La lectura de poesía como camino de autoconocimiento

Mariana L. Rezk[*]


Resumen1

Este trabajo propone reflexionar acerca de la posibilidad de utilizar la lectura de poesía como facilitadora y mediadora en el proceso de autoconocimiento, en el marco de procesos de Counseling y Arteterapia. Se plantean diversas imágenes acerca de la poesía y cómo estas pueden ser mediadoras en procesos de introspección y autoconocimiento.

Palabras clave: poesía, lectura, autoconocimiento, discurso poético.


La lectura de poesía en los tiempos que corren

De la mano de cuentos y poemas se puede llegar, quizás, no demasiado lejos,
pero sí hondo, e instalar una forma diferente de estar en el mundo”.

Laura Devetach, 2012, pág. 44

El Hechizo

Este presente de remolino
de gotas invisibles,
de veneno minúsculo,
de susurros distantes.

Calendario perplejo de días repetidos
que intuyen el enigma
de la fragilidad que nos habita.

Qué despierte esa idea del pensamiento pleno,
la energía anhelada,
el sueño solar de las alquimias,
que se inventen la fórmula del cielo
y encuentren su respuesta
en los laboratorios
y rompan este hechizo.

Ana Merino

La poesía, como género literario, tiene una larga tradición en la cultura occidental, que va desde sus orígenes ligados a las prácticas rituales, los mitos y las leyendas de transmisión oral, pasando por romances y cantares de gesta, hasta la difusión de textos poéticos a través de las redes sociales.

Mucho se ha analizado sobre la poesía como género discursivo y las transformaciones que ha sufrido a lo largo del tiempo. Asimismo, se ha investigado profusamente sobre el discurso poético, las distintas escuelas y corrientes estéticas, las diferentes temáticas sobre las que versa y la expresión de la subjetividad de quien escribe poesía, y sobre el yo poético.

De la misma manera, se ha reflexionado acerca de la competencia literaria del lector de poesía; respecto de la promoción y la mediación lectora como acciones de acercamiento del género a las niñas, niños y adolescentes; sobre la poesía como bien cultural, el consumo y circulación y su relación con el mercado editorial, y en los últimos tiempos se ha comenzado a pensar en la poesía vinculada a las redes sociales.

A esta altura podemos señalar que un campo no explorado es el de la reflexión acerca de la lectura de poesía, su relación con el proceso de construcción de sí mismos de los lectores y cómo son afectados interiormente por esa lectura. Un aspecto que se deriva de estas reflexiones, y en el que nos centraremos en este trabajo, es pensar la lectura de poesía como camino de autoconocimiento profundo.

Para fundamentar nuestra posición exploraremos las características generales del discurso poético a partir de puntualizaciones de Alicia Genovese, tomaremos conceptos acerca de la construcción de sí mismo y el autoconocimiento siguiendo los aportes de Carl Rogers, señalaremos algunos desarrollos acerca de la lectura literaria de Michele Petit y retomaremos la noción de estado de lectura y estar en poesía desarrollado por Laura Devetach.

La lectura de poesía como compañera de viaje

Soy nadie, ¿vos quién sos?
Soy nadie, ¿vos quién sos?
¿vos sos nadie también?
Entonces somos dos, ¡no lo cuentes!
Sabés, no tienen que enterarse.
¡Qué insufrible es ser alguien!
¡Qué impudicia!, lo mismo que una rana,
todo el día declarando tu nombre
ante la admiración de la ciénaga.

Emily Dickinson

Como planteamos con anterioridad, la poesía como género discursivo tiene siglos de existencia y, más allá de las modificaciones y variaciones que ha sufrido a lo largo de la historia, se puede señalar que mantiene como característica principal su asociación a la expresión de la subjetividad, de los sentimientos, emociones, pensamientos y deseos de la autora o del autor. Para llevar adelante esta expresión de subjetividad los autores se valen del sentido connotativo del lenguaje, utilizando procedimientos y recursos estilísticos de alto valor simbólico como son las imágenes sensoriales, la metáfora, la personificación, la metonimia, el oxímoron, etc. Asimismo, podemos señalar que, en términos generales, se mantiene su estructura en forma de verso, dado por el interjuego entre las palabras y los espacios, y se mantienen el ritmo y la rima, aunque esto último no es excluyente.

La poesía, como género literario, tiene una larga tradición en la cultura occidental, que va desde sus orígenes ligados a las prácticas rituales, los mitos y las leyendas de transmisión oral, pasando por romances y cantares de gesta, hasta la difusión de textos poéticos a través de las redes sociales.

