Fototerapia. La vida misma ha dejado de ser real para vivirse exclusivamente como imagen

La fototerapia es una técnica terapéutica que expresa, analiza y comprende fragmentos que pertenecen a nuestro ser interior. Se trata de la utilización de fotografías como ayuda en el alivio de síntomas psicológicos y en el crecimiento personal, que permiten la exploración de contenidos individuales menos evidentes.

 

Las fotografías tienen significados más allá de sus contenidos visuales, que las palabras por sí “solas” no pueden expresar. Las memorias y las emociones que inconscientemente desencadenan son de una gran utilidad para ayudar a los individuos a explorar diferentes aspectos de sí mismos y de sus vidas. Cada fotografía tomada por una persona es una forma de autorretrato, una especie de “espejo con memoria”.

Las imágenes son entes dinámicos, poseen vida propia. Poseen vida porque una vez creadas pasan a relacionarse dialécticamente con todo lo que las rodea. Y así comienzan a dar sentido a lo que vemos, a la vez que toman sentidos nuevos: de otras imágenes, de los comentarios de las personas, de las circunstancias históricas en que son creadas o a las que sobreviven.

Las imágenes prolongan nuestra capacidad para entendernos a nosotros mismos y a la realidad, más allá de nuestros límites físicos, tanto corporales y geográficos como temporales.

Racionalmente sabemos que las fotografías no son “reales”, que “no dicen la verdad”, ya que representan elecciones específicas, construcciones, momentos decisivos. Sin embargo, proporcionan significado. Precisamente, esta contradicción y esta tensión las vuelven en extremo productivas en el proceso terapéutico.

El significado se encuentra, no tanto en sus factores visuales, sino en lo que estos detalles evocan en cada observador (incluso las reacciones que tenemos hacia postales, fotos de prensa, revistas y fotos tomadas por otros, pueden proporcionarnos pistas que echen luz acerca de nuestra vida interior y sus secretos).

Al detener nuestra mirada en una fotografía, por lo general y de forma espontánea, elaboramos un significado que “creemos” proviene de la foto y este significado puede o no ser el que el fotógrafo originalmente intentó expresar.

Las fotografías contienen y poseen historias, razones para haber sido tomadas, para haber posado para ellas, guardadas, añoradas y recordadas. Las memorias y las emociones que las fotografías de manera inconsciente proporcionan o desencadenan son de gran ayuda para los individuos en terapia para explorar diferentes aspectos de ellos y de sus vidas. La técnica se fundamenta en las reacciones emocionales y racionales que los participantes verbalizan ante las imágenes presentadas (o tomadas por ellos) y en la utilización de diferentes ejercicios de dinámica personal o grupal en torno a ellas.

Por medio de la fotografía instantánea, de juegos de rol, poses y posturas corporales y de la utilización del video como herramienta narrativa terapéutica y de observación, externalizamos las sensaciones de nuestro cuerpo y establecemos las bases para el estudio y la profundización psicológica mediante la reflexión y análisis.

La fototerapia se basa en la idea de que la representación visualmente simbólica está mucho menos “deformada” y “modificada” que la expresión de la experiencia sensorial por medio del lenguaje. Berger (2008) afirma que la percepción visual es lo que nos coloca en el mundo, lo que nos rodea, pero lo que vemos está condicionado por lo que sabemos o creemos. “La percepción visual precede a las palabras. Un niño mira y reconoce antes de poder hablar” (Berger, 2008: 21).

Al mirar imágenes, al ser testigos de su flexibilidad, uno considera obvio que “la verdad” es una construcción y que la identidad está fragmentada en muchas “verdades”.

Este método de autoexploración a través de la fotografía provoca, además de la satisfacción causada por la propia creación, una dimensión lúdica que se enfatiza en terapia. Las personas usan técnicas de fotografía terapéutica para su propia indagación personal o proceso de cambio intencional, mientras que los terapeutas utilizan las técnicas de fototerapia para ayudar a otras personas (sus clientes) que necesitan resolver problemas emocionales personales.

