Resumen
La Danza y la Vida son conceptos de base en el proceso artístico de María Fux. Rescatar determinados hitos históricos se hace necesario para comprender algunas claves en su pensamiento metodológico.
Palabras clave: María Fux, Danzaterapia, vida, creatividad, comunicación, arte, método fuxiano.
Ubicar en contexto histórico una práctica de movimiento creativo como la Danzaterapia/Danza Creativa, se hace realmente inevitable. Hace décadas esta creadora desarrolla y promueve un trabajo de concepto inclusivo, es reconocida como precursora de la Danzaterapia en su país y, del mismo modo, como una de las pioneras de la Danza Moderna.
La relación entre sus indagaciones artísticas y sus búsquedas intuitivas la orientaron hacia el descubrimiento de un método, generando un lenguaje de características particulares que fue vanguardia para la época.
María Ana Fux es una destacada artista de la danza, bailarina y coreógrafa argentina, nacida el 2 de enero de 1922. Proviene de una familia de inmigrantes judíos rusos. La fuerte influencia de sus padres, y en especial la de su madre, marcaron su carrera para siempre. La pierna rígida de su madre sin rótula es la que la llevaría, a través de la danza, a convertirse en su pierna móvil. Ella siempre ha destacado: “yo soy la pierna de mi madre, yo soy esa pierna que danza […] ella fue un ejemplo de todo lo que se puede hacer aún con un problema de inmovilidad” (Supera, 2013).
Su arte se construye de épocas, de movimientos sociales, culturales y políticos. Su hallazgo como artista para la evolución de su trabajo metodológico se sostuvo en la propia aptitud, sensibilidad, persistencia, coherencia, tenacidad para seleccionar determinados recursos creativos.
Un dato curioso que emerge de la mayoría de sus escritos bibliográficos y reportajes es la reiteración de la palabra “Vida” como respuesta a la danza, vida como potencia de movimiento. ¿Cuántos significados encerrarán esas cuatro letras? ¿Será un diseño la vida, de rectas y curvas, de puntos de encuentro y desencuentro, de sonidos que ascienden y descienden, de silencios y ritmos, de formas, pesos, movimiento, volumen y color? ¿De cuántos modos se puede crear vida? ¿Qué es un acto creativo?
María Fux ha encontrado en este arte una filosofía de vida, un hecho artístico, una vida en estado de arte. Martha Graham intuía el camino de María cuando le decía:
Eres una artista, no busques maestros fuera de ti. No tengas miedo de hacer danzas teatrales […] Continúa hacia adentro de ti lo más que puedas. Vuelve a la Argentina y no esperes nada del maestro. Tu maestro es la vida.
Por otro lado, la lectura de Mi Vida, autobiografía de Isadora Duncan, cuando tenía solo 15 años, impregnó un modo diferente de ir al encuentro de la danza:
Cuando descubrí a Isadora y sus conceptos, entendí que la danza podía olvidarse de los estereotipos. Ella abrió los caminos que derribaron barreras y convencionalismos para que todos fuéramos libres de hacer lo que sentíamos (Gesell, 1999).
El arte de Fux se construye de épocas, de movimientos sociales, culturales y políticos. Su hallazgo como artista para la evolución de su trabajo metodológico se sostuvo en la propia aptitud, sensibilidad, persistencia, coherencia, tenacidad para seleccionar determinados recursos creativos, sin dejarse afectar por modas o estigmatizaciones que la hubieran fijado en un determinado esquema espacio-temporal. Estamos hablando de una artista que se animó a quebrar formas predeterminadas, y que lo hizo a partir de un claro posicionamiento ideológico político y social, considerando la danza como un derecho de las personas, sobreponiéndose a todos los riesgos que esto representó para ella, desde amenazas hasta la incorporación en listas negras.
Su arte, también entre sus colegas, causó incomodidades, cuestionamientos de todo tipo, malestares, sorpresa, descreimiento. Todo lo que cualquier expresión artística despierta en esa línea de emociones diversas que se suscitan entre el rechazo y la admiración a lo nuevo o diferente. Se atrevió a danzar sin música, sin pasos preestablecidos, a improvisar, a vestirse y desvestirse en escena, a recrear gestos en la danza, a incluir elementos teatrales, a expresar dolor, rabia o llanto a través de gritos guturales, a soltar su cabello como parte de su danza, a despertar sensualidad, bailar poesía y palabra, pintura o escultura, a transitar las músicas tanto contemporánea como folklórica, clásica, jazz o cualquier otro género popular, danzar el silencio o el sonido. Todo se convertiría en vías de estímulos y contacto con su particular mundo interno.
Así es como se vuelca al impresionismo de Ravel, Debussy, Fauré y Satie, y también al movimiento de la joven pintura argentina, los componentes surrealistas del grupo Orion. Pintores, grabadores, escultores y poetas marcaron sus danzas, como así también los diez años de investigación artística en el lenguaje corporal, danzando en el Teatro del Pueblo, con el apoyo de Leónidas Barletta.