Decíamos que la lectura de poesía puede facilitarnos el camino de autoconocimiento, como proceso introspectivo, reflexivo y de contacto con la propia interioridad, que nos permite revisar la imagen que tenemos de nosotros mismos. Como sostiene Rogers (1985), esta imagen de sí mismo o sí misma está conformada por un conjunto coherente, organizado, fluido y cambiante de percepciones acerca de las características del yo y también de las percepciones de las relaciones que se establecen con los otros. Esta imagen incluye, asimismo, atributos, capacidades, roles asumidos y las valoraciones asignadas a estos y que se reconocen como parte del propio yo.

Michele Petit nos invita a pensar que:

[…] la lectura puede ser, a cualquier edad, un atajo privilegiado para elaborar o mantener un espacio propio, un espacio íntimo, privado. Ya lo dicen los lectores: la lectura permite elaborar un espacio propio, es “una habitación para uno mismo”, para decirlo como Virginia Woolf, incluso en contextos donde no parece haber quedado ningún espacio personal (Petit, 2001, pág. 43).

Igualmente, nos invita a pensar a los lectores como personas activas que se apropian de lo que leen, que interpretan y reinterpretan los textos, que los utilizan para nombrar sus miedos, deseos y fantasías, y también para separarse del mundo, volverse al mundo íntimo y personal y trabajar la propia identidad.

Laura Devetach (2012) conceptualiza el estado de lectura como: el estado necesario para poder adentrarse en la lectura de textos literarios en profundidad, y podríamos pensar que es el estado necesario para asumir la lectura de poesía como camino introspectivo. La autora caracteriza este estado como: la posibilidad de estar disponible y abierto a la emocionalidad, al silencio y la intimidad que facilita la actividad lectora. Profundiza aún más y detalla el estar en poesía como: un estado en donde se valora y acepta en profundidad la sensibilidad, la emotividad y la libertad del lenguaje poético. Y que facilita la aceptación de los ritmos, cambios y movimientos que permiten entrar en el mundo de lo poético y, nosotros agregamos, a la propia interioridad relacionada con el texto.

Con este estar en poesía como telón de fondo podemos ahora jugar con distintos aspectos que marcan un posible camino de introspección y autoconocimiento a partir de la lectura de poesía.

Tomando la poesía como espejo podemos profundizar en lo que el texto poético nos trae como resonancias, como ecos de lo propio, encontrado en un texto que surge de la subjetividad de quien lo ha escrito. De igual forma, podemos aventurarnos a explorar la emotividad profunda, la sensorialidad, la empatía y la posibilidad de compartir experiencias de otros y captar la significación novedosa que nos ofrecen.

La lectura de poesía puede facilitarnos el camino de autoconocimiento, como proceso introspectivo, reflexivo y de contacto con la propia interioridad, que nos permite revisar la imagen que tenemos de nosotros mismos.

Imaginando la poesía como hogar, podemos trabajar con la memoria autobiográfica, que nos convoca a recordar, a sentipensar otros textos leídos o escuchados antes, hace años, en boca de nuestras personas significativas. Aparece, entonces, la evocación de nanas, canciones de cuna e historias infantiles. Estos textos evocadores dan rienda suelta a las memorias cargadas de afectos y vivencias entrañables que nos engarzan en una trama familiar y nos traen significados, pero también mandatos y creencias que vienen de otros tiempos y otras historias.

En el discurso poético propiamente dicho podemos ver a la poesía como laberinto y adentrarnos en la activa autoindagación a través de lenguaje y las palabras. Genovese (2011) señala que en lo poético aparece el lenguaje por fuera de los usos instrumentales habituales y esto da pie a la negación de lo convencional. Se deja de lado el valor práctico del lenguaje, la búsqueda de la objetividad y el pensamiento abstracto para privilegiar la renovación de la percepción en el detalle y la transmisión de una sensorialidad más directa. Estas características del lenguaje poético demandan decodificación, atención, detenimiento y una actitud activa, no exenta de frustraciones e intentos fallidos, de búsqueda de significados originales y novedosos a las palabras y todo esto facilita desarticular de los usos convencionales, prácticos y cotidianos del lenguaje.

La poesía como caleidoscopio, como juego y espacio de experimentación, nos empuja a soltarnos y entregarnos al ritmo interno que surge. Genovese (2011) resalta el tono y el ritmo señalando el interjuego que se da entre lo dicho, lo no dicho, los signos de puntuación, la utilización de los espacios en blanco y los márgenes de lo escrito, y esto trae significaciones que exceden lo planeado conscientemente por la autora o el autor. Nos adentramos así en espacios lúdicos, no conscientes y mágicos donde es posible conectar con la fuente interna de la potencia creativa.

