Experiencia con arteterapia en discapacidad

En el contexto de discapacidad, el taller de arteterapia tendría como hilo conductor posibilitar y fortalecer el encuentro de cada uno de los asistentes con aquellos aspectos sanos con los que ya cuenta, y brindar un espacio seguro y confiable para el surgimiento de nuevas herramientas que le permitan afrontar su discapacidad utilizando recursos más saludables.

 

Introducción

El presente taller se realiza en un centro de día, donde concurren los pacientes de lunes a viernes, en turno matutino. Es un centro multidisciplinario, dedicado a la atención y rehabilitación en discapacidad. El taller de arteterapia se desarrolla semanalmente, con una duración de una hora y media.

El objetivo de la institución en sí misma, y de los talleres diarios que allí se dictan, es lograr un enriquecimiento de recursos –físicos y subjetivos– que les permitan a los pacientes identificarse con los aspectos más saludables de su personalidad, y desde allí enriquecerse como sujetos.

El arteterapia es aquella disciplina que utiliza las herramientas de las artes plásticas con objetivo terapéutico. Permite encontrar un lugar de acuerdo entre las leyes de la materia –y su transformación– y de la ideación. Posibilita la expresión y sublimación, como también la construcción y la novedad, el representar y presentarse.

Para Sara Paín, precursora de dicha disciplina, “el dominio de la materia es en sí mismo una apropiación del cuerpo”. Así, entonces, el arteterapia vehiculiza el proceso de formación de imágenes y de construcción de representaciones. Permite acceder a lo potencial, “a lo posible aún no constituido”, en palabras de Héctor Fiorini.

El taller de arteterapia tendría como hilo conductor, en el contexto de discapacidad, posibilitar y fortalecer el encuentro de cada uno de los asistentes con aquellos aspectos sanos con los que ya cuenta, y brindar un espacio seguro y confiable para el surgimiento de nuevas herramientas que le permitan afrontar su discapacidad utilizando recursos más saludables.

Se alentará que se pueda verbalizar en cada taller aquello que no se puede lograr o comprender, ya sea referente a la consigna o al uso de los materiales en sí mismos, y que por ello puede acarrear ansiedad o frustración. El hilo conductor del taller se basa en buscar el bienestar y no toparse con la discapacidad como factor imposibilitante al momento de la realización.

A lo largo del desarrollo de los sucesivos talleres se buscarán consignas que tiendan a un mayor desarrollo –plástico e intersubjetivo– que permita acompañar el proceso plástico, de construcción y los tiempos que requiere.

En Clínica del arte, Carlos de Los Ríos Moller propone que “el arte es utilizado como potente humanista de re-apropiación del sí mismo […] se pasa de la nada mortífera al descubrimiento de sentido”. Así, persona y subjetividad salen a la superficie.

Este será el lineamiento teórico base que permita ir marcando el recorrido a partir de los diferentes talleres semanales. Acompañado también de las formulaciones teórico-prácticas de Sara Paín y el concepto de psiquismo creador de Héctor Fiorini, textos pilares a la hora de pensar y construir este proyecto.

Los objetivos propuestos para el taller son: 1) desarrollar la capacidad creadora y expresiva de los concurrentes, llevando ello a alcanzar una mayor plasticidad subjetiva y cognitiva, 2) ampliar los tiempos de procesos de construcción de una imagen, y 3) alcanzar mayor nivel de socialización.

Desarrollo

Uno de los concurrentes al taller es Joaquín, de 33 años. Asiste al centro de día desde hace un año y medio. Padece una hemiparesia braquiocrural, producto de un accidente de tránsito a la edad de 8 años, cuando escapaba de una situación de acoso escolar.

En el presente, Joaquín muestra dificultad en la movilidad del lado izquierdo de su cuerpo, pero esta no le imposibilita utilizar el transporte público, jugar al fútbol o realizar actividades plásticas. Muestra mucha fijeza respecto a su accidente, y a todo lo que él considera “heroico” (“héroes fueron los médicos que me ayudaron a seguir viviendo, y me hicieron volver a nacer”).