¿Qué hace la diferencia entre la imagen fotográfica y las otras formas de imágenes, como por ejemplo la pintura o el cine?

Además de las otras características de la fotografía como terapia, podríamos referirnos, por un lado, a la eficiencia presentada por la rapidez de tomar una foto en comparación con la pintura o el dibujo, y también podríamos evitar la frustración de un paciente ante su supuesta incapacidad para dibujar o pintar.

La fotografía (como práctica) no es “lo fotográfico” (como categoría de pensamiento). Es una distinción importante que siempre hay que tener presente so pena de confusión. La fototerapia trata con símbolos personales, proyectados mediante el sistema visualmente representado y se manifiesta en forma de una imagen fotográfica. Las fotografías son representaciones de la realidad del usuario. Esto se aplica a las fotografías que él crea o en las que se representa, así como a las fotografías que recopila y guarda.

La fotografía es un arte que, usado como terapia, tiene importantes beneficios para las personas que lo practican. Esta disciplina es una excelente herramienta de autodescubrimiento y de recuperación en pacientes que cursan procesos de enfermedad:

a) la fotografía utilizada en el proceso diagnóstico en salud mental;
b) como instrumento terapéutico;
c) como resultado de orientaciones ocupacionales o de estrategias dirigidas a la superación individual;
d) como sublimación de impulsos individuales.

En 1981, Jerry Fryrear y Bob Fleshman abordaron el tema de la cooperación entre diferentes ramas artísticas en su obra The Arts in Therapy. Fryrear notó que, a lo largo de la historia, entre las diferentes ramas artísticas ha habido conexión (esta tendencia es cada vez más evidente en el arte contemporáneo). Estas tecnologías incluyen: movimiento, dirección y presentación corporal.

Jerry Fryrear e Irene Corbit usan la fotografía en su práctica terapéutica. Lo que hacen es fotografiar a sus pacientes para estudiar su postura y luego usan las respectivas fotografías para la llamada “confrontación de autoimagen”. Además, invitan a sus pacientes a construir sus propias imágenes y posar para la cámara, imaginando varios estados de ánimo o sentimientos. La importancia que dan Fryrear y Corbit a la postura, a la forma en que las personas se sientan frente a la cámara de fotos, se convierte en terapia, ya que nuestra mente reacciona a la expresión que nuestro cuerpo capta (nuestro cuerpo resulta ser una experiencia visual que cambia según las emociones y estados de ánimo, entre otros).

La fototerapia se encuentra en la intersección de dos espacios lúdicos: el que pertenece al paciente y el que pertenece al terapeuta. Psicoterapia significa dos personas que juegan juntas. En consecuencia, cuando jugar no es posible, el esfuerzo del terapeuta se canaliza para hacer que el paciente pueda jugar. Ya que, solo siendo creativo, uno puede descubrir su yo verdadero.

La utilización de fotografías con fines de tratamiento se remonta cuanto menos a 1851, año en el que estas sustituyeron a las trasparencias de papel utilizadas en las sesiones vespertinas de linterna mágica en el Hospital Psiquiátrico de Pensilvania.

En Inglaterra, Hugh W. Diamond, superintendente del manicomio de Surrey y aficionado a la fotografía, presentó en 1852 una colección de imágenes de sus pacientes. En 1856 dictó una conferencia ante la Royal Society of Medicine acerca de la utilidad de las fotografías como reflejo de las diferentes fisionomías, según el tipo de enfermedad mental. Atribuía a los retratos propios cierto papel en la recuperación de los pacientes al ofrecerles de esta manera una imagen más precisa de sí mismos.

Una utilización particular de las fotografías es la realizada con ancianos o personas con deterioro cognitivo en la llamada “terapia de la reminiscencia”, que busca tanto estimular la memoria como facilitar la comunicación grupal. Junto a otros objetos cotidianos (por ejemplo, libros, prendas, monedas antiguas) que sirven como catalizadores de la conversación, las fotografías permiten rescatar los recuerdos. En casos de amnesia traumática los álbumes familiares pueden cumplir ese mismo objetivo de reconstrucción de la historia perdida.