Seguimos con la poesía como comunidad, como voz e historia de un colectivo que nos incluye y excede, que nos da idea de pertenencia real o imaginaria y nos abre la puerta a la cultura cercana, a la histórica o a la globalizada. Textos que nos traen las palabras ancestrales, las canciones populares, originarias o migrantes, y nos invitan a explorar las tramas, los colores, los cantos y las épicas que también nos conforman.

Imaginando la poesía como hogar, podemos trabajar con la memoria autobiográfica, que nos convoca a recordar, a sentipensar otros textos leídos o escuchados antes, hace años, en boca de nuestras personas significativas.

Si tomamos a la poesía como altavoz, el texto nos permite tomar contacto con la propia corporalidad y sus posibilidades. En nuestras búsquedas lectoras nos encontramos, a veces, con textos poéticos que nos invitan a leer en voz alta –y así nos ponemos en contacto con la respiración, con el volumen, las entonaciones, la musicalidad y cadencias– y que nos llevan a probar nuestro decir para otros o para nosotros mismos.

Finalmente, tomando a la poesía como existencial y reparadora, podemos en nuestra introspección repensar las preguntas trascendentes, buscar y encontrar sentido a nuestras experiencias dolorosas, recomponer nuestro ser herido y volver fortalecidos a ser personas en el mundo.

La lectura de poesía como llave maestra

Croniria
Lo que quiero que sea
lo que es
lo que pudo haber sido
lo que nunca será
lo que fue y lo que era
lo que pudiera ser
lo que querré algún día que haya sido
lo que quise que fuera
lo que a pesar de mí se obstina en ser
lo que siempre soñé que fuese un día
Las cuentas son exactas:
yo soy el resultado.

Raquel Lanseros

En este recorrido hemos explorado distintos aspectos acerca de cómo, mediante la lectura de poesía, es posible tomar contacto interno profundo y a través del lenguaje poético acceder a aspectos inexplorados de nosotros mismos.

La lectura de poesía con toda su potencia nos invita a sumergirnos no solo en el texto, en lo dicho, sugerido o imaginado, sino en nuestro propio interior, en nuestra historia, sueños y deseos. Nos facilita el repliegue y la introspección, poniendo una pausa entre nosotros y el mundo cotidiano, silenciando la rutina y permitiéndonos el asombro.

Llegado a este punto podemos jugarnos a pensar la lectura de poesía como derecho, como elección y afirmación, como espacio de libertad interior, como forma de conocer y posibilidad de poetizar la propia vida y el mundo.

Bibliografía

Devetach, L. (2012). La construcción del camino lector. Córdoba: Comunicarte.

Genovese, A. (2011). Leer poesía: lo leve, lo grave, lo opaco. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Petit, M. (2001). Lecturas: del espacio íntimo al espacio público. México: Fondo de Cultura Económica.

Rogers, C. R. (1985). Terapia, personalidad y relaciones interpersonales. Buenos Aires: Ed. Nueva Visión.

Poemas citados

-Lanseros, Raquel (2009). “Croniria”. Aritmética, p. 92. Ediciones Hiperión.

-Merino, Ana (2020). “El Hechizo”. Diario El Mundo. Disponible en: https://www.elmundo.es/cultura/literatura/2020/04/07/5e8b4dcefc6c8377678b463a.html

-Dickinson, Emily (2013).Soy nadie, ¿vos quién sos?”. Antología poética. Losada.


1 El uso de un lenguaje que no sea sexista ni discriminatorio es una de las preocupaciones de quienes concibieron este material. Sin embargo, y con el fin de evitar la sobrecarga gráfica que supondría utilizar en castellano “o/a” para marcar la existencia de ambos sexos, hemos optado por usar el masculino genérico clásico, en el entendido de que todas las menciones en tal género representan siempre a todos los géneros.


[*] Counselor (Instituto Holos) y Focusing Oriented Therapist (Focusing Institute Argentina). Formada en Cuento, Poesía y Escritura Terapéutica; Lectura, Narración y Mediación Lectora. Actualmente cursa la Licenciatura en Artes de la Escritura (UNA) y el Postítulo en Pedagogía de la Lectura (Literatura Argentina y Latinoamericana) en la Fundación Mempo Giardinelli.

Cómo citar este artículo:

Rezk, M. L. (2021). “La lectura de poesía como camino de autoconocimiento”, Arteterapia. Proceso Creativo y Transformación, N° 9, pp. 10-13.