También es un tema de conflicto su relación con el sexo opuesto, ya que plantea una idea al respecto entre lo ideal y lo inmediato. Recibió varias denuncias por acoso callejero.

Desarrollo de los talleres

1º encuentro. Técnica de collage, donde mediante el uso de materiales conocidos, como revistas y papeles, se busca un acercamiento paulatino al taller y a la expresión plástica. A su vez, la consigna apunta a que cada participante se pueda conectar con sus gustos, pudiendo identificarse con imágenes y palabras tendientes al bienestar y a la salud.

En la socialización se apunta a que los participantes puedan presentarse a sí mismos, frente a los otros, a partir de sus gustos y deseos, y no a partir de sus discapacidades (como sí viene pasando hasta ahora en los momentos de intercambio grupal, por ejemplo, en los momentos de asamblea o cine debate).

Joaquín comienza a ojear las revistas, distrayéndose con las notas y leyendo su contenido (“me interesa leer las noticias; desde mi accidente y desde que salió en los diarios, leo todo lo que puedo, para estar informado”).

A las 11:25 h aviso que quedan cinco minutos para terminar la actividad. Joaquín comienza a apurarse, y será desde aquí hasta concluido el taller el único momento en que no elige alternar con la lectura de las notas.

Dice luego: “yo no sé bien lo que hice […] bah, sí, puse cosas que me gustaban”. No puede dar cuenta de mucho más que ello, se lo nota desconcentrado y buscando terminar rápido la actividad para ir a desayunar.

2º encuentro. La técnica será mosaiquismo, y la consigna es que, dadas unas figuras geométricas recortadas, deberán armar una imagen, de características abstractas o figurativa.

Este taller tiene como objetivo fomentar el impulso creador mediante materiales ya conocidos, y que, por lo tanto, no generan ansiedad. El desafío estará dado en completar la hoja con ellos, lo cual lleva a concentrar la atención más tiempo en su obra y no resolverlo de forma expeditiva como sucede con otras actividades planteadas a dicho grupo.

Se apunta a que la actividad permita configurar una imagen propia y nueva, mediante lo ya dado (los papelitos fueron previamente cortados), como también a posibilitar la planificación.

Se comienza a trabajar en la mirada crítica, haciendo foco en si aquello que se realizó se asemeja a lo pensado o si hubo un intento resolutivo y rápido de terminar la actividad.

Joaquín muestra mayor concentración que en el taller anterior. Presenta dificultad al manipular las figuras cuando los dedos se le llenan de pegamento y se levanta a lavarse las manos reiteradas veces. A las 11:30 h se da por finalizado el taller, produciéndose el momento de intercambio grupal. Cada uno muestra lo que hizo, y es Joaquín quien impulsa a aplaudir luego de que cada compañero muestra su producción.

3º encuentro. La técnica mixta de este encuentro consiste en realizar un fondo con materiales blandos (acuarela) y luego pegar allí alguna imagen significativa. De esta forma se busca comenzar a representar los segundos planos. “El fondo anticipado muestra la maduración del sujeto”, dice Sara Paín. Como también, mediante recursos gráficos, desarrollar la capacidad de vincular entre sí diferentes partes de una representación para que luego dé lugar a la integración.

El uso de un material acuoso, como las acuarelas, permite trabajar con los recuerdos y con el pasado, y con los colores que desde allí se inviten. El contrapuesto de la imagen recortada remite a aspectos más adultos de la personalidad. Se propone el interjuego entre grandes y pequeñas superficies, entre lo que se puede controlar (la imagen recortada) y lo que no (el uso del agua en los pigmentos).

Al inicio del taller, Joaquín pide conectar su mp3 al equipo de música porque quiere escuchar Guns N’ Roses (“porque llueve y quiero escuchar ‘November rain’, aunque no estemos en noviembre”).