Pero además conformó una compañía con bailarinas sordas, algo inusual para la danza y para esa época. Su aporte frente al desarrollo artístico-social es también pedagógico. Por primera vez las clases de danzas estuvieron conformadas e integradas también por personas con discapacidad.
Hace más de 50 años María Fux creó un método artístico a través del movimiento, que promueve un espacio para el desarrollo del aprendizaje mutuo hacia la comunicación. Este carácter de reciprocidad enriquece a la condición humana porque la aleja de ese lugar de poder frente a lo diverso, permitiendo amplificar y potencializar cada mundo personal. El método ha trascendido las fronteras de nuestro país, es valorado y apreciado en varios países de Latinoamérica y Europa, en especial en Italia.
Fux siente la danza como una posibilidad de comunicación, que facilita un mejor entendimiento entre las personas más diversas:
El hecho de aceptar que todos somos semejantes ayuda. Hay mucha gente que, teniendo la posibilidad, no escucha y otras que dicen ver y no miran. Algunos aparentemente tienen cuerpo pero se mueven a través de elementos mecánicos. Con la danza unificamos y rompemos esos preconceptos (Diario Página 12, 14 de mayo de 1995).
Pero el gran hallazgo de sus danzas fue la búsqueda en el silencio. Ella describe ese proceso creativo desde un diálogo con la hoja: caminando por la calle observó un árbol casi desnudo en el que una última hoja luchaba por no caer; pensando en la danza buscó una música para esa imagen y le preguntó a la hoja si necesitaba música para danzar y ella le respondió que no, que necesitaba viento. Así nació La última hoja, una danza en silencio que para ese tiempo histórico significó un proceso de avanzada.
Esta experiencia antecede a otro gran hallazgo: las Palabras Madres que se originan a partir del encuentro de Fux con Leticia, una niña sorda:
Lentamente se acercó a mí y el milagro se hizo; la palabra, junto con el movimiento que se expresaba en mí, se unió a su boca. Y “ne-ne” fue la llave, entre el pensamiento abstracto y la expresión del cuerpo (Fux, 1998).
La vida de María es amplia y frondosa como un árbol. Tiene tierra, raíces y memoria, es semilla que “crece”, es presente y es futuro, es tronco, ramas, hojas y flores.
Conformó una compañía con bailarinas sordas, algo inusual para la danza y para la época. Su aporte frente al desarrollo artístico-social es también pedagógico. Por primera vez las clases de danzas estuvieron conformadas e integradas también por personas con discapacidad.
Su danza es estado de movimiento, se nutre y se alimenta de todo lo que aparece, siempre atenta y despierta a la curiosidad y el asombro, que le permiten descubrir estímulos y asociaciones en cada hecho, gesto o fenómeno. Busca en lo simple y encuentra. ¿Qué encuentra? aquello que está al alcance de todos y que habitualmente olvidamos.
Desde mi infancia y hasta la actualidad las conversaciones con María son profundas, cómplices, plenas de humor y de enseñanzas. Me gustaría compartir algunas preguntas que pertenecen a mi archivo personal y luego otras que pertenecen a un diálogo imaginario con ella, basado en esa historia de vida que nos une.
1)—¿Qué es el tiempo, María?
—Hay un tiempo de afuera y otro de adentro. Escuchemos los dos tiempos.
—¿Dónde está el ritmo?
—Busco el ritmo que hay dentro mío, pero hay un ritmo afuera, también lo escucho.
—¿Qué dicen las palabras?
—Las palabras dicen tengo ritmo.
Todo sirve en la vida, mezclo todo y sale una torta.
Lo más importante es fluir, ¿sabés qué es? Dejar que el movimiento venga y se vaya.
2)—María, ¿dónde está?
—Aquí y allá, siempre viajando, dando a los otros, siendo un puente de comunicación.
—¿Qué edad tiene?
—Noventa y siete años.
—¿Qué desea?
—Desde hace años tengo la idea obsesiva de dejar algo más que mi danza, que se deshace en el aire una vez finalizada.
Bibliografía
Fux, M. (1998). Danzaterapia. Fragmentos de Vida. Buenos Aires: Editorial Lumen.
Supera, J. (2013). María Fux. Una vida en danza. Diario La Nación, 14 de julio.
Gesell, S. (1999). María Fux, la leyenda continúa. Diario La Nación, 28 de agosto.
Agradecimiento en la corrección del artículo Lic. Malva Roldán.
Compartimos con ustedes el video de la entrevista a María Fux, realizada por Guillermo Molina Rus en julio de 2019:
Y el video de alumnado actual:
Cómo citar este artículo:
Vexenat, M. J. (2019). María Fux y su danza. Arteterapia. Proceso Creativo y Transformación, 5. Recuperado de: https://arteterapiarevista.ar/maria-fux-y-su-danza/