Valoración sobre los aportes a la danza y al arteterapia en la obra de Rudolf von Laban

Federico Segura [*]

En este artículo me propongo compartir algo de lo que significa el aporte de Rudolf von Laban[1] desde la danza y el movimiento hasta nuestra práctica arteterapéutica. Antes de empezar me gustaría aclarar que no soy un experto en el tema y que la obra de Laban es realmente muy vasta, como también sus aportes. A pesar de esto, considero que intentar esta síntesis de algunos conceptos tomados de su trabajo puede resultar muy enriquecedor para todos aquellos que usen las artes escénicas en su quehacer y, en general, para todo arteterapeuta. Personalmente, me resulta muy inspirador entrar en contacto con todo lo que ha manifestado, desarrollado y enseñado este gran artista.

 

El movimiento como símbolo y como lenguaje codificado socialmente

El primer concepto que me gustaría compartir es aquel de que el movimiento en el hombre resulta simbólico y puede ser codificado como un lenguaje social. Al momento en que Laban desarrolló su pensamiento, este concepto no resultaba para nada evidente, y mucho menos extendido en el ámbito científico o cultural occidental.

Observar de esta manera el movimiento permite una apertura inconmensurable a reconocer la información que comunicamos a través de él. Si bien Laban aplicó toda la profundidad del concepto, tanto a la composición en danza como a la reflexión y promoción del bienestar personal y social, hoy podemos apreciar con mayor conciencia aun el potencial del trabajo terapéutico y de transformación que operar con el movimiento como materia significa. Es decir, en tanto arteterapeutas, el concepto de que el movimiento sirve de tal manera a la investigación, expresión y comunicación humanas, nos abre una inmensa posibilidad de intervenciones profesionales en el campo social, educativo y sanitario.

 

Factores objetivos que sirven para crear con movimiento

Lo segundo que me gustaría compartir como inspiración es todo lo que Laban propone en términos de análisis objetivo del movimiento. Al describir de manera minuciosa la naturaleza del movimiento, ilumina y muestra sus infinitas vertientes, al mismo tiempo que permite operar de manera muy concreta y clara sobre él.

Para ilustrar esto me gustaría especificar solo algunos de estos factores, que además resultarán evidentemente útiles, como ya había dicho, para todo aquel que se encuentre trabajando con el movimiento como materia de creación.

 

Esfuerzo como origen del movimiento

Todo movimiento se origina en un esfuerzo del organismo. No hay movimiento sin trabajo, y mientras haya vida habrá producción de movimiento. Por lo tanto, la quietud absoluta no existe.

Este factor es muy inspirador y útil para comenzar cualquier trabajo de creación con movimiento. Proponer a las personas el uso de su propio esfuerzo de movimiento y acompañarlas en la integración de la producción espontánea de este resulta muy efectivo como punto de partida para la creación artística. Notar y hacer notar esta labor devuelve cierta subjetividad, y autoriza a la persona a integrar y crear sus movimientos.

Como ejemplo práctico de consigna surgen aquellas relacionadas con proponer un “motor” de movimiento con que dar origen a este, que puede asentarse a su vez en una parte particular del cuerpo o en su conjunto.

Todo movimiento se origina en un esfuerzo del organismo. No hay movimiento sin trabajo, y mientras haya vida habrá producción de movimiento. Por lo tanto, la quietud absoluta no existe.

 

 

El cuerpo en el espacio y la kinesfera

Nuestros cuerpos se encontrarán indefectiblemente rodeados de espacio, y entrarán en relación con este de una forma particular. La kinesfera es un concepto que describe este vínculo y que permite reconocer las posibilidades y limitaciones de nuestros movimientos, teniendo en cuenta algunas características universales de nuestros cuerpos:

  • Poseemos una orientación, indicada por el lugar hacia donde se dirige nuestro frente.
  • Poseemos una capacidad limitada de movimiento en el espacio.
  • Nuestros miembros inferiores se encargan principalmente del desplazamiento y cumplen la función de sostén.
  • Nuestros miembros superiores son los principales encargados de llevar adelante las acciones.
  • En la cabeza se sitúa el procesamiento de la mayoría de los estímulos sensoriales.
  • El centro del cuerpo alberga las principales funciones metabólicas.

El concepto del cuerpo en el espacio y su kinesfera resulta también en un gran punto de partida para consignas de creación con movimiento. Además, permite un acompañamiento al desarrollo de este.

