferencias producidas durante el encuentro arteterapéutico. En la actualidad, después de algunas intervenciones y cuando amerita, realizo la respuesta artística –o “arte en respuesta”–, lo que me facilita el análisis de la relación terapéutica y me alivia el estrés provocado en la sesión.

Por otra parte, el conocimiento y la utilización de los distintos materiales artísticos en mi práctica personal, valorar sus propiedades, reconocer sus ventajas y desventajas, y el experimentar con materiales nuevos contribuye a fortalecer mi rol como arteterapeuta al momento de ofrecer los materiales más adecuados según la edad del usuario, sus capacidades y limitaciones, y los objetivos arteterapéuticos planteados de acuerdo a la problemática de base.

¿Qué características debe reunir la respuesta artística? ¿Hay condiciones en cuanto al tiempo de realizarla, los materiales que se utilizan, se generan en todas las sesiones?

Si bien es cierto que existen directrices básicas para realizar la respuesta artística, personalmente creo que cada arteterapeuta necesita disponer de ciertas libertades para obtener resultados óptimos. Es propio del ser humano crear mecanismos de defensa frente a situaciones estresantes, pero cada individuo conoce sus armas y las aplica según su necesidad y su estado anímico, que no siempre es el mismo.

En cuanto al tiempo, cada arteterapeuta tiene libre disposición para ocupar ad libitum su tiempo de respuesta artística. Para algunos será beneficioso realizarla en forma paralela al proceso creativo de su paciente; y para otros, en cualquier oportunidad previa a la siguiente sesión. En mi caso, trato de hacerlo lo antes posible, para liberarme pronto de alguna carga negativa.

Los materiales utilizados para la respuesta artística son, o deben ser, absolutamente personales y subjetivos. Hay terapeutas que trabajan con los mismos materiales del paciente con el fin de involucrarse un poco más en sus sentimientos y emociones.

Yo utilizo materiales dúctiles de acuerdo con la emoción vivida: si lo que me inquieta es ira o rabia, me calmo manipulando materiales de modelado, como greda o plastilina; en cambio, si mi sensación es de tristeza o angustia, prefiero la fluidez de las técnicas líquidas, como acuarela y témpera.

Este recurso tan vital para el autocuidado y la integridad psíquica del arteterapeuta, será necesario exclusivamente si durante la sesión se genera o aflora alguna “contratransferencia” importante. Solo en el caso de las estudiantes de arteterapia que se encuentran realizando su práctica profesional, su supervisor exige la utilización de esta herramienta después de cada sesión.

Como docente universitaria, ¿cuáles son las fortalezas y debilidades de las formaciones en Arteterapia en Chile?

En Chile la formación en Arteterapia comenzó en el año 2002 con el “Postítulo de especialización en terapias de arte, mención Arteterapia” de la Universidad de Chile. En el 2012, la Universidad del Desarrollo ofrece el “Magíster de Arteterapia”; luego, en 2016 comienza el “Magíster Artes en la Salud y Arteterapia” en la Universidad Finis Terrae, y este año comenzó el programa profesionalizante de Postítulo en Arteterapia de Espaciocrea. Todos tienen una formación académica de cuatro semestres, una práctica profesional supervisada y la exigencia de un trabajo de finalización, monografía o tesis de investigación, para optar al título profesional.

Se dictan dos diplomados en el sur del país: “Arte Terapia: Estrategias para la inclusión social, salud y educación”, de la Universidad Austral de Chile, y “Fundamentos en Arte Terapia”, de la Universidad Católica de Chile, sede Villarrica.

Siento que las principales fortalezas de la formación en Arteterapia en mi país se relacionan con el hecho de ser universidades, públicas y privadas, reconocidas por su excelencia académica, con docentes con grados académicos de Magíster y/o Doctorado, con mallas de estudio que poseen sólidas bases teóricas y metodológicas profundizadas a través de prácticas experienciales. Contemplan un año de práctica profesional con supervisión y terapia personal adecuadas.