También se pueden utilizar las técnicas fototerapéuticas para trabajar con niños y adolescentes, con pacientes con trastornos de alimentación u otras patologías, con personas que atravesaron experiencias traumáticas, con quienes buscan su desarrollo personal y autoconocimiento.

Un ejemplo de utilización práctica de la fotografía como actividad expresiva, ocupacional y medio de superación personal por parte de individuos con una enfermedad mental fue el proyecto “Well-Being”. Posteriormente publicado en un formato económico con el título People say I’m crazy, esta antología de arte, prosa, poesía y fotografía representa el esfuerzo por parte de usuarios de servicios de salud mental para definir su bienestar, no su enfermedad.

Otro más reciente es el “Mental Wealth”, iniciado en 2005 en colaboración con “PhotoVoice”, organización que propugna la utilización de la fotografía documental por aquellos colectivos sociales menos favorecidos y que suelen ser tradicionalmente el objetivo de la cámara de los fotógrafos documentalistas. La idea del proyecto era proporcionar las habilidades básicas para que utilizaran la fotografía como medio creativo, con el objetivo de producir una serie de imágenes que comunicaran la realidad cotidiana desde la perspectiva de la persona con enfermedad mental.

Por lo tanto, mirar es lo que nos coloca en el mundo, y usamos palabras para explicarlo y describirlo. El proceso de simbolización toma un objeto del mundo, lo establece en un contexto y lo rodea con un significado más amplio o más profundo.

La fototerapia ayuda a superar los problemas iniciales establecidos por los límites y la censura del lenguaje verbal, ya que se centra en los símbolos como mensajes. Por lo tanto, no es necesario que un individuo sea hábil en su expresión verbal para describir o explicar su realidad.

Entre los símbolos personales conscientes e inconscientes no hay límite, ya que sus influencias son recíprocas. Los símbolos inconscientes se forman a través del mismo proceso de formulación que el inconsciente, y sus consecuencias están fuera de nuestra conciencia o alcance. Sin embargo, podemos encontrar ejemplos del funcionamiento de estos símbolos en nuestros sueños, bocetos, arte, literatura, fotografías e incluso en nuestras acciones y movimientos corporales.

Un individuo puede explorar qué tipo de sentimientos, recuerdos y pensamientos surgen de una determinada asociación, ya que las personas tenemos diferentes identidades, imágenes y gestos que usamos de acuerdo con las situaciones, el entorno social y las expectativas que enfrentamos. Esta identidad pública a menudo no permite una idea de quién se esconde dentro, porque las personas modifican su apariencia física y sus relaciones emocionales junto con la persona con la que están interactuando.

En fototerapia, con la ayuda de hacer y crear fotografías, los individuos pueden explorar y abrir una serie de temas, explorar su ser oculto que nadie conoce, visualizar el cambio que quieren lograr, modificar su forma de percibir el mundo que los rodea. Un individuo puede representar todos estos temas por medio de metáforas, esto lo hace sentir más seguro al revelar sus puntos de vista.

Entonces, tomar fotografías puede mejorar la propia imagen, ayudar a las personas a establecer metas, resultados futuros deseados y, al mismo tiempo, es una forma de introducir cambios en una relación, explorar fantasías y probar diferentes maneras de comunicación y observar sus consecuencias.

La fotografía nos permite también superar las diferencias generacionales, raciales, culturales, sexuales e incluso políticas.

Las fotografías recogidas en álbumes familiares y otras fotografías biográficas son un campo especial de la fototerapia. La técnica que incluye fotografías familiares tiene que ver con el yo de un individuo, que se construye a través de su familia, sus raíces, antecedentes, entorno social y patrones, mensajes y convicciones que se han transmitido de generación en generación.

