Más allá del lienzo: la psicoterapia de arte en el contexto transpersonal
La psicología transpersonal y su articulación con arteterapia permiten vivir profundas experiencias espirituales y sensoriales con las que podremos descubrir, redescubrirnos, sanar y trascender a nivel espiritual.
Resumen
El texto explora la intersección entre la psicología transpersonal y la psicoterapia de arte, destacando cómo esta última facilita la exploración profunda y la sanación espiritual dentro del marco transpersonal.
Para ello, se reconoce la importancia del arte como una herramienta terapéutica que permite la expresión creativa y el acceso a niveles profundos de la psique, integrando dimensiones espirituales y arquetípicas, a la par que la creatividad se posiciona como una forma de medicina del alma, capaz de sanar, crecer y transformar al consultante, revelando conocimientos profundos, facilitando la autoexploración y el desarrollo espiritual.
Palabras clave: espiritualidad, psicología transpersonal, psicoterapia de arte, creatividad, estados no ordinarios de conciencia.
Introducción
La psicología transpersonal emerge como un enfoque integrador que, desde sus inicios, ha buscado abrazar la complejidad del ser humano en todas sus dimensiones. Originada como un movimiento que fusiona diversas corrientes psicológicas, va más allá de los límites de lo personal y lo ordinario hacia estados de conciencia no convencionales y experiencias trascendentales.
En este contexto se destaca la importancia del arte2 como herramienta terapéutica, una práctica que no solo permite la expresión creativa, sino que también facilita el acceso a niveles profundos de la psique humana. Desde las primeras incursiones de Carl Jung en la imaginación activa hasta las teorizaciones contemporáneas sobre la creatividad como medicina del alma, el arte se posiciona como un canal privilegiado para explorar y transformar experiencias internas, integrando dimensiones espirituales y arquetípicas que van más allá del análisis racional y la narrativa autobiográfica.
Este texto busca profundizar en el papel de la psicoterapia de arte2 dentro del marco transpersonal, destacando su capacidad para abrir puertas hacia nuevas formas de comprensión y sanación en el proceso de individuación y desarrollo espiritual.
La psicología transpersonal emerge como un enfoque integrador que, desde sus inicios, ha buscado abrazar la complejidad del ser humano en todas sus dimensiones.
Desarrollo
Desde su surgimiento, la psicología transpersonal se ha dedicado a integrar una variedad de perspectivas psicológicas, como la psicoanalítica, psicodinámica, cognitiva y conductual. Estas corrientes, todas hilotrópicas –centradas en lo personal y basadas en el hemisferio izquierdo–, se han ampliado para abordar también estados no ordinarios de conciencia (Almendro, 1994). Este enfoque multidimensional busca comprender al ser humano como un ser bio-psico-social y espiritual.
La psicología transpersonal no solo reconoce la diversidad de percepciones del mundo, sino que también aborda la necesidad humana de trascendencia, explorando experiencias cumbre, místicas y estados de conciencia tanto ordinarios como ampliados. Según Walsh y Vaughan (1982, 1994), la psicología transpersonal se centra en las experiencias y aspiraciones que impulsan a los individuos a buscar la trascendencia, reconociendo la capacidad curativa inherente a la autotrascendencia. Refiere que la verdadera espiritualidad no puede ignorar la sombra y que alentar la desidentificación con el ego, al igual que encaminar a la autorrealización de Maslow, solo pueden ser transpersonales si existe la conciencia que haga percibir el significado más hondo que en ello reside.
Almendro (1994) define que
[…] la práctica general de la psicoterapia transpersonal lleva una implícita atención a la vida interior, a la voz interior, que ofrecen consciencia del momento, intuición para acceder directamente al centro de lo que buscamos; creatividad, experiencia cumbre, desarrollo de las más altas potencialidades humanas. Pero además existen muchas otras prácticas utilizadas en psicología humanista y que acceden a considerarse como transpersonales, bien como soporte o como profundización (1994, p. 210).