Del Magíster donde me formé, destaco la oportunidad de conocer arteterapeutas de vanguardia en sus respectivos ámbitos laborales, como Sally Skaife, Margaret Hills, Karen Gibbons, Estela Garber, Sheena McGregor y Héctor Fiorini, entre otros, quienes compartieron sus experiencias y desarrollaron talleres con los estudiantes. Estos fueron de gran utilidad por tratarse siempre de intervenciones innovadoras.

Dentro de las debilidades, la mayoría de estos centros formadores no cuentan con suficientes convenios para las prácticas profesionales de todos los estudiantes, por lo tanto, muchos debimos gestionar nuestra práctica en instituciones, ya fueran públicas o privadas. Aun cuando a veces se interesaban por este tipo de intervención, no siempre era factible hacerlo, porque, al no estar reconocida aún como una medicina complementaria por el Ministerio de Salud, existe desconocimiento y desconfianza de sus beneficios.

Realizás talleres individuales y grupales para adultos mayores, y sistematizaste tu experiencia en el libro Arte Terapia en Adulto Mayor: Estrategia para comprender su percepción de su etapa vital. ¿Cuáles son las principales problemáticas de esa población y los beneficios del arteterapia en ese grupo etario?

En general he tenido la oportunidad de trabajar con personas mayores que presentan, por una parte, problemas de salud producto del envejecimiento y mala calidad de vida, como son las enfermedades crónicas (diabetes, hipertensión arterial) y degenerativas (deterioro cognitivo, mal de Parkinson, demencias) y, por otra parte, problemas psicológicos, como depresión y ansiedad, derivados de los cambios biopsicosociales que experimentan y que se traducen en limitaciones funcionales con pérdida de autonomía, enlentecimiento y menor eficiencia del funcionamiento cognitivo (merma de memoria, falta de concentración), aumento de pérdidas (muertes, jubilaciones que requieren elaboración de duelo) y disminución de redes de apoyo, de actividades sociales e institucionalización.

Siempre trabajo con ellas desde sus capacidades conservadas, considerando sus limitaciones, y utilizo técnicas y materiales cómodos que favorezcan la expresión plástica de sus experiencias. He observado que con el collage se sienten con más libertad para trabajar al contar con las imágenes y saber que no existen posibilidades de error, que pueden encontrar fotografías que representen a sus familiares, sus sentimientos, sus gustos, y solo deben pegarlos en el papel. Se aprecia que a medida que pasa el tiempo desarrollan la creatividad y demuestran mayor seguridad con el uso de los materiales, incluso algunos tienden a experimentar con nuevos materiales.

Los principales beneficios del arteterapia observados en este grupo etario se relacionan con la expresión de emociones, sentimientos y pensamientos reprimidos, la resolución de conflictos por medio de formas más saludables de enfrentar la soledad y la tristeza, la aceptación de sus limitaciones, y el reconocimiento de sus capacidades conservadas en un contexto que los contiene emocionalmente. De esta forma experimentan el alivio del estado depresivo, estrés o ansiedad inicial. También produce mejoría de sus capacidades cognitivas (memoria, percepción, sensación, lenguaje, concentración, motricidad fina).

Cuando trabajo con grupos he podido apreciar en ellos el desarrollo de habilidades sociales (mejoría en la comunicación y en las relaciones interpersonales, el apoyo solidario, el respeto, sentido de pertenencia y de vinculación social). A medida que se dan cuenta de que sus pares sufren los mismos problemas que ellos, comparten con mayor libertad sus experiencias más traumáticas, confiados en la contención del grupo.

En cuanto a su desarrollo personal, creo importante destacar que logran un mayor conocimiento e integración de sí mismos. Se percibe una mejoría en la confianza, refuerzan su propia aceptación, y así aumenta su autovaloración. El hecho de terminar un trabajo artístico les da “placer y satisfacción”, lo que incrementa su autoestima y el sentido de autoeficacia.

