El relato autobiográfico y el acompañamiento en la escritura de no ficción: ¿quién transforma a quién?
En este artículo, la autora comparte la experiencia vivida con Liliana, quien llegó a su taller de escritura con un férreo deseo: publicar un libro. Pero no se trataba de una obra cualquiera, sino de aquella en la que había escrito sobre su hermana, fallecida de cáncer casi una década atrás.
Resumen
Liliana, una alumna de taller literario, llegó con el objetivo de publicar un libro que narraba la historia de su hermana Laura, fallecida de cáncer. Durante el proceso, surgieron desafíos de cómo transformar una escritura terapéutica en un texto literario legible, y mantener una postura crítica a pesar de lo emocionalmente complejo del proceso.
A lo largo del año, trabajamos en corregir los capítulos previamente publicados en Wattpad. Liliana compartió cómo escribir le permitió canalizar emociones que no podía expresar verbalmente, y cómo la corrección le ayudó a encontrar el verdadero significado detrás de sus palabras. La solución para un final satisfactorio fue crear un capítulo de ficción, idealizando un día feliz junto a su hermana y su familia.
El libro fue publicado por Editorial Dunken. El proceso no solo permitió un crecimiento literario del texto, sino que también brindó a Liliana un «orden emocional». La experiencia demostró que la escritura terapéutica puede sublimar emociones y generar un producto transformador en lo personal y literario.
Palabras clave: relato autobiográfico, acompañar, transformación, límites, herramientas.
“La creatividad es justamente esto: un intento alquímico de transmutar el sufrimiento en belleza. El arte en general, y la literatura en particular, son armas poderosas contra el Mal y el Dolor.”
Rosa Montero, La ridícula idea de no volver a verte
Contexto y objetivo
Liliana llegó a mis clases de escritura con un objetivo: publicar un libro. No cualquier libro, sino el relato que había escrito acerca de su hermana, Laura, que falleció de cáncer hace diez años.
En mis años de docente de taller literario me he acercado a una idea que con el tiempo se refuerza: las personas y sus sentimientos no esquivan el papel, sino que lo traspasan y subliman frente al hecho de escribir, y el rol de quien enseña también tiene que demostrar una postura neutra hacia la persona y crítica hacia un texto que se transformará en literario.
Podemos hablar de guerras en el espacio, dragones y sirenas, pero el abanico de posibilidades que abren las emociones se experimenta en cada una de las personas existentes. Podemos entender qué es el amor, el enojo, la ira, la felicidad, y encontrar las palabras para poder describirlos es una tarea que se emprende con un profundo trabajo personal. Por eso nos enamoramos de los libros, lloramos con una no ficción, entendemos por lo que está pasando el personaje de una película o, en mi caso, acercarme como nunca a esas dos hermanas y su historia.
Liliana me contó que tenía publicados todos los capítulos del libro en la plataforma Wattpad y que, al haber tenido muchos comentarios positivos, quería animarse a dar un paso más en la publicación en papel y formato digital de su obra. Al inicio, la veía llena de coraje, hermética, clara en su manera de afrontar lo que iríamos desarrollando a lo largo del camino del taller. Más adelante, cuando llegamos a uno de los capítulos difíciles, me confesó que parte de ella quería que se sepa de una negligencia médica que había sido una de las primeras fichas de dominó de la enfermedad de su hermana. Asimismo, manifestó que casi había sido el principal en su cabeza.
Le pedí que, a fines del presente trabajo, pudiera responderme algunas preguntas por mensaje. Mi primera pregunta fue: “¿Cuándo sentiste la necesidad de sentarte a escribir acerca de esta historia? ¿Cómo fue ese proceso?”. Su respuesta fue la siguiente:
“Creo que no tuve la necesidad sentida de escribir. Me pasó que no podía hablar. No podía hablar. Y que frente a los pensamientos, y a la palabra en el corazón, en la cabeza, el relato a mí misma, el autorrelato era tan macabro, doloroso, que tenía que ponerlo en algún lado. Como extirpar algo, mudar algo. Así fue como emergió o se inició el salto a la escritura2”.
Liliana no solo se narraba a sí misma, sino también a Laura, una Laura que conocí a través de sus palabras.
La habilitación de la palabra en el acto de escribir resulta clave, pero en las clases de formación literaria y de escritura es parte de su dilema. ¿Cómo alejarse de la historia personal para lograr una corrección que parte de una escritura terapéutica, pero cuyo producto final no lo es? ¿Cuál es el límite entre el material trabajado en una catarsis y el esfuerzo por lograr convertirlo un texto legible hacia un otro?
Liliana me contó que tenía publicados todos los capítulos del libro en la plataforma Wattpad y que, al haber tenido muchos comentarios positivos, quería animarse a dar un paso más en la publicación en papel y formato digital de su obra.
Actividad de escritura
Liliana comenzó las clases del taller con “todo preparado”: los capítulos listos para ser sometidos al ojo crítico de una licenciada y profesora de Letras con experiencia en corrección. Los pasamos en limpio a un Google Docs y nos pusimos manos a la obra. Por mi lado, yo me enfrentaba a algo desconocido, un relato de no ficción que narraba la pérdida del ser más querido de mi alumna. ¿Cuál era mi posición frente a esta situación? ¿Cuáles eran mis herramientas, qué me faltaba? Comencé a leer a Pennebaker y su paradigma para poder establecer límites más claros, y llegué a identificar la escritura autobiográfica como un faro:
Un ejercicio retrospectivo de un individuo sobre su vida, donde se mezclan elementos de la realidad objetiva, subjetiva e intersubjetiva, y esto es así porque cuando una persona comienza a narrarse, intervienen elementos de una realidad que al interpretarse adquieren nuevas significaciones, algunas de las cuales son construidas en el espacio simbólico social compartido por los miembros de una misma cultura (Madriz, 2004).