Joaquín tiende a utilizar el pincel seco, por lo que se le muestra la necesidad de que prevalezca el agua para dicha técnica. Debo reiterarle en varias oportunidades que “no tiene más pintura en el pincel”, pero continúa insistiendo en pintar de esta forma, hasta que decide utilizar más agua. Se evidencia una conducta oposicionista (al llegar al taller mencionó que había tenido una discusión con otra tallerista, lo cual lo tenía de mal humor).

Durante el tercer momento de la consigna Joaquín se muestra muy concentrado y dice estar gustándole la actividad: “yo quiero dibujar una plaza de juego, para jugar al fútbol”.

Al finalizar, en el momento de intercambio grupal, Joaquín pide hablar primero y dice sentirse muy contento porque por primera vez en el taller logra que la producción tenga similitud con lo que él deseaba plasmar.

4º encuentro. La técnica esta vez es de modelado en masa, y la temática gira en torno a “lo monstruoso”. Con esta consigna se apunta a la imago de aquello terrorífico de sí mismos y de su entorno. Permite desarrollar, de manera simbólica y amena, aquello que asusta o desagrada, y que al expresarlo puede relativizarse y quitarle peso.

Para Sara Paín, el modelado remite al propio esquema corporal, Pudiéndose ubicar “lo monstruoso” afuera, expresándolo, es posible poder ponerle palabras y forma. Así se apunta también al surgimiento de lo sensorial. El uso de diferentes herramientas para dar forma, o marcar a la escultura, permite trabajar las propias marcas, aquello que da identidad pero que también muchas veces limita. De esta manera, se apunta a poner en contacto a cada asistente con estos aspectos propios, con su esquema corporal y con lo “monstruoso” –dicho por ellos– que cada uno ve frente al espejo.

Joaquín se muestra de nuevo muy disperso durante la primera parte del taller, buscando temas de conversación tanto conmigo como con el auxiliar de sala, y pidiendo salir al baño dos veces (toda la semana pasada fue esta la actitud en todos los talleres a los que concurrió). Luego de recordarle que contamos con un tiempo límite para hacer nuestro trabajo, Joaquín comienza la actividad y finalmente parece disfrutarla.

Al momento de cierre, pide hablar primero, dice que su monstruo se llama Pepe y que jugando al fútbol es muy feliz. Afirma que tiene por mascota un lagarto que la gente mira con temor porque lo ve feo, pero que en realidad es bueno y solo quiere hacerse amigo de las personas.

 

5º encuentro. La consigna refiere realizar un autorretrato, con pasteles a la tiza. Al igual que en talleres anteriores, el trabajo se realizará sin dibujo previo. Se apunta a la autorreflexión y a poder pensarse a sí mismo, ahora a partir de los nuevos recursos plásticos adquiridos.

Se pide una escala monocromática por dos motivos. El primero es para que permita correrse de la búsqueda de la perfección y del virtuosismo, no queriendo buscar el fiel reflejo de la realidad, sino que sea una actividad más simbólica y lúdica. Por otro lado, una escala monocromática promueve la búsqueda de diálogo entre los diferentes tonos, brindando relatividad y sutileza. Así, el uso de los colores apunta a brindar mayor flexibilidad subjetiva.

En el primer momento del taller nos trasladamos a la sala de computación para ver diferentes autorretratos, previamente seleccionados. Se busca mostrar diferentes estilos y estéticas: cubismo, pop art, algunos más abstractos y otros con mayor nivel de figuración. Joaquín se esfuerza por describir las imágenes desde los aspectos plásticos (“parece cubismo”, “es más monocromático”). Muestra mayor atención, realizándole muchos detalles a su imagen. A diferencia de otras veces, no se dispersa mediante la actividad con algún comentario que nada tiene que ver con el taller y con el que pretende captar la atención de sus compañeros. Esta vez su concentración es mayor.

En el momento de socializar la obra, dice que se sintió muy contento “porque esta vez le salió como él quería […] es mi parte frankensteiniana”. Sus compañeros aplauden su obra, y una compañera le dice que le gustó mucho, tomándolo de la mano.