Para Levin y Levin (1999), las prácticas de la psicología humanista se consideran transpersonales por su capacidad para profundizar en la exploración interior y la expresión creativa, tal como es el caso de la psicoterapia de arte; esta última busca integrar diversas dimensiones del individuo a través de la imaginación, el juego y la expresión simbólica dentro de un entorno terapéutico.
Aunque la psicología transpersonal se originó con las ideas pioneras de Maslow a finales de la década de 1970, quien la llamó la cuarta fuerza, es importante destacar que Carl Jung fue uno de los primeros en explorar métodos terapéuticos que incorporasen la creatividad y la expresión artística. Hannah (1998) refiere que cuando Jung descubre la imaginación activa se pone en contacto con lo más ancestral del ser humano y sus esfuerzos de relacionarse con fuerzas más poderosas que él mismo. Y es que la perspectiva junguiana (Jung, 1961) y su proceso de individuación requería inevitablemente de la exploración e integración de dimensiones espirituales expresadas en las imágenes (símbolos arquetípicos), más allá del análisis de los sueños y la historia personal. No es de extrañar que su método también lo coloque como un pionero en el campo de la psicoterapia de arte (Landgarten, 1981; Wadeson, 1980) al utilizar el arenero y el proceso artístico para acceder a material inconsciente y manejar la resistencia.
Desde las primeras incursiones de Carl Jung en la imaginación activa hasta las teorizaciones contemporáneas sobre la creatividad como medicina del alma, el arte se posiciona como un canal privilegiado para explorar y transformar experiencias internas.
Además, otros teóricos también han explorado el uso del arte como herramienta terapéutica. Florence Cane (Cane, 1983), hermana mayor de Margaret Naumburg, integró el dibujo y la pintura en su práctica pedagógica para ayudar a sus alumnos a descubrir su esencia, concepto que ella abordó desde la perspectiva de Gurdjieff. Por su parte, Margaret Naumburg (1966) propuso que el arte permite al paciente proyectar, a través de imágenes, aquello que no puede expresar con palabras. Estas imágenes pictóricas pueden eludir la censura inconsciente de una manera que las palabras no logran. Cuando esto sucede, el paciente se enfrenta a una representación tangible de su conflicto interno en forma de pintura o escultura, lo que facilita el proceso terapéuticoLos escritos iniciales de McNiff en la década de los 70 coinciden con la idea de que la creatividad, tanto en el psicoanálisis como en la práctica chamánica, tiene el poder de curar y transformar (1979), pues considera que la creatividad es una forma de medicina para el alma que ayuda a su creador a sanar, crecer y transformarse (2015). Esta nos ayuda a revelar, por medio del habla simbólica, nuevos conocimientos tanto sobre la profundidad y el potencial del ser humano como la historia y los elementos que le dan identidad; se convierte en una indagación vivida en el momento que deja ver la variedad, profundidad, vivacidad y plenitud del contacto consigo mismo, expresándose. Dentro de este contexto más amplio, la creatividad da pie para restaurar la integridad, la salud y el bienestar de las personas utilizando aspectos intelectuales, emotivos, afectivos, experimentales, sensoriales e imaginativos de la experiencia humana como caminos para la sanación y desarrollo espiritual.
El enfoque transpersonal, por tanto, resalta la autotrascendencia como un proceso fundamental en el desarrollo personal y espiritual. Para ello promueve prácticas integradoras desde los tres ojos del conocimiento basados en San Buenaventura: sensorial, introspectivo-racional y contemplativo (Ringler, 2012). Estas prácticas incluyen el arte, la meditación, las danzas primales, la imaginería guiada y la respiración holotrópica, todas ellas pensadas para expandir la conciencia y facilitar procesos de autoexploración profunda y sanación espiritual. La creatividad, en este sentido, va de la mano con la contemplación, ya que el dibujar o el pintar las emociones, por ejemplo, nos ayuda a serenarnos, tomar conciencia de la emoción, aceptar y permitir su experiencia (Sacristán, 2014).