¿Cuáles son las dificultades para la inserción del arteterapia en contextos institucionales?

Debido a que no existe el reconocimiento de nuestra profesión en el país, muchos arteterapeutas, con el fin de dar a conocer esta medicina complementaria, trabajan en forma de voluntariado ad honorem y dentro de un marco de informalidad.

No es extraño encontrar casos de arteterapeutas que están contratados, pero bajo su título profesional (psicólogo, terapeuta ocupacional, etc.), ya que los departamentos de recursos humanos de las instituciones no consideran, en su dotación, crear el cargo de arteterapeuta.

Encontramos escasas intervenciones de arteterapia en algunos establecimientos de Salud Pública a lo largo del país: a nivel de atención primaria en centros de salud familiar (CESFAM) y centros comunitarios de salud familiar (CECOSF), y a nivel de atención secundaria, en centros de salud mental (COSAM) y en servicios de salud mental, de cuidados paliativos y de pediatría de hospitales clínicos y psiquiátricos.

Las intervenciones arteterapéuticas en los ámbitos educacional y laboral se realizan sobre todo como talleres con temáticas específicas de acuerdo a necesidades percibidas en su interior por los actores comprometidos. No existen programas que las incluyan formalmente. A nivel educacional, el arteterapia se implementa para fomentar habilidades blandas, para disminuir las conductas agresivas, para lograr la inclusión escolar, para la construcción de la identidad en adolescentes o reforzar el autoconocimiento, entre otros. A nivel laboral se realizan talleres de autocuidado para prevenir el estrés laboral, mejorar el clima organizacional, negociación y resolución de problemas.

La mayor parte de los arteterapeutas se desempeñan en el sector privado, en consulta privada. Obtienen su clientela a través de publicidad en los medios, páginas web, redes sociales, y por interconsultas de otros profesionales de la salud.

Respecto de la región latinaomericana, ¿cuál es el estado del arteterapia en Chile?

En Chile aún no contamos con el reconocimiento del arteterapia como profesión complementaria de la salud, pero estamos dando la lucha por logarlo. Este año se ha trabajado en conjunto con otras asociaciones que conforman las terapias expresivas (TE) a nivel ministerial. Estamos muy satisfechos por los grandes avances obtenidos en los últimos meses, que se materializarán en septiembre con el lanzamiento de la Política de Medicinas Complementarias y Prácticas de Bienestar de la Salud, en la cual se reconoce que las TE existen en Chile y tienen beneficios comprobados para la salud. Consiste en una base que da cuenta de un paradigma dentro del ámbito de la salud, pero no indica aspectos más específicos asociados a la forma de aplicación.

Después de la publicación de esta política, a nivel ministerial y con representantes de cada asociación de las TE, se procederá a la definición de orientaciones técnicas para la aplicación de las TE en las áreas de atención primaria y hospitalaria.

Con estos avances nos asiste la gran esperanza de tener el reconocimiento que nos permita integrar equipos multidisciplinarios en instituciones públicas y privadas, abarcando los tres niveles de atención con intervenciones arteterapéuticas de promoción, prevención, recuperación y rehabilitación de la salud.

El contar con las orientaciones técnicas para la aplicación del arteterapia y también con el código ético profesional, nos permitirá regular y denunciar la práctica del arteterapia por parte de profesionales que no cuentan con estudios académicos de acuerdo a los estándares mínimos exigidos. Esto también nos permitirá estimular la formación de supervisores clínicos de los arteterapeutas para cumplir con el requisito que asegurará su excelencia.

Paula Gimbatti

Adultos mayores durante el proceso creativo.


Adultos mayores, la consigna.


Personas mayores haciendo un trabajo grupal.

 

Cómo citar este artículo:

Gimbatti, P. (2019). Entrevista a Cecilia Byrne Asenjo. Arteterapia. Proceso Creativo y Transformación, 5. Recuperado de: https://arteterapiarevista.ar/entrevista-a-cecilia-byrne-asenjo/