6º encuentro. La consigna sostiene que cada participante tendrá en sus manos una cámara fotográfica que usará por el lapso de diez minutos, para sacar fotos dentro de la institución. Luego serán vistas por todos los concurrentes y seleccionadas para que algunas formen parte de la revista de la institución. Esta consigna tiene por fin permitir a los asistentes al taller ser protagonistas en la decisión de qué espacios seleccionar, y el recorte que quieran darle a cada imagen. Fomenta la autoestima y el empoderamiento. Permite también la apropiación, desde su propio recorte, de la institución. Refuerza la capacidad de elección y discernimiento. El objetivo se completa cuando dichas fotos pasen a formar parte de la revista de la institución, que será distribuida por ellos en sus familias y en el barrio.

El primero que pide realizar la actividad es Joaquín, mostrándose muy contento con la propuesta. A cada uno de los concurrentes los acompañaré yo, pero sin intervenir, más que sobre alguna posible complicación que pueda surgir a nivel técnico. Se les transmite esto oralmente; Joaquín comienza recorriendo el patio, diciendo que prefiere ese lugar porque hoy no hace frío. Luego va hacia el sum1 y la cocina.

Para el cierre de la actividad, una concurrente propone: “¿Por qué no elegimos una foto de cada lugar, así todos pueden ver cómo es?”. Joaquín dice que le parece bien. Entonces separamos las fotos y elegimos una de cada sala. Estas se guardan en una carpeta y se comunica que la semana próxima las imprimiremos y las pondremos en la revista. Joaquín pregunta si podrá ser que “cada uno firme la foto, para que todos vean quién la sacó”.

Conclusiones

Luego de haber atravesado dicha práctica, con sus avatares, desarrollos y acompañamiento, puedo afirmar que los objetivos propuestos al comienzo fueron alcanzados en aquellos concurrentes que mostraron mayor asistencia y permanencia dentro del espacio de taller.

Los tiempos de procesos de construcción de las imágenes se vieron aumentados en las producciones Joaquín, viéndose en ellos un enriquecimiento de dicho proceso que es acompañado por el consiguiente enriquecimiento plástico.

En lo referente a ampliar la capacidad creadora y expresiva de los concurrentes, esto también pudo observarse en Joaquín, junto con el logro de una mayor capacidad de planificación y de mayor plasticidad subjetiva y cognitiva. En los momentos de socialización de sus producciones comenzó a poder decir algo más en torno a sí mismo y a las dificultades con las que fue topándose a lo largo de sus producciones, que son las mismas que suceden en su vida cotidiana (por su tendencia a la dispersión, el no aprovechamiento del tiempo y la incapacidad para llevar a cabo aquello que proyecta).

Otro observable a lo largo de los talleres fue el incremento en la autonomía de Joaquín, como también el establecimiento de mayores lazos y mejoras en los vínculos interpersonales, posibilitado mayormente eso por el momento de socialización de la obra, que le permitía dar a conocer sus producciones y poder observar, y así conocer, lo realizado por su compañero, pudiendo profundizar más en el otro como un par que acompañaba también el camino singular de cada uno.

De este modo, el arteterapia se propone como una terapia complementaria y efectiva para el tratamiento y acompañamiento de diferentes patologías.

Notas

1 Sum: salón de usos múltiples.

Bibliografía

De Los Ríos Moller, C. (2008). Clínica del arte. Altazor edición.

De Los Ríos Moller, C. (2009). Psicoarte. Altazor edición.

Farías, A. y M. Magnasco (2013). Fundamentos en arte terapia. Editorial Edun.

Fiorini, H. (2006). El psiquismo creador. Nueva visión.

Jung, C. (1995). El hombre y sus símbolos. Ediciones Paidós.

Mannoni, M (1984). El niño retardado y su madre. Ediciones Paidós.

Paín, S. (1994). Una psicoterapia por el arte. Teoría y técnica. Nueva visión.

Winnicott, D. (1993). Los procesos de maduración y el ambiente facilitador. Ediciones Paidós.

 


 * Licenciada en Psicología (UBA). Especialización en arteterapia (UNA). Atención en discapacidad, tanto en adultos como en niños. Tallerista de arteterapia y estimulación cognitiva.