En el mismo orden de ideas, la influencia del enfoque transpersonal se extiende a otros terapeutas de arte que han conceptualizado la creación artística como un acto que se asemeja a una oración, como sugiere Moon (2001). Según Moon, la oración es una herramienta de conexión espiritual que tiene un carácter social y una función comunicativa y que el arte es como una oración debido a que incluye una pretensión de comprender lo latente, de comprender aquellas partes del yo que pueden ser fuertes, frágiles, rotas, aterradoras, temerosas o valientes. La mencionada autora sugiere que el arte es el deseo de extender la expresión a lo desconocido.
Allen (1995) aboga por el estudio del mundo metafórico a través del arte como una vía para conectar con la intuición y descubrir múltiples significados que coexisten dentro de la experiencia humana. Postula: “hacer arte es una forma de explorar nuestra imaginación, comenzar a permitirte ser más flexible y aprender a ver más opciones (1995, p. 4)”. Este enfoque resuena con las ideas de Assagioli (1993) sobre el desarrollo creativo como una manifestación del superconsciente3y la exploración de la espiritualidad a través de la imaginación –entendida como el impulso necesario de la acción creadora por su naturaleza evocativa de simbolismos y de la creatividad–, y la intuición. Llama la atención que Allen considera que la fuente de las imágenes artísticas procede de Lo Supremo.
Capacchione (1995) también explora el arte como una práctica espiritual, especialmente tras descubrir el Libro Rojo de Jung, argumentando que el arte puede servir como un canal para conectar con El Gran Poder a través del diálogo con la mano no dominante.
Finalmente, diversos estudios detallan los efectos de la contemplación en la arteterapia (Farrelly-Hansen, 2001) así como los métodos desarrollados por Garai (1976), que utilizan la meditación y la concentración para explorar la conciencia y promover la autotrascendencia.
Koff-Chapin (1996) enfatiza que la psicoterapia de arte facilita una experiencia directa y profunda del momento presente, permitiendo una exploración intuitiva y creativa que revela conocimientos y comprensiones ocultas, difíciles de alcanzar a través de otros métodos terapéuticos. Esto a su vez permite un mantenimiento intuitivo e innato del proceso terapéutico y produce un objeto tangible que puede descubrir y revelar más conocimientos que no están fácilmente disponibles a través de otras terapias. La importancia del objeto creado se basa en la efectividad, pues proporciona una forma de curación al mostrar la realidad sin sesgos, eliminando las capas de la defensa y traduciendo gracias al lenguaje artístico aquello que necesita ser sanado.
El enfoque transpersonal promueve prácticas integradoras desde los tres ojos del conocimiento basados en San Buenaventura: sensorial, introspectivo-racional y contemplativo.
Rappaport (2009) afirma que el crear permite una activación del “testigo interior”, que puede proporcionar perspectiva y distancia para una mayor exploración e integración de la experiencia. Dicho proceso de expresión creativa es una forma de investigación encarnada que puede ser meditativa, utilizando la expresión artística para apoyar la expansión de la conciencia. Esto último es muy característico del enfoque transpersonal.
Para finalizar, el arte en el contexto de la psicología transpersonal y la terapia de arte no solo sirve como medio de expresión creativa, sino también como una poderosa herramienta para el autoconocimiento, la sanación y el desarrollo espiritual. La integración de prácticas artísticas en enfoques terapéuticos permite explorar y transformar dimensiones profundas de la psique humana, promoviendo la autotrascendencia y la expansión de la conciencia.
Bibliografía
Allen, P. B. (1995). Art is a way of knowing: A guide to self-knowledge and spiritual fulfilment through creativity. Shambhala: Estados Unidos.
Almendro, A (1994). Psicología y Psicoterapia Transpersonal, Kairós: España.
Cane Detre, K., Frank, T., Refsnes Kniazzeh, C., Robinson, MC, Rubin, JA y Ulman, E. (1983). Roots of Art Therapy: Margaret Naumburg (1890-1983) and Florence Cane (1882-1952) – A Family Portrait. American Journal of Art Therapy, 113-116.
Capacchione, L. (1995). El poder de tu otra mano, cómo descubrir y expresar nuestra sabiduría intuitiva y creativa. Gaia: España.
Farrelly-Hansen, M. (2001). Spirituality and art therapy: Living the connection. Jessica Kingsley: Londres.