El potencial terapéutico de la fototerapia se esconde en tres áreas:

a) En la cámara de fotos como accesorio técnico, con cuya ayuda la persona está superando su falta funcional.

b) En la fotografía como medio para escribir la luz capturada en papel o pantalla. En este caso, estamos menos interesados ​​en el proceso de creación de fotografías, pero establecemos las fotografías con anticipación para la sesión terapéutica y la orientación como ejercicios o estímulos para fomentar la percepción, el habla y el lenguaje, la memoria y otras funciones.

c) En la toma de fotografías: una actividad creativa para producir una fotografía o un producto digitalmente procesado o manipulado.

Como vemos, la fotografía no es tan solo presionar el botón de una cámara, sino mucho más: es el movimiento del cuerpo en el espacio, es observar y agudizar los sentidos en la búsqueda de motivos, es planear una obra de arte y una composición liviana, es juzgar y decidir sobre la configuración técnica de la cámara de fotos y el momento de disparar, es pensar en el significado y la historia del motivo, es compromiso emocional y placer en una toma exitosa, es recopilar y organizar fotografías, es un proceso creativo, es un punto de partida para pensar y debatir, es recordar, es una posibilidad de presentarse a sí mismo en una red social y pasar el rato, es imprimir fotografías en papel, es organizar exposiciones y mucho más.

Por lo tanto, vemos que el proceso es extremadamente complejo e incluye un alcance muy diverso de actividades creativas que abarcan y activan diferentes funciones cerebrales, desde el control de las características motrices, a la percepción, atención, memoria, pensamiento, habla, aprendizaje, funciones ejecutivas, a funciones metacognitivas. Por medio de tareas fotográficas planificadas con precisión podemos fomentar y controlar un rango estrecho o amplio de operaciones mentales y, por medio de una implementación regular y correcta, podemos influir positivamente en la recuperación.

Las técnicas en fototerapia se realizan con el propósito de: aumentar el autoconocimiento, la conciencia y el bienestar; mejorar las relaciones con la familia y otros; activar el cambio positivo; reducir la exclusión social; ayudar en la rehabilitación; fortalecer comunidades; enriquecer las relaciones interculturales; disminuir el conflicto; llamar la atención sobre cuestiones de injusticia social; agudizar las habilidades de alfabetización visual; mejorar la educación; expandir la investigación cualitativa y las metodologías de prevención; producir otros tipos de curación y aprendizaje basados ​​en fotografías; potenciar la creatividad y el desarrollo personal. “Todas las artes están basadas en la presencia del hombre; tan solo en la fotografía gozamos de su ausencia” (André Bazin).

Bibliografía

André Bazin: “Todas las artes están basadas en la presencia del hombre; tan solo en la fotografía gozamos de su ausencia”.

Berger (2008). Way of seeing. London: Penguin Classics.

Fleshman, B. y J. Fryrear (1981). The arts in therapy. Chicago: Nelson Hall.

Fryrear, J. e I. Corbit (1973). Confrontación de la autoimagen. Seis estudios de psicología. En Dale y Lyddon (1989-2000), Harvard University Press Piaget.

Klein, J-P. (2007). “Ejercicios creativos. Arteterapia”. En Arteterapia. Papeles de arteterapia y educación artística para la inclusión social, vol. 2, Universidad Complutense de Madrid, Editorial UCM.

Duncan, N. (2007). “Trabajar con las Emociones en Arteterapia”. En Arteterapia. Papeles de arteterapia y educación artística para la inclusión social, vol. 2, Universidad Complutense de Madrid, Editorial UCM.

Dubois, P. (2008). El acto fotográfico y otros ensayos. Buenos Aires: La Marca Editora.

Sontag, S. (2006). On Photography. México: Alfaguara. Santillana Ediciones Generales, S.A. de C.V.

 


* Experto en Arteterapia y Creatividad (Universidad Pontificia Comillas, Madrid, España). Psicoterapeuta Transpersonal (Escuela Española de Terapia Transpersonal). Licenciado en Artes (Academia de Arte de la Universidad de Estocolmo, Suecia). Fotógrafo.