Nuestros cuerpos se encontrarán indefectiblemente rodeados de espacio, y entrarán en relación con este de una forma particular. La kinesfera es un concepto que describe este vínculo y que permite reconocer las posibilidades y limitaciones de nuestros movimientos.

Por ejemplo, al estar creando movimientos de pie, muchas veces no aprovechamos el apoyo de nuestros pies y piernas en el piso. Esto puede resultar en un empobrecimiento de la amplitud, fuerza, control o velocidad del movimiento que deseamos proponer.

Otras veces, no tomamos dimensión del alcance del movimiento de nuestros brazos o de nuestros cuerpos a medida que nos desplazamos por el espacio. Al no registrar nuestra kinesfera podemos perder de vista que quizás debamos acomodar nuestro movimiento en función de distintos objetos presentes en el espacio, o modificar la ubicación de estos, por ejemplo, para “tener más lugar”.

 

El peso y la gravedad

Este factor es quizás uno de los más relevantes explorados por Laban. Contrario a la tendencia de liviandad y verticalidad trabajada desde la danza clásica, la danza moderna comienza a poner atención también al uso del peso como estímulo a la creación de movimiento.

La gravedad opera como uno de los principales determinantes del movimiento, indicándonos nuestro peso conjunto y el peso relativo de cada una de nuestras partes. Este factor, que se encuentra íntimamente relacionado con el del esfuerzo como origen del movimiento, inspiró en Laban la creación de varias secuencias de danza que muestran tanto el cuerpo en estado de abandono como en estado de lucha.

La integración de la caída como lugar de posibilidades creativas permitió una nueva estética en la danza y es de gran valor en nuestro trabajo arteterapéutico.

Es posible que nos encontremos en nuestra práctica con personas que pueden beneficiarse de integrar el esfuerzo y el sostén del movimiento, el rendimiento frente al peso y la gravedad. Esto, además, posee un valor simbólico relevante al tratarse del uso del arte para la transformación de situaciones problemáticas.

Laban no solo fue un técnico sino también un artista, investigador e intelectual de su época, que supo expresar con sus obras su sentimiento y visión acerca del hombre y la cultura de su época. Para él, el movimiento era un lenguaje y, como tal, una forma de expresión de la experiencia y su repercusión afectiva.

Una consigna sencilla para crear con peso podría ser la de dar pequeños saltos sin la intención de alcanzar altura, sino poniendo la atención en cómo se vuelve a tomar contacto con el piso al descender.

Agrego una pequeña nota a la descripción de este último factor, y es que la técnica de Laban es muy usada en el mundo en la enseñanza de movimiento a niños. Su pensamiento era que los niños, al inicio de su desarrollo, no están obligados a copiar a un maestro para bailar, sino que pueden explorar el movimiento desde su propia imaginación.

Nuevamente, este último concepto me permite avanzar hacia el punto final del artículo.

 

De lo técnico a lo expresivo

Como mencioné con anterioridad, Laban no solo fue un técnico sino también un artista, investigador e intelectual de su época, que supo expresar con sus obras su sentimiento y visión acerca del hombre y la cultura de su época. Para él, el movimiento era un lenguaje y, como tal, una forma de expresión de la experiencia y su repercusión afectiva.

La profundización en lo que para él era la naturaleza objetiva del cuerpo en el espacio serviría al artista para una mayor posibilidad y libertad expresiva y creativa.

Considero que su aporte al arteterapia contemporánea también está en el apoyo a la comunicación desde la interioridad, en la complejización de la experiencia humana y en la apertura de canales expresivos no tan explorados por la cultura. Su manera de enriquecer al movimiento nos permite enriquecer la capacidad comunicativa de las personas a las que nos toca acompañar.

Aliento a todos los que hayan percibido los anteriores conceptos como valiosos a incorporar el trabajo de Rudolf von Laban como parte de su cotidiana inspiración.

 


[1] Rudolf von Laban fue un coreógrafo e investigador austrohúngaro que vivió durante el siglo XX. Se lo considera uno de los padres de la danza moderna. Trabajó junto a varios artistas y pensadores europeos relevantes al campo del arte y la salud, como Pilates, Kandinsky, Jung, Freud y Nietzsche.


[*] Médico, intérprete escénico, arteterapeuta y mediador artístico por el INECAT de París.

 

Cómo citar este artículo:

Segura, F. (2022). “Valoración sobre los aportes a la danza y al arteterapia en la obra de Rudolf von Laban”. Arteterapia. Proceso Creativo y Transformación, Nº 10, pp. 45-47. Recuperado de https://arteterapiarevista.ar/