Garai, J. (1976). New vistas in the exploration of inner and outer space through art therapy. Arts in psychotherapy, 3. pp. 157-167.
Koff-Chapin, D. (1996). Drawing out your soul: The touch drawing experience. Center for Touch Drawing: Estados Unidos.
Hannah, B. (1998). Encuentros del alma: Imaginación activa como C.G. Jung la desarrolló. Fata Morgana: México.
Landgarten, H. (1987). Family art Psychotherapy: A clinical guide and casebook. Brunner. Mazel Publishers, Nueva York.
Levine, S. & Levine, E. (eds.). (1999). Foundations of expressive arts therapy: Theoretical and clinical perspectives. Jessica Kingsley: Estados Unidos.
McNiff, S. (1979). From shamanism to art therapy. Art Psychotherapy, 6, pp. 155-161. Pergarnon Press Ltd. https://doi.org/10.1016/0090-9092(79)90039-5
McNiff, S. (2015). Imagination in Action: Secrets for Unleashing Creative Expression. Shambhala, Estados Unidos.
Moon, C. (2001). Prayer, sacraments, grace, en M. Farrelly-Hansen (ed.), Spirituality and art therapy: Living the connection (pp. 29-51). Jessica Kingsley: Londres.
Naumburg, M. (1966). Dynamically oriented art therapy: its Principles and practices. Grune & Stratton: Nueva York.
Nosovsky, G. (2008). Tratado de Arteterapia. Propia, México.
Rappaport, L. (2009). Focusing-oriented art therapy: Accessing the body’s wisdom and creative intelligence. Jessica Kingsley: Estados Unidos.
Ringler, F. (2012). De lo Humano y lo divino: en el camino de llegar a ser una persona-terapeuta Transpersonal. En M. Cerda (ed.), Cielo azulado. Psicología y psicoterapia humanista y transpersonal. Ril: Chile.
Sacristán, O. (2014). ¿Qué es el mindfulness? https://cdn.website-editor.net/6c0bc6ed8189477e92e1c829857bcc29/files/uploaded/DOSSIER%2520MINDFULNESS%2520%2520-%2520DRA%2520OLGA%2520SACRISTAN%2520-%2520OCTUBRE%25202016.pdf
Walsh, R. y Vaughan, F. (1982) (comps.). Más allá del ego. Textos de psicología transpersonal. Kairós: España.
— (1994) (comps.). Trascender el ego. Kairós: España.
Wadeson, H. (1980). Art psychotherapy. John Wiley & Sons: Nueva York.
[1] Licenciada. en Psicología (Universidad Latinoamérica – Ciudad de México). Maestría en Psicología Transpersonal (Universidad Antrológica de Guadalajara. Terapeuta de Arte (UNAM aclarar sigla). Máster en Arteterapia (Instituto Superior de Psicología y Educación, España).
[2] La autora entiende la psicoterapia de arte como el proceso terapéutico que utiliza la expresión artística como una manera de manifestar la imagen inconsciente -como lo teorizaba Naumburg (1966) y sus experiencias, sin importar su valor estético o habilidad plástica que la persona posea con la posibilidad de transformarlos de manera creativa para percibirlos de una manera diferente (Nosovsky, 2008).
[3] Assagioli entiende el superconsciente como la parte superior del inconsciente donde residen los valores superiores del ser humano como la inspiración, la voluntad, la empatía y el altruismo; la entrada del superconsciente en la conciencia puede ser de forma “descendente”, y consiste en la irrupción de intuiciones, iluminaciones repentinas o inspiraciones, o “ascendente” y sucede cuando nuestro centro de conciencia se eleva desde el yo autoconsciente a niveles superiores a los ordinarios, como sucede en las experiencias místicas. El autor considera que el producto artístico nace de la elaboración espontánea de los estímulos internos, externos y espirituales desde el superconsciente.
Cómo citar este artículo:
Medrez Flores, M. (2024). Más allá del lienzo: la psicoterapia de arte en el contexto transpersonal. Arteterapia. Proceso Creativo y Transformación, 12.