El año de trabajo de corrección fue complejo. El desafío mayor era poder separarme de ese dolor, para poder ayudar a Liliana a encontrar las palabras precisas que lograran contar su historia. Al hacerle la pregunta “¿Cómo fue para vos el proceso de corrección de los capítulos, sin que sea un espacio estrictamente de terapia (como podría serlo una sesión con alguien profesional de psicología)?”, mi mayor miedo se centraba en no ser estrictamente una profesional de la salud, sino de la escritura. Su respuesta fue:
“El proceso de corrección fue un reencuentro, o un encuentro de primera mano con el significado, el real significado de cada palabra. Por ejemplificar, al corregir surge la diferencia entre ‘yo creí’, que ‘yo pensé’, que ‘yo me di cuenta’, que ‘yo sentí’… esos tonos, esos matices entre término y término empiezan a aportar nuevos significados a todo el relato. Entonces en la corrección, en ese análisis personal espontáneo, al leer y decir ‘ah, no, no es que en realidad yo pensé algo, sino que descubrí’. Primero escribí, y después al leer me encontré de lleno con el real significado que quería plasmar”.
Cuando llegamos a uno de los capítulos difíciles, me confesó que parte de ella quería que se sepa de una negligencia médica que había sido una de las primeras fichas de dominó de la enfermedad de su hermana.
Luego de mucho trabajo y comprendernos, la corrección comenzó a fluir. Mi línea logró estar clara, ya que en clase no sacaríamos conclusiones de las emociones, pero sí logramos conmovernos cuando un capítulo estaba bien narrado. Encontrar las palabras justas para el relato fue un trabajo profundamente en conjunto, y en el centro protagónico, el texto sometido a la corrección literaria, pero bajo el ala de su historia personal.
El momento clave fue el final. Después de debatir durante muchas clases, no lográbamos encontrar un punto intermedio entre contar la tristeza del final de la vida de Laura, o dejar una parte inconclusa.
La solución llegó de la mano de las herramientas de la literatura: le propuse que, ya que había logrado conocer su historia y tenía más información y datos de los que efectivamente ella había elegido dejar en el papel, hiciera un final de ficción. Un capítulo que narrase una tarde en la playa, de adultas mayores, con las uñas pintadas y su familia y mascotas alrededor. Un día ideal de playa. El final fluyó como nada, y logramos encontrar en la literatura esa potencia del respeto a la historia de Laura, y la capacidad creativa de Liliana.
El libro está actualmente publicado por la Editorial Dunken, y puede conseguirse a través de su página web.
Reflexiones y conclusiones
El proceso de corrección del texto de Liliana finalizó hace algunas semanas. Estamos buscando editoriales, portadas e imágenes, así como una cuenta en Instagram donde se pueda ir volcando lo pertinente a este proyecto.
El año de trabajo de corrección fue complejo. El desafío mayor era poder separarme de ese dolor, para poder ayudar a Liliana a encontrar las palabras precisas que lograran contar su historia.
Para el trabajo, mi pregunta final fue qué sentía, en pocas palabras, al ver este trabajo terminado para compartirlo en un libro. En sus palabras:
“Siento, primero, mucha emoción y sosiego. Y orden. Orden emocional. Tranquilidad, tal vez. Y si se puede compartir, mejor aún”.
Dentro de mi reflexión encuentro que, como docente de escritura, la escritura terapéutica brinda herramientas que nos permiten poner un límite entre el alumnado y su situación emocional, sin que esto entorpezca una corrección profunda del material que traen al taller. Además, el producto final es transformador en un doble sentido, por un lado, el texto que logra ser sometido a corrección literaria crece y se nutre de las herramientas de la disciplina, y por el otro, el trabajo de revisión de las emociones plasmadas logra sublimar, en gran medida, esos momentos que se eligen escribir.
Bibliografía
Madriz, G. (2004). Quién soy, quién eres. La autobiografía en el relato de lo vivido. A Parte Rei: revista de filosofía, 31.
Vargas, C. (2021). El relato autobiográfico: narrar la experiencia como ejercicio de escritura de sí mismo y construcción social de la realidad. Revista de Filosofía, 78.
Sempel, S., Con c de Casa. Wattpad. https://www.wattpad.com/624952199-con-c-de-casa-introducci%C3%B3n
[1] Profesora de Letras (Universidad de Buenos Aires). Diplomada en Enseñanza de Español para Extranjeros (Universidad Católica Argentina). Coordinadora de talleres de literatura, poesía, análisis de cuentos y novelas para personas adultas y adolescentes.
[2] Tanto este como el resto de las transcripciones fueron enviadas por un mensaje de audio en WhatsApp. Se mantendrá el anonimato de la persona en cuestión.
Cómo citar este artículo:
Buscaglia, C. B. (2014). El relato autobiográfico y el acompañamiento en la escritura de no ficción: ¿quién transforma a quién? Arteterapia. Proceso Creativo y Transformación, 12.